CENCOS
Oaxaca, México.-Desde los primeros días de
diciembre, la Campaña Nacional Sin maíz no hay país solicitó audiencia
al Secretario de Agricultura, Enrique Martínez, al Secretario de Medio
Ambiente, Juan Guerra y a la Secretaria de Salud, Mercedes Juan.
A excepción de Martínez, quien ofreció una
reunión con funcionarios menores, la cual se rechazó por oficio, mismo
que no tuvo respuesta; ni el Secretario Guerra, ni la Secretaria
Mercedes Juan han dado respuesta a la petición de audiencia solicitada
en los términos que señala la Constitución.
Nuestra
Carta magna señala en el Artículo 8: “Los funcionarios y empleados
públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición siempre que
ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa… A toda
petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se
haya dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve
término al peticionario.”
Rápido
olvidó el secretario de Medio Ambiente su promesa de diciembre pasado
cuando dijo que “organizaría un grupo de trabajo sobre el maíz
transgénico”. En ese momento señaló que “Hay presiones de todos lados”, y
que por ello, se dejaría “a expertos que hagan una recomendación, a
partir de la cual las secretarías involucradas en el tema tomarán una
resolución que se entregaría al presidente Peña antes de que comience el
próximo ciclo de siembras”.
Pedía
el “beneficio de la duda”; sin embargo, hoy sabemos que nos enganó:
Pasan lo días, se acerca la temporada de siembra y no recibe a las
organizaciones, ni convoca al debate público. Como él dijo: “La decisión
sobre la autorización del cultivo comercial de maíz transgénico no debe
ser personal ni política, sería una inmoralidad”.
Por
supuesto, autorizar la siembra de maíz comercial transgénico NK 603 en
Sinaloa, el maíz con el cual un investigador francés alimentó a las
ratas que tuvieron muerte prematura, desarrollaron tumores y afectación
en hígado, sería una inmoralidad y un atentado a nuestra salud, a
nuestra cultura y a un patrimonio de México, tal vez más importante que
el petróleo, NUESTRO MAÍZ, nuestro principal alimento.
La
consulta debe hacerse pública, con científicos independientes y sin
conflictos de intereses, escuchando a campesinos e indígenas, así como a
las distintas organizaciones que han advertido sobre los riesgos de la
siembra de maíz transgénico y por supuesto a los consumidores, que
tendrían graves consecuencias en su salud de autorizarse la siembra
comercial y desregulada del maíz transgénico.
La
Secretaria Mercedes Juan López debe asumir con responsabilidad su cargo
de Secretaria de Salud y ahora Presidenta de la Comisión de Bioseguridad
de Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM). De inmediato la
Comisión Federal de Protección y Riesgo Sanitario (COFEPRIS) debe
revisar las autorizaciones dadas y repetir una investigación similar
pues nuestro principal alimento puede causarnos el mismo daño que a las
ratas.
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