Tanto el T-MEC como el fallo emitido por el panel de resolución de disputas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) a favor de Estados Unidos en una controversia relacionada con la importación y el uso del maíz transgénico
están diseñados
principalmente para proteger los intereses de las corporaciones transnacionales, en lugar
de priorizar los derechos de la población mexicana o la sostenibilidad
del medio ambiente.
La controversia planteada revela una preocupación a nivel global: el riesgo que los alimentos genéticamente modificados representan para la salud humana y ambiental.
La Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País (CNSMNP) llama a las organizaciones de la sociedad civil, colectivos y a las más de 100 mil personas que han expresado su respaldo a la decisión soberana de México para proteger sus maíces nativos y soberanía alimentaria.
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