Peter Melchett
Diciembre 31, 2012
El lobby pro- GM ha tratado de tomar el “alto terreno científico” al posicionarse como la voz de la razón y el progreso, mientras describe a sus oponentes como poco sofisticados temerosos de la ciencia (“anti- ciencia”). Peter Melchett da una mordaz respuesta, y paga con la misma moneda
Poderosas fuerzas de
la sociedad occidental han estado promoviendo la ingeniería genética
(ahora generalmente llamada modificación genética- GM) en los cultivos
agrícolas desde mediados de la década de los 90s. Han incluido a muchos
gobiernos, en particular aquellos de USA y UK, individuos poderosos de
la política como George Bush y Tony Blair, entes científicos como la
Royal Society de UK, concejos de investigación, principales científicos
del Gobierno de UK, muchos científicos individuales, y corporaciones que
venden productos GM. Han ignorado los puntos de vista de ciudadanos, y
la mayoría de las ventas de alimentos GM han confiado en el secretismo –
negando a los consumidores la información sobre lo que están comprando
(20 estados de USA están actualmente envueltos en feroces batallas sobre
el etiquetado de alimentos GM, enérgicamente confrontados por
Monsanto). Peor, han promovido consistentemente los GM en maneras que no
sólo no son científicas, sino que también han sido confirmas como
dañinas para la integridad de la ciencia.
Este es, por
supuesto, un argumento generalmente dirigido a aquellos que, como yo, se
oponen a las cosechas GM. Somos acusados de ser “anti- ciencia”,
emocionales e irracionales, y, más recientemente, acusados de ser tan
malos como los “quemadores de libros Nazis” por el presidente de la
National Farmers’ Union. Esta crítica ha sido efectiva al enmarcar el
debate de las cosechas GM en los medios de UK, donde el conflicto sobre
los GM es rutinariamente presentado como un debate entre aquellos que
son pro y aquellos que son anti- ciencia. Esto es reforzado por el hecho
de que aquellos seleccionados para hablar a favor de los GM son
científicos (aunque a menudo contratados por compañías GM, o que reciben
fondos para trabajar en cosechas GM), y aquellos seleccionados para
oponerse a las cosechas GM son a menudo ambientalistas, agricultores o
ciudadanos preocupados por la seguridad de los alimentos que consumen.
Los científicos que son críticos de las cosechas GM casi nunca son
entrevistados por los medios.
Esta caracterización
que aquellos que se oponen a los GM son anti- ciencia siempre ha
ignorado que ONGs preocupadas del tema en Europa, como Greenpeace,
Friends of the Earth y la Soil Association, son firmes partidarios de la
ciencia, tienen a científicos trabajando para ellos, y lanzan campañas
para combatir los problemas que sólo son identificables a través de la
investigación científica, como el agotamiento de la capa de ozono y el
cambio climático. La gente que se opone a los GM, incluyendo
agricultores y ambientalistas, a menudo poseen calificaciones
profesionales o científicas, y son muy bien versados en las disciplinas
científicas que afectan a la agricultura. Esto no ha impedido a los
partidarios de las cosechas GM en tachar a esta gente de fanáticos
irracionales, emocionales y anti- ciencia.
Esta caracterización
también ignora el hecho de que la mayoría de las organizaciones e
individuos que se oponen a las cosechas GM no se oponen al uso de
tecnología GM en medicina, ni en la crianza de cosechas por medio de
selección asistida de marcadores (MAS), la cual se basa en conocimientos
científicos del genoma de la planta. Si este en verdad fuera un caso de
ser “anti- ciencia”, ¿cómo podríamos aprobar el uso de tecnología GM en
medicina o la crianza de cosechas por medio de MAS?
