lunes, 18 de febrero de 2013

En guardia con los transgénicos

Las reservas hacia transgénicos se basan en evidencia científica

Jaime E. García González 12:00 a.m. 13/02/2013
En fecha reciente, don Jorge Guardia se arriesgó a escribir un comentario sobre el tema de los alimentos y cultivos genéticamente alterados (transgénicos), sobre el cual me parece importante hacer un par de anotaciones.
En primer lugar, hay que indicar que la intención de crear un “supermaíz” solo está en la imaginación de los promotores que intentan crear un “mundo feliz” con este tipo de invenciones, así como en la de los autores de novelas y películas de ciencia ficción. Su tolerancia a un par de herbicidas, entre ellos al cuestionado glifosato , así como a dos larvas de insectos, no es suficiente como para darle este calificativo. Evidentemente, como se puede corroborar en el video El mundo según Monsanto, estos inventos no tienen nada de santos.

Las personas que tenemos reservas a este tipo de alimentos y cultivos genéticamente alterados , lo hacemos basados en evidencias científicas, informes de instituciones de reconocido prestigio, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), y los hechos negativos acaecidos en los pocos países que han sido engatusados con falsas promesas y cantos de sirena.

La opinión un tanto peyorativa y burlona del señor Guardia sobre la cultura campesina y maicera, no merece ningún comentario. Por lo visto, el desprecio por sus raíces es patente (“literalmente”).

Posteriormente, el articulista se limita a repetir las promesas incumplidas de las corporaciones involucradas en este negocio, sin evidenciar los impactos negativos (ambientales, sociales y económicos) que han venido dándose desde su liberación. Así como consultó Wikipedia para saber que un transgénico es un organismo artificial y repetir los cuentos chinos que promueven los promotores de estas invenciones, bien pudo informarse sobre los problemas que vienen causando en estos países que han caído en la trampa , así como diversos tipos de prohibiciones y restricciones que han impuesto numerosas regiones y países a este tipo de cultivos. En nuestro país ya son poco más de 20 los concejos municipales, de todas las provincias, que han tomado la sabia decisión de declararse como cantones libres de cultivos transgénicos. 

Por razones obvias, corporaciones como Monsanto nunca reconocerán los estudios neutrales que han venido demostrando las deficiencias de estos organismos artificiales. De igual manera, nunca enseñarán los resultados negativos que trascienden de sus investigaciones, dado que esta información se maneja como secreto industrial o comercial, siendo en ocasiones “maquillada” para lograr sus autorizaciones. El pasado de estas corporaciones así lo demuestra, y no hay nada que haga ver que ahora actuarán de una manera distinta.

Este no es un tema para tomar decisiones “ciñéndose las enaguas” y evadiendo la comparecencia que tenía ante la Comisión Permanente Especial de Ambiente de la Asamblea Legislativa para tratar este asunto, sino con base en argumentos válidos. No debería ser un asunto de imponer posiciones de fuerza, sino de abrir diálogos transparentes. 

No hay que tener “formación científica” en economía para saber si a uno le alcanza el salario para cubrir sus necesidades. De igual forma, tampoco se necesita ser un biotecnólogo para tener una opinión razonada sobre este tema, conociendo los hechos que están sucediendo.

Falta de transparencia. Don Jorge piensa que los organismos gubernamentales relacionados con esta materia, tanto aquí como en otros países, están haciendo bien las cosas. Lamentablemente, esto no es así. Alrededor de este tema, hay poca transparencia. En lo personal, solicité, desde el 2011, en al menos siete ocasiones diferentes, información sobre la ubicación exacta de las fincas donde se han dado permisos para la siembra de transgénicos y, a la fecha, no me han facilitado esta información dado que a su juicio esta información “es de la esfera privada” (DPE.057.11 del 8/4/11). 

De igual manera, he solicitado una copia de los dictámenes dados por cada uno de los integrantes de la Comisión Técnica de Bioseguridad justificando su aprobación a los permisos de siembra de maíz transgénicos sin que a la fecha los haya recibido. ¿Serán acaso también “de la esfera privada”? ¿Habrá que interponer un recurso de amparo, como he tenido que hacer en otras ocasiones, para conseguir esta información? Por todo lo expuesto, me parece que es necesario estar “en guardia” para que no nos metan gato por liebre, como ha sucedido en otros países.

Jaime E. García González Red de Coordinación en Biodiversidad, profesor catedrático, UNED y UCR, biodiversidadcr@gmail.com

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