Un año más conmemoramos el 17 de abril el día de las luchas campesinas
desde el lado del Consumo Responsable Agroecológico Anticapitalista. La
agroecología como máximo exponente de la cultura campesina necesita el
apoyo de los consumidores responsables para cerrar la brecha ecológica,
metabólica, entre el campo y la ciudad.
El primero de los ocho Objetivos del Milenio fijados por la ONU para
2015 era reducir a la mitad los 1.000 millones de hambrientos que había
en 1990. Este objetivo ha fracasado. Casi 900 millones de personas
sufren el castigo del hambre y la desnutrición, al tiempo que aumenta la
inseguridad alimentaria ligada al desarrollo capitalista. La enorme
producción de comida basura industrializada, mercantilizada y globalizada causa hoy más muertes y enfermedades que el hambre.
Para superar la actual contradicción entre alimentación
y salud hace falta una teoría que la explique de forma solvente. La
globalización alimentaria, basada en la gran producción industrial y el
libre comercio de alimentos,
produce hambre en los países pobres, enfermedades alimentarias en los
países ricos y epidemias de virus mutantes (peste porcina, vacas locas,
dioxinas en aves, gripe aviar, gripe porcina, etc.) cuyo origen es la
utilización de los animales como fábricas de carne, huevos y leche.
En los países desarrollados, los problemas alimentarios no están ligados a la escasez de alimentos
sino a su exceso y nocividad. Este hecho se debe al cambio forzado de
los hábitos alimentarios que, sometidos a los intereses de las grandes
empresas, se alejan cada vez más de las necesidades nutricionales de las
personas y de las tradiciones de los pueblos.
A partir de 1960, la “modernización” de la economía española propició
modificaciones sustanciales en nuestro modelo alimentario y nuestras
pautas de consumo. El tránsito entre el hambre y la escasez de la
postguerra civil (1939 – 1960) y su posterior “satisfacción” por una comida
abundante e industrializada, se inscribe en un proceso de cambios
económicos, políticos y culturales cuyos principales rasgos son: a)
Apertura de la economía y la agricultura
española a la “economía mundo” de la mano de EEUU, la industrialización
y “la revolución verde”, b) Destrucción de la pequeña producción rural y
el pequeño comercio, a manos de la competitividad de la producción y la
distribución de alimentos a gran escala, c) Sustitución del campesino por el empresario agrícola, cuyo producto por excelencia ya no son alimentos
saludables, sino mercancías alimentarias rentables, d) Vaciamiento del
campo y urbanización patológica con la aparición de problemas insolubles
en el orden territorial, demográfico, ecológico y social, e)
Implantación del consumismo de masas por la industrialización de la agricultura,
la reducción del precio de los alimentos y el aumento de los salarios
reales, f) Emergencia de la figura “del consumidor” como protagonista
del progreso económico y social, g) Compromiso del Estado -tanto el
franquista como la monarquía parlamentaria que le sucedió- con la
dinámica mercantil e industrial de las instituciones alimentarias
internacionales (FAO, UE, OMC).
El resultado de este modelo de desarrollo es una cadena de subordinaciones: el valor nutritivo de la comida está sometido a su precio, el campo sometido a la ciudad, el mundo natural al mundo artificial y la seguridad alimentaria
al beneficio económico. La impunidad de las multinacionales y la
impotencia de las víctimas de su violencia mercantil no son hechos
naturales sino producto de las relaciones de desigualdad y de la
coacción de los de arriba sobre los de abajo.
Cualquier medida que no aborde explícitamente la crítica de la
mercantilización y la industrialización de los alimentos, es pura
retórica. Las reclamaciones ecológicas y alimentarias dominantes son
remiendos de “final de cañería” porque obvian el modelo de acumulación
del capital que condiciona, con férrea necesidad la producción,
distribución y consumo de alimentos. El resultado de esta disidencia
alterglobalizadora es poco más que culpabilidad moral sin consecuencias
prácticas significativas.
Las soluciones que se concentran en los efectos ignorando las causas, al
desatender la educación alimentaria de l@s consumidor@s y la
organización popular, dependen de favores y subvenciones, carecen de
fuerza propia y pasan a formar parte del problema. El carácter
testimonial de las muestras democráticas de desacuerdo con el hambre y
la comida basura ha naturalizado los crímenes contra la seguridad alimentaria.
Este fracaso conduce a los Movimientos sociales al salto compulsivo de
moda en moda, de franquicia en franquicia, de campaña en campaña y de
subvención en subvención, lo que dificulta cualquier proceso de
acumulación de fuerzas. El respeto a los derechos humanos y a los
límites de la naturaleza exige privar a las multinacionales de la
libertad para atentar contra la soberanía alimentaria de los pueblos.
No se pueden acometer cambios en la producción sin cambios simultáneos
en la distribución y el consumo de alimentos. Viceversa, no se pueden
realizar cambios en los hábitos alimentarios de la sociedad sin contar
con los agricultores
que tienen que dejar de producir mercancías alimentarias globalizadas
para producir alimentos ecológicos. Estos cambios solo pueden surgir de
la organización y la Responsabilidad Compartida entre agricultor@s y
consumidor@s.
Presentación campaña 17 de abril
Un año más conmemoramos el 17 de abril el día de las luchas campesinas
desde el lado del Consumo Responsable Agroecológico Anticapitalista. La
agroecología como máximo exponente de la cultura campesina necesita el
apoyo de los consumidores responsables para cerrar la brecha ecológica,
metabólica, entre el campo y la ciudad. La Garbancita Ecológica y los
GAKs vamos a poner en circulación cuatro textos que abordan la
problemática de los transgénicos,
la soberanía alimentaria, la Unión Europea y la Responsabilidad
Compartida entre el campo y la ciudad. Queremos compartir estos textos
con todos los colectivos y personas ecologistas, agricultor@s,
consumidor@s, asambleas populares, organizaciones, mareas, etc. que los
consideren de utilidad.
Ecoportal.net
Quienes, independientemente de difundir el texto, deseen sumar la firma
de su colectivo a la campaña pueden enviar su firma a:
lacestabasica@lagarbancitaecologica.org
La Garbancita Ecológica
Fuente:
http://www.ecoportal.net/....
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