Hay
que agregar que el cuerpo de académicos y de científicos que se oponen a
los transgénicos no se presentan con argumentos ideológicos o son
activistas, sino que han juntado evidencias en todo el mundo para
defender con datos su postura. El más notorio es el caso del Dr.
Seralini, quien como todos saben fue retirado de la revista Food and Toxicology,
solo después de ser desacreditado injustamente por una comunidad
pro-transgénica, por lo que fue republicado hace un par de días[4]. Vale muchísimo leer los comentarios del propio equipo de Seralini, sobre el conflicto de intereses creados por el retiro[5].
Vargas-Parada,
parece que decide ignorar este hecho, y se enfoca en un breve recuento
del recorrido legal que desató el amparo colectivo a la siembra
comercial de maíz, salvo que inexplicablemente pasa por alto, la
publicación de la Revista Proceso que retoma las denuncias constantes de
la empresa Monsanto por “falta de imparcialidad” después de que el
Magistrado Jaime Manuel Marroquín Zaleta suspendiera con base en la
medida precautoria de la propia Ley de Bioseguridad el otorgamiento de
siembra que la CIBIOGEM, la SAGARPA y la SEMARNAT ya habían autorizado[6].
Esta apelación de Monsanto apoyada por la SEMARNAT y la SAGARPA es
fundamental para demostrar el enorme conflicto de intereses y la
visibilidad del lobbie existente entre instituciones públicas y empresas
para liberar los organismos transgénicos. Tema que es imperdonable que
esté ausente cuando es uno de los argumentos que destaca la comunidad
científicas en contra de los OGM, y más aún si el título del artículo es
sobre la “escisión en la comunidad científica del país”.
El
tema de los conflictos de intereses no es nuevo, evidentemente se
ventila ante las recientes declaraciones a favor de los OGM de Fco.
Bolivar Zapata (coordinador de Ciencia de la Presidencia de la
República) y otras anteriores como las de los Soberón, una dinastía de
biólogos moleculares pro-trasngénicos enclavados en la UNAM. El caso
quizás más connotado fue el del Dr. Mario Soberón Chávez vehemente
defensor de los transgénicos quien tiene un rol de juez y parte en la
investigación sobre estos organismos[7]
o el caso de Sol Ortiz ex asistente e investigadora del INE que ganó
como premio la dirección de la CIBIOGEM por auto-refutarse y negar sus
propios datos sobre la contaminación transgénica expuesta primeramente
por Chapela y Quist.
Pero si se quiere ver un acto de manipulación que brota en lo ridículo y patético basta ver el debate sobre el tema sostenido en OnceNoticias en octubre del año pasado, donde Beatríz Xoconoxtle, del CIMESTAV presenta como “evidencia científica” de la baja productividad de los maíces nativos, un olote viejo y diminuto presentando este rastrojo como la realidad de los maíces nativos[8].
Vargas-Parada
pretende parecer neutral pero introduce argumentos de científicos a
favor de los transgénicos que increíblemente como periodista no se
auto-cuestiona "El CIMESTAV está creando una variedad llamada CIEA-9,
que requiere solo dos tercios del agua que demanda la planta normal,
esta estrategia dice Xoconostle, “es una manera de salvar muchas de
nuestras variedades locales[9]”.
Pero, si ahora los transgénicos se están diseñando para los pequeños
productores milperos –garantes y reproductores de la biodiversidad de
maíces nativos– inevitablemente con una introducción así se contaminarán
sus variedades nativas. Adicionalmente, se crea una doble perdida si al
perder su semilla nativa, los campesinos solo cuentan con variedades
que requieren menos agua en un año que supongamos puede ser de lluvia
abundante.
Los
transgénicos no están diseñados para trabajar en zonas de baja
productividad. Los estudios existentes sobre este punto muestran que la
estrategia de adaptación al cambio climático vía los transgénicos es
científicamente equivocada “los pequeños hogares campesinos del sur de
México pueden sufrir un desproporcionado impacto negativo si las
tecnologías transgénicas se privilegian como respuesta al cambio
climático”, concluye el estudio científico de Mercer, Perales y
Wainwrith en 2012[10].
