CAMPECHE,
Cam. (apro).- El titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Enrique Martínez y
Martínez, admitió aquí que los millones de toneladas de maíz y soya que
México importa para el consumo humano han sido genéticamente
modificados.
“Lo que no produzcamos en
México lo tenemos que importar, y no sé si sepan ustedes, pero los
millones de toneladas de maíz que se importan son genéticamente
modificadas”, puntualizó el funcionario federal.
“Finalmente
los mexicanos estamos consumiendo desde hace muchos años, muchos años,
este maíz genéticamente modificado que viene del extranjero”, reiteró en
conferencia de prensa, a la que convocó después de firmar un convenio
con los gobiernos de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, para la creación
de un cinturón de protección sanitaria en la región.
En
ese sentido, Martínez argumentó que México debe ser competitivo y
buscar una solución que armonice entre la sustentabilidad y la
preservación de nuestras raíces nativas.
Es necesaria la competitividad para hacerle frente a la hambruna que se vive en México y en el mundo, subrayó.
De acuerdo con el titular de la Sagarpa, se estima que para el año 2050 México tendrá más de 9 mil millones de seres humanos que demandarán más comida y, por tanto, “tenemos que prepararnos para esta problemática de hambre que puede llegar a tener el planeta”.
Cuando
se le preguntó sobre la postura de la Sagarpa en torno de la siembra
comercial de semillas transgénicas en México, dijo que la dependencia
“está en curso de análisis” para decidir si autoriza o no este tipo de
cultivos.
El análisis, aseguró, es
desde un punto de vista científico. “Queremos la opinión de los
científicos en cuanto a los tres factores de crítica” que hay respecto
de los productos transgénicos, porque este “es un tema controvertido,
siempre lo ha sido”, dijo.
Martínez
recordó que entre los argumentos fundamentales de los opositores a los
transgénicos, uno de ellos versa sobre la posible afectación a la salud
de los seres humanos, lo cual, afirmó, “se ha descartado”.
Agregó:
“Las autoridades sanitarias señalan que no hay ninguna evidencia en el mundo de que tengamos un problema de este tipo”.
El
otro aspecto, dijo, es el riesgo de que la semilla modificada
genéticamente pueda quitar la fuerza o la subsistencia de las semillas
nativas o criollas, lo que tampoco se da, según los científicos”, dijo.
Mencionó
que en Yucatán hay un banco de germoplasma importante y también un
reservorio de semillas nativas para preservarse en el futuro, “y desde
luego que la reglamentación habla no de sustituir, sino de la
posibilidad de sembrar las semillas genéticamente modificadas en zonas
donde no hay la semilla nativa”.
Asimismo,
comentó que hay una dependencia del extranjero, en virtud de que las
semillas son proporcionadas por empresas transnacionales.
“Todos
esos temas se están analizando no desde un punto de vista de
ocurrencias o sensibilidades, sino con elementos científicos que nos
permitan tomar la mejor decisión para los mexicanos”, apuntó.
E
insistió en que cada vez debemos ser más competitivos y buscar las
semillas genéticamente mejoradas, “si le queremos llamar así, que nos
permitan tener semillas más resistentes a las sequías, a las plagas, a
las heladas…”.
El secretario de la Saharpa expuso que el tener semillas más resistentes a las plagas disminuirá el uso de plaguicidas que envenenan los mares.
“Esos
temas de controversia en pro y en contra se están analizando con
académicos y científicos, en las universidades, para que pueden dar una
opinión fundamentada y tomemos la mejor decisión para los mexicanos”,
insistió.
Manifestó que en lo que va de
la administración de Enrique Peña Nieto no se ha expedido ningún
permiso para la siembra de transgénicos en México, y aseguró que ignora
cuántos dieron los anteriores gobiernos.
“Nosotros
vemos hacia adelante, no vamos a hacer cuestiones inerciales, no vemos
hacia atrás, en un aspecto crítico, estamos viendo, mejorando los
programas que hay, depurándolos, viendo hacia adelante, y en función de
eso dar o no la autorización y en qué regiones apropiadas”.
Subrayó:
“En
este momento no hemos dado ninguna autorización, estamos en vías, todo
tiene una reglamentación, y en estos momentos estamos en proceso de
recibir la información de investigación de los científicos”.
Detalló que 86% de la soya que se consume en México es importada, y parte de ella es transgénica.
“Es
tremendo. Tenemos que producir soya para no importar”, expresó. Y
aunque no precisó el volumen de “los millones de toneladas” de maíz
transgénico que se importan para el consumo humano, argumentó:
“No podemos permitir que suba el precio de la tortilla, ni alterar los hábitos de consumo de los mexicanos”.
Fuente:
http://www.proceso.com.mx/?p=338193
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