De hecho, la ciencia
básica que atañe las complejidades de la organización de genes y su
función, sugiere que la crianza natural, a menudo argumentada junto a la
biotecnología no GM como el MAS, es una forma mucho más productiva y
poderosa para avanzar en el mejoramiento de cultivos. La crianza natural
y el MAS no solo preserva el orden y función de los genes, sino que
también permite los sistemas de genes múltiples, que confieren
propiedades deseables como más producción, resistencia a las pestes y
enfermedades; y tolerancia a las sequías, salinidad e inundaciones; y de
ser rápida y relativamente barata de aplicar en las cosechas- algo que
sólo es un sueño distante para los tecnólogos de cosechas GM.
Debería mencionar
brevemente un interés personal en relación entre las cosechas GM y la
ciencia. Fui uno de los 28 voluntarios de Greenpeace quienes en 1999
eliminaron parte de una cosecha GM criada en Norfolk, como parte de un
estudio de campo de 5 años para investigar el impacto relativo de las
cosechas GM y no GM en la vida salvaje ganadera. Aquellos que tratamos
de remover esa cosecha fuimos acusados de vandalismo, de arruinar la
cosecha, y de ser anti- ciencia. En términos legales, fuimos acusados de
daños criminales.
En concordancia con,
creo, todos los científicos, pienso que debiera haber límites sobre qué
experimentos pueden hacer los científicos. Así como en la ley general
hay comités éticos para proteger a la gente de investigaciones
potencialmente innecesarias o dañinas, y UK tiene controles estrictos
(pero no lo suficiente) sobre el uso de animales en investigaciones.
Pero no hay comités éticos para proteger al ambiente o los intereses de
agricultores no GM. Creo que las pruebas de cultivos GM basadas en
agricultura son una amenaza para ambas, y es por eso que yo y otros
tratamos de eliminar esa cosecha GM. El jurado estuvo de acuerdo con
nosotros, y todos recibimos una sentencia de no culpables de daños
criminales, se encontró que lo que hicimos fue legalmente justificable,
no fue vandalismo.
El hecho de que el
marco del debate sobre el uso de la tecnología GM en agricultura entre
los pro y los anti ciencia haya sido exitoso, no lo convierte en
correcto. De hecho, son aquellos que promueven las cosechas GM los que
han abusado rutinariamente de la ciencia, ignorado los principios
básicos de la investigación y prueba científica, y han atacado sin
descanso a sus colegas científicos que no estén de acuerdo con su línea
pro- GM. En hacer esto han mal usado, abusado y devaluado a la ciencia.
Si la gente tiene menos respeto por la ciencia ahora que en el pasado,
yo responsabilizo al lobby pro- GM. Ellos han hecho un daño real a la
integridad y a la independencia de la ciencia.
He aquí la evidencia en la que baso esta acusación.
El primer pecado
Los científicos pro
GM han cometido el error de confundir la oposición de sus adversarios a
los productos comerciales (cosechas GM) con oposición a la ciencia. Como
mostraré, aquellos que se oponen a las cosechas GM tienen un
entendimiento diferente, y a mi modo de ver, más certero de la ciencia
subyacente. Pero las semillas de soya GM no son “ciencia”- son un
producto comercial.
Estos productos
tienen impactos en el mundo real. Por ejemplo, son usados para alterar
la relación entre los agricultores y los productores de semillas,
impidiendo que los agricultores guarden su propia semilla. Una vez que
se haya cultivado una variedad de semilla GM, la contaminación hace
difícil que el agricultor revierta a cosechas no GM, así que las
cosechas GM atan al agricultor en relaciones de largo plazo con los
productores de semillas. Esto permite a estas compañías ejercer un
considerable poder sobre el costo de insumos de los agricultores (tanto
como hacen los minoristas sobre los precios que reciben los agricultores
por sus productos). Ahora está claro que las cosechas GM existentes han
parido malezas resistentes a herbicidas y pestes resistentes a
insecticidas. Esto ha llevado a más uso de más mezclas complejas de
pesticidas para controlar estas pestes. Como resultado, la introducción
de la mayoría de las cosechas GM lleva a un alto incremento en el uso de
pesticidas, en oposición al declive predicho por la industria GM.
