Aunque cerró 2016 sin alzarse con la buscada nueva
Ley de Semillas, consiguió desplegar en Rojas toda la estructura de su
proyecto trunco en la provincia de Córdoba. Apunta a dominar el negocio
del maíz. Volvió a liderar la venta de glifosato y lo celebró en su
planta emblema de Zárate.
Acostumbrada a imponer sus reglas en donde pone pie, Monsanto culminó
2016 con varios sinsabores más allá de haber punteado nuevamente la
comercialización de agroquímicos como el glifosato en la Argentina.
Así, la multinacional cerró el ejercicio con reveses justo en sus dos
mayores apuestas para el corto plazo: por un lado, la resistencia
ambientalista la obligó a desarticular su proyecto de 1.500 millones de
pesos pautado para la localidad de Malvinas Argentinas, en la provincia
de Córdoba.
Por el otro –aunque aquí le quedan chances–, no logró alzarse con la
modificación en la Ley de Semillas que, entre otros aspectos, le
garantizará cobros por los derechos de uso de prácticamente toda la
soja, el maíz y el algodón que se siembran en el país.
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http://adelanto24.com/2017/01/12/en-silencio-monsanto-reacomodo-rapido-sus-fichas-en-la-argentina/
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