Francés especialista en apicultura afirma que las abejas pueden contaminar cultivos criollos y así afectar a agricultores nacionales
San José (Redacción).
El polen que viaja en el cuerpo de las abejas desde cultivos
transgénicos hasta otras plantaciones puede jugarle una mala pasada a
los agricultores nacionales.
Así lo advirtió hoy Gilles
Ratia, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones
Apícolas, quien vino al país para brindar su aporte al debate que genera
el permiso a la siembra de maíz genéticamente modificado en Abangares,
Guanacaste.
El
especialista calificó la experimentación con transgénicos como un
“caballo de Troya” que puede generar una potencial afectación a otros
cultivos y a la economía nacional.
Para
ejemplificar su tesis, expuso el caso de la Unión Europea, que ya
rechaza la importación de miel con más del 0,9% de polen transgénico no
certificado para el consumo humano.
A Gilles le preocupa la contaminación que pueden tener las plantas criollas por el efecto de la polinización.
En una entrevista brindada a La Nación,
la ministra de Agricultura, Gloria Abraham, explicó que la
transnacional DPL Semillas debe seguir un protocolo para evitar que eso
suceda.
Una de las medidas que debe
adoptar es la de sembrar maíz criollo en una zona de amortiguamiento de
1.000 metros a la redonda del área donde cultivará granos modificados
para su reproducción y posterior exportación.
“Deben
sembrar marcadores, maíz normal, para que en caso de que hubiera escape
de polen, pudiera ser retenido por este valladar”, indicó Abraham.
Sin
embargo, al especialista en apicultura le parece que esta medida no
tiene base científica, pues el polen escapa con las abejas y no solo con
el viento.
“Las abejas
viajan más de tres kilómetros y pueden transportar polen de maíz
transgénico a cultivos no transgénicos”, afirmó Gilles.
Empero,
Abraham recordó que desde 1994 Monsanto –empresa que ahora es propiedad
de DPL Semillas– siembra en Abangares algodón transgénico, el primer
cultivo genéticamente modificado que aprobó Costa Rica. Agregó que hasta
ahora no se han presentado casos de contaminación de los cultivos
normales de algodón en Guanacaste.
“Tenemos
20 años de tener producción de semillas de algodón y nunca ha habido un
accidente. No solamente la Comisión de Bioseguridad es muy seria, sino
que toda la supervisión y el seguimiento posterior garantizan que no
haya ningún accidente”, manifestó la jerarca.
Pese
a las afirmaciones de Abraham, una serie de organizaciones ecologistas
del país se oponen a ese tipo de cultivos en el territorio nacional e,
incluso, Abangares se declaró en el 2008 “cantón ecológico y libre de
transgénicos”.
Además,
varios diputados interpusieron una moción que aún no ha sido votada para
suspender de manera precautoria el permiso otorgado a DPL Semillas y,
además, para que se revisen los procedimientos técnicos que permitieron
la aprobación de maíz transgénico en el país.
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