Los rasgos GM pueden
ser traspasados al cruzarse con parientes silvestres de la cosecha, y el
insecticida en las cosechas GM Bt puede destruir hongos beneficiosos
del suelo. Las cosechas GM tienen un impacto ambiental negativo, como lo
demostró el programa de investigación científica del Gobierno de UK (
Farm Scale Evaluations), al cual me opuse.
El oponerse a las
cosechas GM por todas o cualquiera de estas razones no es “anti-
ciencia”. Por el contrario, los que se oponen a los GM usan evidencia
científica y citan las consecuencias prácticas de criar cultivos GM como
argumento en contra del uso de esta tecnología agrícola en particular.
El segundo pecado
Los que apoyan los GM
cometen el error de asumir que el increíble avance científico de
desentrañar la estructura y la función del ADN, y el descubrimiento de
las enzimas manipuladoras de ADN (lo que llevó al desarrollo de la
tecnología de ingeniería genética aplicada a las cosechas), estaba
basado en un completo entendimiento de cómo funcionan los genes. Como
demuestra la historia de la ciencia, muchos grandes avances científicos
inicialmente parecían resolver un problema de larga data. Pero a medida
que la investigación avanzaba, frecuente es el caso que el nuevo avance
conlleva un sin fin de nuevas interrogantes y áreas de investigación.
Aquellos de nosotros que amamos la ciencia vemos con fascinación esta
característica.
Pero las compañías
que desarrollaban cosechas GM basaron sus ideas en un modelo
excesivamente simplista del control de la expresión de genes, y se
convencieron que estaban lidiando con un proceso sencillo- de ahí su
decisión inicial de llamar a la tecnología de alterar cultivos
“ingeniería genética”. Creían que cada gen tenía una función singular,
única e independiente, y que mover un gen de una planta o animal a otro
permitiría que el gen expresara esa función en particular, donde y como
quiera que fuera localizado.
Incluso allá a
mediados de los 90s, algunos científicos decían que los genetistas pro
GM estaban simplificando en exceso la expresión de genes. Destacaron que
los genetistas estaban ignorando las relaciones que los genes tienen
con otros genes, y las relaciones que tienen los grupos de genes con
otros grupos en el ADN de un organismo. También destacaron que los
genetistas estaban ignorando otros factores que afectan la regulación de
la expresión de un gen.
Ahora sabemos que
estos científicos estaban en lo cierto, y que la expresión de los genes
es más compleja de lo que se suponía inicialmente. La organización
genética dentro de un genoma no es al azar. Los genes tienden a estar
agrupados en unidades coordinadamente funcionales, y el control de la
expresión es mucho más complejo de lo que se suponía inicialmente. La
emergente ciencia de la epigenética ha demostrado que, por ejemplo, las
ratas con ADN idéntico pueden resultar en variaciones extremas, entre
animales propensos a la enfermedad u obesos, y animales sanos y en
forma, simplemente a raíz del impacto que tienen los insumos dietarios y
la exposiciones ambientales químicas en sus mecanismos de control de
ADN durante el embarazo. Muchos casos científicos para la tecnología de
cultivos GM está basado en la grosera visión – extremadamente simplista-
que los genes funcionan como unidades aisladas de información, lo que
ahora sabemos que no es correcto.
Una consecuencia de
este efecto disruptivo del proceso de transformación GM es que puede
afectar negativamente el rendimiento de la cosecha (por ejemplo, la
“productividad arrastrada” que se ve con la soya GM). Otra consecuencia
es la producción de toxinas y alergénicos nuevos, así como también la
destrucción del valor nutritivo.
El tercer pecado
En vez de alentar los
nuevos descubrimientos científicos en esta área, los muchos científicos
involucrados en promover la tecnología GM han encontrado innumerables
formas de esconder o ignorar el hecho de que los procesos que promueven
son mucho más complejos de lo que declaran.
