Sábado, 16 de Febrero de 2013 20:22
De manera que no es una obra filantrópica de magnates sino un
proceso de expropiación de saberes indígenas y campesinos y un negocio
redondo con el monopolio de semillas y biotecnologías nocivas para el
planeta y para los seres humanos.
Carlos Slim, Bill
Gates y la Fundación Rockefeller se aprestan a inundarnos de maíz y
trigo transgénicos desde Texcoco, apenas a un ladito de Atenco.
No. No está usted
leyendo los memes de un fanático de los complots. Slim lo pregona por
Unonoticias: “Impulsan Gates y Slim investigación para impulsar
alimentos”. Más allá de sus diferencias idiosincrásicas (Gates opina que
los multimillonarios deben donar mucho dinero a fundaciones
filantrópicas, Slim opina que no), se unen en la labor de intoxicarnos
de transgenes.
Terra lo informó con una nota de la agencia Reuters: “Magnates Slim y Gates abren la chequera para mejorar maíz y trigo”.[1] Con
el lenguaje zalamero que les gusta a esos medios corporativos, llaman
todo el tiempo a los multimillonarios “filántropos” y “magnates”. Bueno,
AMLO ha dicho que Slim es el empresario más austero que ha conocido.
Ese hombre admirado por López Obrador, Carlos Slim, junto con el dueño
de Microsoft, va a “financiar el desarrollo de granos de maíz y trigo
más resistentes que garanticen la seguridad alimentaria y reduzcan la
pobreza en los países en desarrollo.” Y para ello, “inauguraron el
miércoles (13 de febrero) las nuevas instalaciones del Centro de
Investigación para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), con
sede en las afueras de la pequeña ciudad de Texcoco, al este de la
capital mexicana.”
Este hecho, dice la
nota propagandística, nos saca del siglo XX (con unos años de retraso) y
nos pone en el siglo XXI (al fin) y ¡de qué forma!: “Los nuevos
laboratorios de biociencia y bioseguridad, invernaderos, y la ampliación
y remodelación de dormitorios para investigadores, tuvo (sic, debe ser
“tuvieron”) un costo de unos 25 millones de dólares aportados por la
fundación de Slim.”
Es un hito del
“capitalismo verde” (¿recuerdan la “revolución verde” que intoxicó el
mundo con pesticidas de Monsanto?): “desarrollo (de) granos más
resistentes al clima y plagas, más nutritivos, además de capacitar con
técnicas de agricultura de conservación y sustentable.”
“El mundo necesita
cultivar más alimentos con menores aportaciones, menos tierra, menos
agua, menos mano de obra, menos fertilizantes”, dijo Lumpkin, director
general del CIMMYT.
La investigadora del
Grupo ETC Silvia Ribeiro alerta sobre la amenaza de los transgénicos
desde hace años. Entre otros muchos, en un artículo de octubre del 2007.[2]
Se trata claramente
de transgénicos: “el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el
Trigo (CIMMYT) acaba de anunciar públicamente que no sólo seguirá con el
desarrollo de trigo transgénico, sino también con el de maíz” (…) No es
demasiado sorprendente, si se tienen en cuenta los orígenes del CIMMYT y
la estrecha relación que históricamente ha mantenido tanto con agencias
del gobierno de Estados Unidos, como con la industria
agrobiotecnológica. Por ejemplo, en su propio consejo de directores hay
un representante de la Fundación Novartis, institución ”de
investigación” de una de esas cinco multinacionales.”
Se trata claramente
de biopiratería: “El CIMMYT integra la red CGIAR junto a otros 17
centros de investigación agrícola pública internacional. Basan sus
investigaciones en las más de 600 mil muestras de variedades de cultivos
básicos que han recolectado de campesinos en todo el mundo y que tienen
en sus bancos de genes. Se deben, por tanto, de hecho y de derecho, a
los campesinos que produjeron esa enorme riqueza para la alimentación de
toda la humanidad.”
