(26 de febrero, 2014).- Científicos de
diversas disciplinas y áreas de investigación coincidieron en que la
entrada de transgénicos al país no es un problema que se reduzca a una
solución exclusivamente “científica”, sino que ésta involucra aspectos
de índole económica, política y social, donde se verán reflejadas sus
consecuencias a largo y mediano plazo.
Reunidos en la presentación del libro El maíz en peligro ante los transgénicos,
editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(Ceiich) y la Unidad de Científicos Comprometidos con la Sociedad
(UCCS), los especialistas alertaron las posibles consecuencias
biológicas, climáticas y humanas que la extensión de los transgénicos
traerá no sólo para el país, sino también para la vida humana.
El doctor José Sarukhán, quien fuera
rector de la UNAM y actualmente coordina la Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), señaló que en
únicamente 6 compañías trasnacionales controlan entre el 60 y el 70 por
ciento de la producción de semillas a nivel mundial, mismas que han
comenzado a introducir alimentos genéticamente modificados a escala
planetaria, con lo que tienen cada vez mayor control sobre los alimentos
que produce y consume la humanidad.
“El problema, creo yo, no es solamente
consumir los transgénicos, que la mayoría lo hemos hecho sin saberlo. El
problema es que nuestro país ha dejado de invertir en investigaciones
para tener su control y conocer sus efectos. Las empresas
multinacionales lo que están haciendo es darle por resuelto el problema
de la alimentación a países como el nuestro, y éstos están confiando en
ellas, le están dando el control sobre el alimentación de su población”,
afirmó Sarukhán.
Por este motivo, añadió, se está
“confiando un derecho humano elemental” a empresas que están
persiguiendo esquemas de máxima ganancia y no el bienestar de la
población. De hecho, afirmó que los gobiernos están dejando en manos de
estas empresas “el problema de la soberanía alimentaria, es decir, la
decisión de los pueblos para decidir qué, cómo y cuándo producen sus
alimentos”.
Antonio Turrent Fernández, presidente de
la UCCS y anteriormente investigador del Instituto de Investigaciones
Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Iinfap), alertó que el gobierno
mexicano ha buscado priorizar una “subinversión” del campo para resarcir
los efectos competitivos del Tratado de Libre Comercio que ha puesto al
país en competición con Estados Unidos, un gigante de agroindustria a
nivel global.
Este efecto, a decir del experto, ha
mermado la economía campesina que es menos rentable en términos
cuantitativos, pero de la que se alimenta buena parte de la sociedad
mexicana. Asimismo, al someter al campo a la “subinversión”, invita a
invertir menos en investigación y desarrollo que los “gigantes
trasnacionales” prometen resolver.
“En el país existe un déficit del 30 por
ciento en la producción de maíz, en el arroz y el trigo este rezago
alcanza un 60 por ciento; si estas tendencias siguen, existen estudios
que avalan que en un futuro no muy lejano, importaremos 1 de cada 2
kilos de maíz que consumamos”, señaló. “¿No es esto privilegiar a los
actores empresariales? ¿Así competiremos con el Tratado de Libre
Comercio, si no hay inversión o ésta se concentra en agroindustrias?”.
Por último, Enrique Leff, investigador
del Instituto de Investigaciones Sociales, recordó que México ha
construido su base histórica y cultural del maíz, “hay muchos pueblos
que han hecho su vida en torno a él”.
“Hasta las variaciones genéticas”,
amplió, “dependen de las formas en que los pueblos configuran su
existencia; esa diversidad que se expresa socialmente es la variación
genética de los miles tipos de maíz que hay sólo a nivel nacional. Si
ese equilibrio se rompe y comienza a contaminarse con genes alterados,
esos cultivos que han costado miles de años podrían sufrir impactos
irreversibles, porque estos genes no están adaptados al entorno
geográfico y social”.
“Creo que es la primera vez en la
historia en que, no sólo los mexicanos sino todos los seres humanos, nos
enfrentaremos a un dilema vital: ¿Cómo haremos proliferar la vida, si
la trascendencia de esa vida depende de una empresa transnacional? Ese
dilema, no sólo lo enfrentaremos pocos, lo hará toda la humanidad en
conjunto”, finalizó Leff.
De:
http://revoluciontrespuntocero.com/transgenicos-problema-politico-economico-y-social-no-solo-cientifico-expertos/
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