Por ejemplo, la
transferencia de genes (generalmente al azar) de una planta a otra es un
proceso mucho más incierto, inestable y disruptivo de lo que se pensaba
originalmente. Con el fin de evitar las costosas pruebas de seguridad
de estos nuevos alimentos derivados de esta nueva tecnología, que además
tomaban mucho tiempo, la Organisation for Economic Cooperation and
Development (OECD) – una institución que se dice devota a la salud
pública, pero facilitadora del comercio internacional- acuñó el concepto
de “equivalencia substancial”. Este asume que si los análisis químicos
relativamente simples de, por ejemplo, una proteína, carbohidratos,
vitaminas y minerales de maíz GM encuentra valores que también se
encuentran dentro del rango de las variedades de maíz no GM, entonces el
maíz GM es considerado indistinguible de, y por lo tanto tan seguro
como, el maíz no GM.
La equivalencia
substancial fue usada para negar la necesidad de cualquier estudio de
seguridad biológico o toxicológico de alimentos GM, ya que ahora se
asumía que los alimentos GM eran lo mismo que los alimentos equivalentes
que la gente había estado consumiendo por cientos de años. Esta fue una
decisión comercial y política, tomada en consulta con, y en nombre de,
un pequeño número de grandes corporaciones GM. No tuvo nada que ver con
ciencia. Ahora sabemos que fue rechazada por algunos científicos de la
US Federal Drug Administration (FDA), pero fue aprobada bajo presión de
los designados políticos de la FDA. El mismo enfoque se ha repetido en
muchos países, aunque algunos se muestran ahora menos entusiastas, y la
Unión Europea evita usar el término “equivalencia substancial”,
redefiniéndolo como el proceso de “seguridad comparativa”. Sin embargo,
los que apoyan el concepto europeo de “seguridad comparativa” admiten
que su significado es el mismo que el de “equivalencia substancial”.
Un número cada vez
mayor de pruebas biológicas detalladas se han llevado a cabo, comparando
las cosechas GM con su equivalente no GM. No sólo fijándose en los
valores brutos, sino que en el espectro de diferentes tipos de proteínas
y otros componentes bioquímicos. Estos estudios, aunque bajo en número,
claramente muestran diferencias mayores entre las plantas GM y no GM,
demostrando que no son equivalentes substancialmente. La ciencia
invalida el uso de equivalencia substancial para evaluar la seguridad de
cosechas y alimentos GM, pero aun es usado en USA y forma la base de
las evaluaciones de seguridad de las cosechas GM en Europa, y en el
resto del mundo.
Aun no existe un
requerimiento, en ningún país del mundo, que evalúe los alimentos GM a
largo plazo o de por vida en ensayos de alimentación en animales.
Tampoco hay requerimiento alguno para evaluar el consumo de alimentos GM
por varias generaciones de ratas o cobayas, para ver si hay algún
impacto identificable. Así que no existe requerimiento regulador para
pruebas de alimentos GM para ver si son seguros para el consumo humano.
En respuesta, se
declara que la mayoría de la crianza de plantas no GM involucra
mutagénesis química o radiológica, y por lo tanto, es igual de
amenazante que la crianza de cosechas GM, por lo que no sería adecuado
aplicar controles extra sobre cosechas y alimentos GM. Es cierto que la
crianza de cosechas por mutación inducida por química o radiación es
altamente mutagénica. Pero hay una buena razón por la que no es
ampliamente usada – produce una inmensa proporción de plantas enfermas y
deformes. De hecho, algunos científicos han hecho un llamado para que
las plantas producidas por crianza de mutación sean probadas de la misma
forma que las cosechas GM.
