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Diferencias en cuanto a los alimentos modificados genéticamente
Por cuestiones polémicas como ésta han sido
imposibles otros acuerdos. Puede parecer una cuestión baladí, pero están
en juego los derechos de los consumidores y de los ciudadanos. ¿Qué
queremos comer? ¿Cómo son tratados nuestros datos personales en
Internet? En los últimos años, Estados Unidos y Europa han mantenido
diferencias en este sentido, siendo motivo de conflictos. Por ejemplo,
existen restricciones a la venta de productos alimenticios modificados
genéticamente en Europa, mientras que la mayoría de los estadounidenses
no tienen ningún problema con estos productos, siempre y cuando sean
baratos y tenga buena presencia.
Los productos biotecnológicos son utilizados por la mayoría de los agricultores estadounidenses, lo que les permite cultivar plantas resistentes a los insectos y obtener mayores rendimientos.
El año pasado, el 88% del maíz, el 93% de la soja y el 95% de las
remolachas cultivadas en los Estados Unidos lo fueron a partir de
semillas modificadas genéticamente.
“La transparencia, la libertad de elección, y el
principio de precaución no pueden ser sacrificados por un tratado de
libre circulación de mercancías”, dice Christoph Then, director general
de Testbiotech, una asociación sin ánimo de lucro que se opone a la
Ingeniería Genética.
El lobby agrícola estadounidense ha luchado durante
mucho tiempo contra las barreras comerciales europeas para introducir
las patatas modificadas genéticamente y la carne tratada con hormonas.
Ahora, el tratado de libre comercio les puede proporcionar una
considerable influencia para derribar esta resistencia de Europa.
En una carta dirigida al Representante Comercial de
Estados Unidos, Ron Kirk, Max Baucas, Senador demócrata de Montana, se
refirió a lo que se espera lograr en las próximas negociaciones. Su
lista incluye acabar con las restricciones de la UE a las semillas
modificadas genéticamente, el uso de hormonas en el ganado vacuno y las
restricciones sobre el uso de aditivos en los piensos, como la
ractopamina en la carne de los cerdos. Todo esto son anatemas para los
consumidores europeos.
Por ejemplo, los ganaderos estadounidenses usan la
hormona rBST, desarrollada por la empresa Monsanto. Esta hormona se
destina la aumentar la producción de leche hasta en un 20% y el
rendimiento en la carne hasta en un 30%. Pero también es sospechosa de
causar cáncer en los seres humanos. Además, las vacas de alto
rendimiento requieren un tratamiento adicional con antibióticos, porque
las glándulas mamarias son más propensas a infectarse.
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Artículo:
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2013/02/27/preocupacion-en-europa-por-el-posible-acuerdo-comercial-con-estados-unidos/
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