La lucha por la defensa del maíz quedó plasmada en la reforma del texto constitucional de 2011.
“ De maíz amarillo y de maíz blanco
se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas
del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres”.
Así fue la creación del hombre según el Popol Vuh, libro de la
comunidad maya quiché (1701), que explica su cosmovisión del mundo y que
muestra la importancia del grano de maíz para un pueblo como el
mexicano. Como puede ser el pan o la harina para los españoles.
Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y el uso de la Biodiversidad ( Conabio), de las 220 razas de maíz presentes en América Latina , 64 son identificadas en México y 59 son consideradas nativas mexicanas.
Esta biodiversidad, según varios investigadores y defensores del maíz
mexicano, corre serio peligro con la llegada del maíz transgénico a los
cultivos del país. El origen de estos peligros, aseguran, está en la
apertura comercial plasmada en Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN) que hizo que México pasara de ser un país autosuficiente e
incluso exportador de productos alimenticios a ser un país importador.
Esta apuesta por la libertad de mercado implicó la desaparición de los
programas de apoyo a la producción local, provocando el abandono del
campo hacia las ciudades o la emigración a las plantaciones de EE.UU a
la vez que desaparecía la red estatal de compra y abasto de alimentos;
el campo mexicano se quedó sin compradores porque las grandes
transnacionales no compran a pequeña escala. En México, el hambre está
relacionado con esa pérdida de la agricultura campesina. “ México es un país de campesinos,
pero de campesinos que no pueden alimentarse, viven cerca de la tierra,
saben cultivarla, pero no comen suficiente porque no producen sus
propios alimentos”, esta es la realidad que observa Jesús Guzmán
Flores, investigador del Centro de Estudios para Desarrollo Rural
Sustentable y la Soberanía Alimentaria ( CEDRSSA), socio local de Ayuda en Acción. Y es que el hambre en México se concentra en la población rural e indígena.
En este contexto, la defensa del maíz se ha convertido en un elemento
que aglutina la defensa de la soberanía alimentaria y el derecho a la
alimentación. “Defender un grano, el teocintle, una plantita de 3 cm,
que fue un logro el cultivarlo, reproducirlo, significa defender logros
de miles de gentes trabajando durante miles de años y eso no puede
sustituirse por un maíz fabricado de manera sintética, que depende de
agroquímicos". Así de tajante se muestra Lindora López, de Fian México, una organización internacional de derechos humanos que tiene carácter consultivo ante la ONU.
El maíz que las grandes transnacionales semilleras quieren introducir
en el campo mexicano está genéticamente modificado para resistir el uso
de herbicidas o para defenderse del ataque de los insectos. Estas
resistencias solo se han probado en EE.UU, por lo que su uso en su
vecino del sur no aseguran un riesgo cero (aquel en el que no existen riesgos ni ambientales ni para la salud) y mucho menos un beneficio económico para los agricultores que las sembrarían.
Según la Conabio, el principal miedo ante la llegada del maíz transgénico
está en que los genes transgénicos se pasen a los parientes silvestres
por medio de la reproducción sexual (muy común en muchos casos), y que
son los que dan de comer a la mayoría de la población mexicana. Porque
el maíz transgénico se emplea para alimentar a cierto tipo de animales
que no servirán de alimento para la mayoría de la población. Salvo en el
caso del pollo, el consumo de carne es un lujo para la mayoría, su
consumo es muy bajo. Así lo denuncia Lisa Covantes Torres, experta en
soberanía alimentaria y colaboradora de CEDRSSA. “
Además el transgénico se emplea para un tipo de producción de alimentos
que solo beneficia a una élite interna o externa, y si ese maíz
contamina nuestros maíces, sí que estaríamos en un problema, nuestra
autosuficiencia para el consumo de maíz se podría ver afectada”.
El papel del estado
En la defensa de un producto como el maíz las instituciones mexicanas tienen mucho que decir. La campaña “ Sin maíz no hay país” llevada a cabo por más de 300 organizaciones campesinas,
indígenas, urbanas, de consumidores, grupos ambientalistas, de mujeres,
de derechos humanos, representantes de la cooperación internacional,
intelectuales, artistas, científicos, estudiantes y ciudadanos de casi 20 estados lleva presionando desde 2007 en la defensa del
campo mexicano para que el derecho a la alimentación fuera un derecho
constitucional. Así quedó plasmado en la reforma constitucional de 2011,
que recoge: “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva,
suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”. Pendiente queda la
Ley de Planeación para la Soberanía y Seguridad Agroalimentaria y
Nutricional.
Esto, en un país donde la diversidad de
productores agrícolas es inmensa, desde los chiquitos, que son los de
autosuficiencia, donde se produce mayor riqueza y diversidad de grano,
hasta los medianos, que venden un poco de su maíz para el mercado local y
regional. Y luego están los grandes industriales que producen para una
población mayoritariamente urbana. “Y el estado tiene obligación para con todos ellos”, reclama Covantes. “ Porque el Estado tiene la obligación de proteger estos maíces, porque forman parte de la base alimentaria nacional y la diversidad biológica para alimentarnos es parte de lo cubierto por el derecho a la alimentación”.
El problema es que los derechos económicos, sociales, culturales y
ambientales tienen serios impedimentos para ser justiciables debido a su
estructura y su manera de insertarse en los ordenamientos jurídicos;
sin embargo, al igual que los derechos civiles y políticos pueden ser
exigidos judicialmente ante una posible violación. Las conclusiones son
comunes a los tres investigadores y expresan el sentir de todo un
sector: Es el estado el que tiene que reconocer a las personas como sujetos.
Tiene que reconocerlos, respetarlos y protegerlos y tiene que generar
las capacidades de las personas para que las personas puedan vivir en
dignidad.
http://www.eldiario.es/ayudaenaccion/maiz-transgenicos-Mexico_6_152994708.html
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