Es más, existe una
posibilidad de que haya características del proceso mismo de GM que
pueden afectar el genoma que no es posible que pase en la crianza de
cultivos no GM. Y la GM permite que un gen sea insertado en productos
alimenticios radicalmente diferentes. Por ejemplo, en el caso de
reacciones alérgicas, los individuos afectados ya no podían simplemente
evitar los alimentos que les produjeran alergia, ya que la crianza de
cosechas GM permitiría la inserción de una proteína tóxica, alergénica o
sensibilizadora en cualquier alimento, sin etiquetas de advertencia.
El cuarto pecado
Mientras que un
resultado de la adopción de la interpretación de USA del poco científico
concepto de la “equivalencia substancial” era desalentar estudios
científicos sobre el impacto de consumir alimentos GM, en práctica, las
corporaciones de GM trataron de asegurarse de que no se pudiera hacer
estudio alguno por parte de científicos independientes. Como dijo una
columna en Scientific American en agosto del 2009:
“Es imposible
verificar que las cosechas genéticamente manipuladas se comportan como
han sido promocionadas. Esto es porque las corporaciones de agrotech se
han dado el poder de veto sobre el trabajo de investigadores
independientes… La investigación de semillas GM es publicada, por
supuesto. Pero solo ven la luz del día estudios que las compañías
semilleras han aprobado en un Journal revisado por sus pares. En un
número de casos, los experimentos que tenían el implícito permiso de las
compañías semilleras, fueron después bloqueados de publicarse debido a
sus resultados poco halagadores… Sería lo suficientemente aterrador si
cualquier otro tipo de corporación fuera capaz de impedir la
investigación independiente de sus mercancías y reportar sus hallazgos…
pero cuando se impide que los científicos examinen los ingredientes
crudos de nuestro suministro de alimentos, o de testear el material
fitogeno que cubre una inmensa porción de la tierra agrícola del país,
las restricciones sobre la libre indagación se vuelven peligrosas.”
Una de las
consecuencias de esta determinación de frenar el trabajo de la ciencia
cuando de investigación de cosechas GM se trata, es que numerosos
científicos pro GM han caído en la poca científica trampa de declarar
que gracias a que los alimentos GM han sido consumidos por millones de
personas por varios años, son claramente “seguros”. Como la mayoría de
los alimentos GM han sido consumidos en USA, desde el periodo en que
fueron producidos, USA ha sufrido un catastrófico incremento en los
problemas de salud relacionados con la dieta, y estos mismos científicos
podrían declarar que los alimentos GM son extraordinariamente dañinos
para la salud humana. Ya que no ha habido etiquetado de alimentos GM en
USA, no ha habido monitoreo post- comercialización, ni tampoco una
investigación epidemiológica, simplemente no sabemos. Pero declarar que
la ausencia de evidencia de daño de los alientos GM significa que haya
evidencia de que son seguros, cuando no se ha hecho ninguno de los
estudios necesarios, muestra una omisión intencional de principios
científicos básicos.
El quinto pecado
Aunque los estudios
apropiados son difíciles de hacer debido a problemas con la obtención de
muestras de material GM, algunos estudios se han hecho, concentrándose
en el impacto de dietas GM en animales. Es preocupante que estos
estudios, hechos por científicos independientes, muestran efectos
negativos a la salud.
El primero y más
conocido de estos estudios fue hecho en Escocia por el Dr Arpad Pusztai.
Su estudio, y otros que han sido llevados a cabo después, sugieren que
impactos adversos eran causados a sistemas de múltiples órganos en los
animales. Ninguno de estos estudios puede declarar ser concluyente, y la
mayoría no contaba con un financiamiento adecuado, pero muestran
evidencia del daño potencial que los científicos involucrados llaman a
ser investigados en más profundidad. Todos los científicos han sido
atacados sin cesar por científicos pro GM.