Evidentemente
Vargas-Parada, retoma superficialmente el argumento de lo que
implicaría para México en términos productivos utilizar maíces
transgénicos para la alimentación, pero omite decir que este punto
proviene de una carta del prominente Dr. Schubert especialista sobre la
enfermedad de Alzheimer del Salk Institute quien mandó el texto
abierto al Presidente de la República (que sabemos que difícilmente
leerá, porque no es muy proclive a la lectura y menos en inglés) en la
que advierte varios conflictos sociales, agronómicos, alimentarios y de
riesgos a la salud ligados a los datos que él maneja después de 30 años
de experiencia como investigador[11].
Finalmente
decir, que es mejor que los científicos mexicanos del CIMESTAV estén
experimentando sus maíces transgénicos fuera de México. Todo punto de
experimentación fuera de un lugar en donde el maíz es la base de la
alimentación de la población es positivo, más aún si el país centro de
biodiversidad como lo es México. Pero sería mejor que no lo hicieran,
porque ya los argentinos tienen mucho con estar luchando con los grandes
corporativos para ahora tener que lidiar con los pequeños y ambiciosos
científicos mexicanos.
El
cierre del artículo devela el cinismo del mismo: “Xoconostle no ve un
problema con las rigurosas políticas: “Estoy feliz de que existan
estrictas exigencias regulativas que no permiten cultivar en el país los
cultivos genéticos[12]”.
Esta aseveración preocupa en lugar de tranquilizar, dado que en 2012
fue la misma Xoconostle quien alentó –en un foro organizado por la
USAID– a los soyeros chiapanecos de Tapachula para continuar la siembra
de soya transgénica a pesar de la prohibición que habían interpuesto en
un juzgado los apicultores del sur de México.
Resulta lamentable que se desaproveche un foro tan importante como es la revista Nature,
para finalmente exponer con mayor claridad los conflictos de intereses
NO científicos que hay detrás de un sector –ese sí activista– que es
financiado con fondos públicos para fomentar el avance del lobbie
biotecnológico. Desafortunadamente (o por conveniencia) la Dra. Laura
Vargas-Parada utiliza una tribuna internacional y un tema sumamente
importante para nuestro país de una forma superficial e inocua que no
provee de ningún análisis de relevancia, ni de un solo dato novedoso.
- Renzo D’Alessandroes
Doctorante en Sociología de la Universidad Paul Valery, en Montpellier,
Francia. Con el tema de tesis “Las formas indígenas de Conservación de
maíces nativos”.
[1]"GM maize splits Mexico: Legal challenge to transgenic crops has created a rift in the country’s scientific community".
[2]Ver: Chapela y Quist (2001) Transgenic DNA introgressed into traditional maize landraces in Oaxaca, Mexico en Nature. http://www.nature.com/nature/journal/v414/n6863/full/414541a.html
[3]"Almost a year after activists challenged scientists’ right to plant experimental genetically modified (GM)"
[4] Ver Seralini et al (2014) “Republished study: long-term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize” Environmental Sciences Europe 2014, 26:14 (24 June 2014) http://www.enveurope.com/content/26/1/14
[5]Seralini et al. (2014) Conflicts of interests, confidentiality and censorship in health risk assessment: the example of an herbicide and a GMO en http://www.enveurope.com/content/26/1/13
[6] Tourliere, Mathieu (2014) « Golpe a Monsanto y a sus transgénicos” Revista Proceso. Reportaje especial, Mayo. (http://www.proceso.com.mx/?p=371089
[7]Ver el video en la discusión sobre este punto: https://www.youtube.com/watch?v=JSL2x8o_4c4 )
[8]Ver el debate en https://www.youtube.com/watch?v=uXLxhmZTpi8)
[9]“CIMESTAV is improved a variety called CIEA-9, requires only two-thirds of the water needed by a normal plant. “This strategy is a way to save many of our local maize varieties," says Xoconostle”.
[10]"Smallholder
livelihoods in southern Mexico could suffer a disproportionate negative
impact if transgenic technology is privileged as a response to climate
change. Agroecological and evolutionary approaches to addressing the
effects of climate change on smallholder agriculture provides an
alternative adaptive strategy" Ver: Mercer et al, 2012 “Climate change
and the transgenic adaptation strategy: Smallholder livelihoods, and
maize landraces in Mexico” Global Environnmental Change. No. 22. http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959378012000155).
[12]"Xoconostle
does not see Mexico’s stringent policies as a problem. “I am happy we
have a strict law that regulates very precisely what we will allow to be
grown in Mexico,” she says".
http://www.alainet.org/active/75162&lang=es
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