Las reservas hacia transgénicos se basan en evidencia científica
Jaime E. García González
12:00 a.m.
13/02/2013
En fecha reciente, don Jorge Guardia
se arriesgó a escribir un comentario sobre el tema de los alimentos y
cultivos genéticamente alterados (transgénicos), sobre el cual me
parece importante hacer un par de anotaciones.
En primer lugar, hay que
indicar que la intención de crear un “supermaíz” solo está en la
imaginación de los promotores que intentan crear un “mundo feliz” con
este tipo de invenciones, así como en la de los autores de novelas y
películas de ciencia ficción. Su tolerancia a un par de herbicidas,
entre ellos al cuestionado glifosato
, así como a dos larvas de insectos, no es suficiente como para darle
este calificativo. Evidentemente, como se puede corroborar en el video El mundo según Monsanto, estos inventos no tienen nada de santos.
Las personas que tenemos reservas a este tipo de alimentos y cultivos genéticamente alterados
, lo hacemos basados en evidencias científicas, informes de
instituciones de reconocido prestigio, como la Organización Mundial de
la Salud (OMS), y los hechos negativos acaecidos en los pocos países que
han sido engatusados con falsas promesas y cantos de sirena.
La
opinión un tanto peyorativa y burlona del señor Guardia sobre la
cultura campesina y maicera, no merece ningún comentario. Por lo visto,
el desprecio por sus raíces es patente (“literalmente”).
Posteriormente,
el articulista se limita a repetir las promesas incumplidas de las
corporaciones involucradas en este negocio, sin evidenciar los impactos
negativos (ambientales, sociales y económicos) que han venido dándose
desde su liberación. Así como consultó Wikipedia para saber que un
transgénico es un organismo artificial y repetir los cuentos chinos que
promueven los promotores de estas invenciones, bien pudo informarse
sobre los problemas que vienen causando en estos países que han caído en
la trampa
, así como diversos tipos de prohibiciones y restricciones que han
impuesto numerosas regiones y países a este tipo de cultivos. En nuestro
país ya son poco más de 20 los concejos municipales, de todas las
provincias, que han tomado la sabia decisión de declararse como cantones
libres de cultivos transgénicos.
Por
razones obvias, corporaciones como Monsanto nunca reconocerán los
estudios neutrales que han venido demostrando las deficiencias de estos
organismos artificiales. De igual manera, nunca enseñarán los resultados
negativos que trascienden de sus investigaciones, dado que esta
información se maneja como secreto industrial o comercial, siendo en
ocasiones “maquillada” para lograr sus autorizaciones. El pasado de
estas corporaciones así lo demuestra, y no hay nada que haga ver que
ahora actuarán de una manera distinta.
Este
no es un tema para tomar decisiones “ciñéndose las enaguas” y evadiendo
la comparecencia que tenía ante la Comisión Permanente Especial de
Ambiente de la Asamblea Legislativa para tratar este asunto, sino con
base en argumentos válidos. No debería ser un asunto de imponer
posiciones de fuerza, sino de abrir diálogos transparentes.
No
hay que tener “formación científica” en economía para saber si a uno le
alcanza el salario para cubrir sus necesidades. De igual forma, tampoco
se necesita ser un biotecnólogo para tener una opinión razonada sobre
este tema, conociendo los hechos que están sucediendo.
Falta de transparencia. Don
Jorge piensa que los organismos gubernamentales relacionados con esta
materia, tanto aquí como en otros países, están haciendo bien las cosas.
Lamentablemente, esto no es así. Alrededor de este tema, hay poca
transparencia. En lo personal, solicité, desde el 2011, en al menos
siete ocasiones diferentes, información sobre la ubicación exacta de
las fincas donde se han dado permisos para la siembra de transgénicos y,
a la fecha, no me han facilitado esta información dado que a su juicio
esta información “es de la esfera privada” (DPE.057.11 del 8/4/11).
De
igual manera, he solicitado una copia de los dictámenes dados por cada
uno de los integrantes de la Comisión Técnica de Bioseguridad
justificando su aprobación a los permisos de siembra de maíz
transgénicos sin que a la fecha los haya recibido. ¿Serán acaso también
“de la esfera privada”? ¿Habrá que interponer un recurso de amparo, como
he tenido que hacer en otras ocasiones, para conseguir esta
información? Por todo lo expuesto, me parece que es necesario estar “en
guardia” para que no nos metan gato por liebre, como ha sucedido en
otros países.
Jaime E. García González Red de Coordinación en Biodiversidad, profesor catedrático, UNED y UCR, biodiversidadcr@gmail.com
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