Se trata claramente
de biotecnología nociva para los campesinos y para la humanidad:
“semillas híbridas que no pueden reproducirse por los propios
campesinos; mecanización de las tareas agrícolas con gran demanda de
capital; fuerte impacto en los suelos y reducción de mano de obra; uso
intensivo de agrotóxicos que han dejado un saldo terrible de
contaminación de suelos, cuencas y personas.”
Por todo ello Silvia
Ribeiro concluye: “La promoción y justificación de los transgénicos
parte de ese mismo enfoque tecnológico estrecho que sólo favorece a la
agricultura industrial y a las grandes empresa que lucran con ella. En
el caso del CIMMYT es aún más grave porque tiene su sede en México,
centro de origen del maíz, pero se ha dedicado a ignorar las demandas de
los campesinos mexicanos que consideran los transgénicos y la
contaminación transgénica como uno de los ataques más graves a las
culturas, las economías y la vida campesinas.”
De manera que no es
una obra filantrópica de magnates sino un proceso de expropiación de
saberes indígenas y campesinos y un negocio redondo con el monopolio de
semillas y biotecnologías nocivas para el planeta y para los seres
humanos.
Para conocer más
sobre la agresión al campo, y destrucción de la posibilidad de un futuro
de los mexicanos, que representa el maíz transgénico puede leer
artículos, ver videos e informarse en la Red en defensa del maíz: http://redendefensadelmaiz.net/ De hecho la agresión al maíz es uno de los ejes temáticos del Tribunal Permanente de los Pueblos Capítulo México.[3]
Para vernos en el
espejo de la tragedia argentina: destrucción del ambiente y la salud,
desplazamiento de mano de obra y consecuente desempleo, colonización por
monopolios como Monsanto y monocultivos como la soya transgénica,
subordinación del Estado a los poderes fácticos que controlan el mundo,
en este caso bajo el gobierno de la sedicente izquierdista Cristina
Kirchner (entregada a las mineras tóxicas y a Monsanto), leer La
Corporación.[4]
Para poner en
contexto la amenaza de los transgénicos junto a otras agresiones a la
naturaleza que están llevando a la especie humana al borde de la
extinción, puede leer “Salvemos a la humanidad de su extinción”.[5]
Para comprender el
fenómeno de la biopiratería como el despojo y neocolonización del siglo
XX y el siglo XXI, por el robo de los saberes de los pueblos, el
monopolio de las semillas y la guerra a la biodiversidad, el libro de
Vandana Shiva, Biopiratería: el saqueo de la naturaleza y el conocimiento.[6]
Para informase de la
importancia de las semillas, como el maíz, para la sobrevivencia de los
seres humanos, pueblos y culturas, ante la biopiratería, los
monocultivos, los transgénicos, los agrotóxicos y el nuevo colonialismo
de Slim, Gates, Monsanto, Novartis, y otros nuevos esclavistas, es
recomendable la película “Semillas de libertad”, producción de Gaia y
Biodiversidad en África, en Vimeo:http://vimeo.com/49018060
Y específicamente sobre la transnacional biopirata más grande, el documental “El mundo según Monsanto”, completo en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=LdIkq6ecQGw&feature=related
[1] Armando Tovar (Reuters), “Magnates Slim y Gates abren la chequera para mejorar maíz y trigo”, Terra, http://economia.terra.com.mx/noticias/noticia.aspx?idNoticia=201302140051_RTI_SIE91D00A
[2] Silvia Ribeiro, “La promoción de los transgénicos”, La Jornada,http://www.jornada.unam.mx/2004/10/12/031a1eco.php?origen=opinion.php&fly=1
[3][3] Tribunal Permanente Capítulo México, http://www.tppmexico.org/
[4] Darío Aranda, La Corporación, Ecoportal,http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Politica/La_Corporacion
[5] Hugo Blanco, “Salvemos a la humanidad de su extinción”, Ecoportal,http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Desarrollo_Sustentable/Salvemos_a_la_humanidad_de_su_extincion
[6] Vandana Shiva, Biopiratería: el saqueo de la naturaleza y el conocimiento, Barcelona, Icaria, 2001. Comentada en Zapateando: https://zapateando.wordpress.com/2012/12/26/la-diversidad-como-un-mal-a-eliminar-biopirateria/
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