domingo, 25 de diciembre de 2016

Disruptores endocrinos: el discreto regalo del lobby de los pesticidas

La Comisión Europea presentó el pasado día 21 una propuesta para la regulación de estas sustancias químicas. Una laguna legal podría mantener miles de toneladas de los peligrosos plaguicidas en el mercado de la UE
Por Stéphane Horel, 21 de diciembre de 2016

Este artículo se publicó originalmente en el diario Le Monde el pasado 20 de diciembre

Se trata de un párrafo desconectado del texto que le precede, agregado en la parte inferior del documento en el último minuto, con una redacción farragosa e impenetrable, que hace referencia a la introducción de una excepción para aquellos productos que impiden el desarrollo de organismos nocivos. Pero dicho con palabras llanas, no es ni más ni menos que una concesión de la Comisión Europea al lobby de los plaguicidas. 

Con tres años de retraso, la Comisión Europea debe someter a votación su propuesta de regulación de los disruptores endocrinos, esas sustancias químicas capaces de interferir con el sistema hormonal de los seres vivos, incluso a dosis muy pequeñas. Se supone que esta propuesta debiera establecer una estricta normativa europea sobre plaguicidas, es decir, la del reconocimiento de los plaguicidas como disruptores endocrinos. 

Por lo tanto, se trataría de establecer los criterios que la Comisión Europea ha elaborado y que permitirían identificarlos, y posteriormente los representantes de los Estados miembro deben adoptar o rechazar. La votación tendrá lugar en el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y Seguridad Animal, después de 6 meses de negociaciones. 

Si el diablo se esconde en los detalles, ese párrafo insertado por la Comisión Europea en el último minuto es todo menos algo anecdótico. Mientras que la regulación de los plaguicidas exige la eliminación de los disruptores endocrinos del mercado, ese párrafo crea una excepción en todo un grupo de plaguicidas que tiene la particularidad de… ser disruptores endocrinos. De hecho algunos plaguicidas eliminan insectos o plantas que son considerados como plagas para los cultivos actuando sobre su sistema hormonal bloqueando su desarrollo o crecimiento. En otras palabras, se trata de plaguicidas que han sido diseñados para ser disruptores endocrinos. En lugar de utilizar estos conocimientos para identificarlos y prohibirlos, la Comisión Europea propone que se mantengan.
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