Silvia Ribeiro*
Las
abejas de mil 500 colmenas de una comunidad de Hopelchén, Campeche,
murieron este 6 de febrero por la fumigación de transgénicos de Monsanto
en un área cercana. Impactó directamente a más de 50 familias
campesinas, que tras una cosecha de maíz escasa por la sequía, esperaban
recuperarse con la venta de miel orgánica, lo cual perdieron porque la
miel está contaminada con agrotóxicos y polen transgénico. Álvaro Mena,
campesino maya de Hopelchén e integrante de la Red en Defensa del Maíz,
estimó que las pérdidas son 10 millones de pesos, un año de sustento de
esas familias. Y hay más impactos en otras cuatro comunidades. La
fumigación se intensifica con los cultivos transgénicos, ya que al ser
resistentes a agrotóxicos y plantarse en extensos monocultivos, se
aplican enormes cantidades. No es un accidente: es la avalancha tóxica
que viene con los cultivos transgénicos y la amenaza de autorizar
millones de hectáreas de maíz manipulado.
Mena comenzó con este grave testimonio su
participación en el debate sobre maíz transgénico realizada el jueves 7
de febrero, en un auditorio repleto de la Facultad de Ciencias,
convocado por varias redes, entre ellas #YoSoy132 Ambiental, Vía
Campesina, Movimiento Urbano Popular, Red en Defensa del Maíz.
Fueron llamados a debatir las autoridades
de Sagarpa, Semarnat y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y
Organismos Genéticamente Modificados, (Cibiogem), pero no quisieron
asistir siquiera para escuchar a las organizaciones sociales y
científicos invitados. Las dos secretarías alegaron que no tenían
posición en el tema (aunque hay miles de hectáreas de plantaciones
experimentales y piloto de maíz transgénico contaminando los campos) y la Cibiogem, que ya tenía la agenda ocupada (¿autorizando transgénicos?)
La respuesta de Semarnat, enviada el día del debate, refiere que no irán porque están pendientes de un
grupo de expertosintegrados por UNAM, Cinvestav, Colpos, UAAAN y Conacyt, para determinar una
política pública en materia de maíz transgénico. Parecería que esperan las opiniones
correctas, a favor de los transgénicos, ya que si es por recomendaciones científicas, desde el primer día de su mandato recibieron sólidos documentos y un llamado firmado por investigadores de esas mismas instituciones y muchas otras (3 mil científicos y expertos, varios con los máximos galardones nacionales e internacionales) llamando a cancelar las siembras de maíz transgénico en centro de origen por los riesgos que implica, y a establecer “inmediatamente una revisión de los aspectos ambientales y sociales que se verían impactados por la siembra de maíz transgénico en México, basándose en criterios científicos rigurosos y en amplia participación pública (…) para la consideración de las mejores opciones tecnológicas para abordar la producción de alimentos en nuestro país”.
El doctor Antonio Turrent, presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (www.uccs.mx),
mostró que no es necesario el maíz transgénico para aumentar la
producción de maíz en México, y que el país tiene las condiciones de
tierras, agua, semillas y diversidad de recursos y tecnologías públicas
para cubrir todas sus necesidades actuales y futuras sin colocar en
riesgo la independencia económica, la diversidad, la salud o el
ambiente, como implican los transgénicos. El doctor Turrent publicó
recientemente un estudio detallando estas opciones.
Peter Rosset, biólogo e investigador,
presentó una lista de trabajos publicados en revistas científicas
arbitradas, particularmente una compilación de estudios realizada en
2009 por los científicos Artemis Dona y Ioannis S. Arvanitoyannis, que
indican que los cultivos transgénicos están asociados a efectos tóxicos,
hepáticos, pancreáticos, renales, reproductivos y alteraciones
hematológicas e inmunológicas, así como efectos cancerígenos. Mencionó
el estudio del doctor Séralini en Francia (2012), donde el mismo maíz
transgénico que Monsanto solicita plantar en 700 mil hectáreas en
México, produjo cáncer en ratas. Al respecto, Rosset señaló que siendo
México un país que consume maíz en mayor cantidad que cualquier otro
país, y por los riesgos que se han observado en diversos estudios desde
hace años, no se debe exponer a la población a los transgénicos. Indicó
que el mayor riesgo es para niños y niñas, que serán los más afectados
pero los que no pueden decidir, por lo que urge aplicar el principio de
precaución, cancelando los transgénicos, a favor de las generaciones
futuras.
Las organizaciones convocantes urbanas,
rurales y estudiantiles, manifestaron sus posiciones críticas a los
transgénicos desde sus perspectivas, mostrando que la siembra de maíz
transgénico atraviesa todas las luchas y que no permitirán que el
gobierno lo imponga, contra los intereses de la vasta mayoría de la
población y a favor de unas pocas trasnacionales. Se acordó promover
nuevos debates, foros y actividades, además de fortalecer los vínculos
entre las organizaciones para evitar transgénicos en cultivos y
alimentos. También promover la mayor participación posible en las
pre-audiencias sobre Maíz y Soberanía Alimentaria del Tribunal
Permanente de los Pueblos, que entre otras celebrará una pre-audiencia
con testimonios científicos sobre transgénicos y las fallas y corrupción
del sistema de bioseguridad en el país. Tal como recordó Álvaro Mena,
crece el apoyo al 2013 como
Año de resistencia contra el maíz transgénico y en defensa del maíz nativo, de la vida y autonomía de los pueblos del maíz.
*Investigadora del Grupo ETC
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