En mayo de 2011 los apicultores en México recibieron una noticia
preocupante: el gobierno alemán decidió que revisaría y rechazaría la
miel mexicana que estuviera contaminada por trazos de productos
transgénicos.
México es el cuarto exportador de miel en el mundo. En ese momento
algunos productores manifestaron sus sospechas en torno a un posible
riesgo de contacto con material transgénico para su producto: el
incremento de siembra de terrenos de soya alrededor de los campos donde
estaban las colmenas en el sur del país.
Tres años después, esa intuición aparentemente resultó ser cierta:
científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, una
institución estadounidense que opera un centro de investigación en
Panamá, hallaron rastros de polen de soya transgénica en la miel que los
mexicanos exportan a Europa y otras partes del mundo.
Ese hallazgo parece fortalecer la sospecha de los apicultores: que
material transgénico de los cultivos de soya aprobados por el gobierno
mexicano a lo largo del país, pero especialmente en los estados de
Yucatán y Quintana Roo, se estaba mezclando con su producto.
El problema es que cualquier presencia de ese tipo de sustancias en
los alimentos está prohibida para el consumo humano en países como
Alemania.
De hecho, en 2012, un fallo de la Corte de Justicia de la Unión
Europea había tomado una decisión general sobre la no comercialización
de alimentos que tuviesen polen de cultivos transgénicos.
El hallazgo
El esclarecimiento del misterio de la procedencia del material
transgénico no fue una tarea fácil. Desde hace 30 años, investigadores
del Instituto Smithsonian basados en Panamá, vienen persiguiendo un
objetivo aún mayor: identificar los granos de polen originario de
Yucatán, en México, para clasificarlo y poder otorgarle a esta región un
certificado de marca de origen.
Cuando comenzaron los problemas con Alemania, un grupo de
investigadores liderados por David Roubik se puso a la tarea de hallar
otro tipo de granos de polen en la miel: los de la soya.
Ya con la certeza del trabajo previo, enviaron nueve muestras de la
miel de Yucatán a un laboratorio en la ciudad de Bremen, Alemania.
De aquellas muestras, dos resultaron positivas para el polen de plantas genéticamente modificadas.
"Nadie puede más hacer este tipo de trabajo a este nivel de detalle y
estar seguro de que lo que están viendo son los granos de soya", afirmó
Roubik a la prensa.
Reglas variables
La soya genéticamente modificada que se cultiva en México, puede ser
exportada sin problemas a muchos países, pero puede afectar las ventas
en países europeos de la miel mexicana.
De hecho, apicultures y científicos habían hecho una petición
reiterada al gobierno mexicano en 2012 para que no le permitiera a la
multinacional Monsanto el cultivo de 253 mil hectáreas de soya
transgénica en distintas zonas del país.
Según Renata Clark, funcionaria del servicio de nutrición y calidad
de los alimentos de la Organización de Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), hay
varias clases de restricciones en los alimentos que se refieren al
material genéticamente modificado.
"No podemos hablar por los países, pero en este tema muchos de ellos
clasifican los alimentos en dos grupos: los transgénicos como tal y los
que contienen trazos de elementos genéticamente modificados", le explicó
Clarke a BBC Mundo.
En el tema de la miel mexicana, ubicado en el segundo grupo, no
existe actualmente un estándar definido que permita aclarar el asunto
para evitar más perjuicios a los apicultores del país.
"Dentro de un mes habrá una reunión para que los países puedan
encontrar puntos en común para resolver de alguna manera este tipo de
problemas. Hasta ahora cada país tiene sus propias restricciones y
algunos son tolerancia cero con este tema aunque sea con un leve rastro
transgénico de otra sustancia", explicó Clarke.
Cero rechazos
Además de ser el cuarto exportador, México es actualmente el sexto
productor de miel en el mundo. La presencia de rastros transgénicos en
la miel amenaza a una población cercana a las 100.000 personas,
especialmente ubicadas en la zona sur del país, en los estados de
Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
Sin embargo, el gobierno de México, a través de la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa)
afirmó que de manera oficial no se han conocido casos de rechazos a la
miel mexicana en ninguna parte del mundo, aunque admite que en 2011 se
presentaron informes sobre inconvenientes en los países mencionados.
"Se instruyó que se llevara a cabo un estudio específico que
contribuya a dimensionar la problemática de la posible presencia de
polen transgénico en miel de exportación, proyecto que actualmente está
en curso, por investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán" le
explicó a BBC Mundo la vocera de Sagarpa, Blanca Palafox.
Palafox también aclaró que el pasado 14 de enero se llegó a un
acuerdo con la Comunidad Europea sobre el estándar de los niveles
permitidos de trazos transgénicos alimentos como la miel.
"No deberíamos tener más este problema. La Unión Europea aceptó el
polen como componente natural de la miel, lo que implica que el polen
modificado genéticamente sólo debe constar en el etiquetado si supone
más del 0.9 por ciento del producto", concluyó.
De:
http://noticias.terra.com.co/ciencia/las-exportaciones-de-miel-mexicana-amenazadas-por-la-soya-transgenica,1529b09bf3224410VgnCLD2000000dc6eb0aRCRD.html
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