La reevaluación por
parte de científicos independientes de datos obtenidos a partir de
estudios de alimentación propios de la industria de cultivos GM en
animales, también muestran claros signos de toxicidad. Los órganos
consistentemente afectados son el hígado y el riñón, los dos órganos
principales encargados de la desintoxicación, con efectos adversos
observados también en el corazón, glándulas adrenales, bazo, y células
sanguíneas.
Lo que se necesita
son estudios de alimentación en animales a largo plazo y de por vida
para ver los efectos de consumir alimentos GM en un período extenso de
tiempo- reflejando la exposición real de los humanos. Es más, se
necesitan estudios multigeneracionales para ver los efectos sobre la
reproducción y las futuras generaciones. Dichos estudios son
obligatorios para pesticidas y drogas farmacéuticas, pero no para
alimentos GM – incluso cuando la exposición es mucho más a largo plazo
para los alimentos que para un pesticida o una droga.
Una de las grandes
cosas de la ciencia es que, por lo menos en teoría, no debería estar
sujeta a los caprichos de los que ocupan el poder o de los que tengan
dinero. Cualquiera que haga una declaración sobre la base de evidencia
científica debiera publicar su evidencia de una forma que permita a
muchos otros científicos repetir el experimento, y probar si están
correctos o equivocados. Algunas de las organizaciones más poderosas y
lucrativas del mundo atacaron al Dr Pusztai y a su trabajo,
particularmente la UK Royal Society. Sin embargo, para su vergüenza,
ninguno de esos críticos ha sido capaz de hacer lo que cualquier
estudiante que aprende el método científico haría como primer paso:
repetir el experimento. Un experimento puede ser replicado con cualquier
modificación que, a los ojos del crítico, hicieran del estudio
aceptable.
El trabajo hecho por
un joven científico ruso, y por científicos austriacos, ha sido atacado
de la misma manera, y no se han hecho esfuerzos para repetir aquellos
experimentos, y poder así justificar sus ataques. Estos ataques
personales han sido acompañados a veces de amenazas de pérdida de empleo
o financiamiento (como fue el caso del Dr Pusztai). Pero ni una sola
vez en todo el mundo ha habido un cuerpo científico GM o compañía GM que
responda a un estudio que no le gustó haciendo lo que cualquiera que se
preocupe de la ciencia haría- repetir el experimento.
El sexto pecado
Una respuesta a estas
críticas venidas de científicos pro GM es declarar que sí hay un
régimen regulatorio riguroso y científico, por ejemplo en USA y la UE,
que prueba que las cosechas GM son seguras. El régimen regulatorio para
cultivos GM no está basado en la ciencia, sino que en información
selectiva de corporaciones GM. Y dada la necesidad de la
confidencialidad comercial, no todas las investigaciones que las
corporaciones entregan a los reguladores son publicadas.
El standard de oro de
la ciencia es la investigación revisada por sus pares y publicada. La
publicación abierta es fundamental para la integridad de la ciencia, y
es un pre requisito para otro principio de oro bajo el cual descansan
los científicos: las conclusiones siempre pueden ser probadas al repetir
el experimento. En el área de cultivos GM, como en algunas otras, la
declarada regulación “científica” está basada sobre una perversión de la
ciencia – información corporativa secreta y probablemente muy selectiva
(ya que no hay requerimiento de publicar o incluso enlistar las
investigaciones).
Los investigadores
independientes y ONGs como Greenpeace han tenido que recurrir a órdenes
legales (bajo las leyes de libertad de información de la UE) para
obtener acceso a estudios corporativos antes secretos. La reevaluación
de los datos duros de la industria muestran que los científicos
selectivamente estudiaban solo pocas cuestiones, e interpretaban la
pequeña evidencia que tenían para favorecer los intereses corporativos.
Eran evidentes las fallas mayores en el diseño experimental, lo que
servía para enmascarar más que revelar los efectos de transformación de
los GM. Sin embargo, estos cortos estudios, de 90 días de alimentar a
ratas, sí mostraron claros signos de toxicidad GM comparados con
alimento equivalente no GM. Si dicha toxicidad era evidente luego de
solo 90 días, entonces claramente un estudio de toda la vida de la rata
(2 años) se necesitaba con urgencia.
El séptimo pecado
Casi todas las
declaraciones hechas por los partidarios de la tecnología de cultivos GM
son declaraciones sobre los beneficios que la tecnología GM tendrá en
el futuro. Este no es un fenómeno nuevo – dichas declaraciones se hacían
ya a fines de la década de los 90, cuando los cultivos GM fueron
introducidos por primera vez. Las declaraciones como que las cosechas GM
terminarían con el hambre en el mundo, o producirían cosechas
resistentes a las sequías, o con fijación de nitrógeno, o ricas en
nutrientes, no son ciencia, sino que profecía.
El lobby pro GM y los
medios tratan estas declaraciones como si fueran ciencia, pero ninguna
de ellas está basada en evidencia científica. Son opiniones, no ciencia,
a menudo expresadas por corporaciones o científicos con un fuerte
interés financiero de por medio.
Para resumir:
primero, el lobby pro GM ha deliberadamente confundido la oposición de
productos comerciales específicos, en este caso cultivos GM, con
oposición a la ciencia.
Segundo, el lobby
pro GM ha fracasado en reconocer el entendimiento cada vez mayor de la
expresión de genes. Han ignorado nuevos desarrollos en la ciencia que
han añadido complejidad e incertidumbre a lo que fue tempranamente
asumido como un proceso simple.
Tercero, el lobby pro
GM ha inventado e interpretado el seudo y anti científico concepto de
la equivalencia substancial, y luego la han defendido como si tuviera
algún mérito científico, que no tiene
Cuarto, el lobby pro
GM ha impedido deliberadamente la investigación independiente sobre la
seguridad de los alimentos GM, al negar a los científicos las muestras
que se requieren para hacer dicho trabajo, y después ha declarado que
hay evidencia sobre la seguridad de consumir alimentos GM, confundiendo
la ausencia de evidencia de daño con la evidencia de seguridad.
Quinto, el número
relativamente pequeño pero creciente de estudios científicos que se
concentran en las consecuencias a la salud a largo plazo del consumo de
alimentos GM ha elevado un sólido terreno para la preocupación. Pero en
vez de seguir los principios científicos y repetir los experimentos en
disputa, el lobby pro GM solo ha atacado la investigación y la
integridad de los científicos involucrados.
Sexto, el lobby pro
GM ha declarado que los regímenes regulatorios para los cultivos GM en
USA y la UE proveen pruebas científicas suficientes sobre la seguridad
de las cosechas GM, mientras que, de hecho, estos regímenes regulatorios
solo confían en información corporativa limitada, no ciencia. Cuando
aparecen los problemas en estos limitados estudios corporativos, son
ignorados.
Séptimo, el lobby pro
GM presenta declaraciones sin fin sobre los beneficios futuros y el
comportamiento de cultivos GM como si estos fueran ciencia en vez de
profecías. Cuando se escriba la historia de los cambios en el
entendimiento y confianza pública en la ciencia, creo que el mal uso y
abuso del lobby pro GM sobre la ciencia será visto como de un impacto
aterrador. Esta gente, organizaciones y corporaciones han sido
responsables, en parte por lo menos, del triste declive del
entendimiento público así como en la confianza en la ciencia y en la
evidencia científica.
Peter Melchett es Director de Políticas de la Soil Association.
Gracias a:
Claire Robinson, GMWatch; Profesor Andy Stirling, University of Sussex;
Profesor Erik Millstone, University of Sussex; y Dr Michael Antoniou,
King’s College London School of Medicine, por sus comentarios sobre el
borrador de este artículo.
Este
artículo fue originalmente publicado en Mother Earth, el journal de la
Soil Association de políticas y pensamiento orgánico.
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