La
mañana del 3 de julio el grupo municipal de IU en el consistorio de la
capital altoaragonesa presentaba una propuesta de resolución cuyo
objetivo es, tras su debate y votación en pleno municipal, declarar
término municipal como “zona libre de transgénicos”, a la vez que instar
al Gobierno de Aragón a que realice los trámites oportunos para que esa
declaración se extienda al conjunto de las comarcas aragonesas y se
integre en la Red Europea de Regiones Libres de Transgénicos.
El ayuntamiento oscense también se comprometerá, toda vez que se apruebe la citada resolución, a instar al ejecutivo aragonés a elaborar una normativa específica que impida la siembra, producción, contaminación, transformación y comercialización de productos agrícolas modificados genéticamente en el ámbito aragonés y a solicitar al gobierno del Estado español a que adopte las medidas legislativas necesarias para impedir el cultivo de transgénicos.
Finalmente, la propuesta también pide que se haga pública la oposición municipal a la liberación al medio ambiente de variedades transgénicas y a los alimentos transgénicos y, en este sentido, anima a realizar las campañas necesarias para promover que tanto las productoras locales como los establecimientos de venta de alimentos de la capital altoaragonesa no produzcan, sirvan o vendan alimentos manipulados genéticamente o productos derivados.
“Son varios los países que ya han desarrollado iniciativas para frenar su cultivo”, informan desde la Coalición política, “Austria, Grecia, Italia, Hungría, Polonia y Francia y, recientemente, Luxemburgo”. Sin embargo, el Estado español “sigue siendo el único de la Unión Europea que cultiva transgénicos a escala comercial, permitiéndose desde 1998 el cultivo de variedades de maíz transgénico como el Bt 176 y el MON 810”. “Pero no sólo”, añaden, “también se están sembrando en nuestros campos cultivos experimentales como el tabaco, la colza, la remolacha y otros eventos de maíz.”.
“Todas las encuestas de opinión muestran el claro rechazo social hacia la introducción de los transgénicos en nuestra agricultura y alimentación; así se confirma en la Declaración contra la introducción de los transgénicos y a favor de enfoques agrícolas sostenibles firmada por más de 450 investigadores y representantes de sindicatos, organizaciones de consumidores, de agricultores, ecologistas, y una amplia representación de la sociedad civil”.
Y es “un rechazo claro”, argumentan, porque los transgénicos pueden suponer un problema de salud pública, citan, a modo de ejemplo, el MON810XNK603, “estudiado por el Gobierno austriaco y dando como resultado problemas de fertilidad en ratones alimentados con ese maíz” y, además, “una grave amenaza para un modelo de agricultura y alimentación más sostenible, enfocado a producir alimentos de calidad de un modo respetuoso con el medio ambiente”. Allí donde se está extendiendo el cultivo de transgénicos, aclaran, “la agricultura ecológica está en retroceso, ya que las agricultoras ecológicas se ven indefensas ante la contaminación genética de sus cultivos, que les supone graves pérdidas económicas”.
Diez años después de su introducción en los mercados, explican, “las grandes promesas de los cultivos transgénicos están muy lejos de hacerse realidad: no han aumentado el rendimiento de los cultivos, ni han mejorado la calidad de los alimentos, ni benefician al medio ambiente, ni han contribuido a solucionar el problema del hambre en el mundo”. Muy al contrario, insisten, “en los principales países productores están apareciendo ya problemas agronómicos relacionados con este tipo de cultivos, se están agudizando los problemas ambientales como el abuso de pesticidas y se agravan las situaciones de pobreza, injusticia y exclusión social”.
El ayuntamiento oscense también se comprometerá, toda vez que se apruebe la citada resolución, a instar al ejecutivo aragonés a elaborar una normativa específica que impida la siembra, producción, contaminación, transformación y comercialización de productos agrícolas modificados genéticamente en el ámbito aragonés y a solicitar al gobierno del Estado español a que adopte las medidas legislativas necesarias para impedir el cultivo de transgénicos.
Finalmente, la propuesta también pide que se haga pública la oposición municipal a la liberación al medio ambiente de variedades transgénicas y a los alimentos transgénicos y, en este sentido, anima a realizar las campañas necesarias para promover que tanto las productoras locales como los establecimientos de venta de alimentos de la capital altoaragonesa no produzcan, sirvan o vendan alimentos manipulados genéticamente o productos derivados.
“Son varios los países que ya han desarrollado iniciativas para frenar su cultivo”, informan desde la Coalición política, “Austria, Grecia, Italia, Hungría, Polonia y Francia y, recientemente, Luxemburgo”. Sin embargo, el Estado español “sigue siendo el único de la Unión Europea que cultiva transgénicos a escala comercial, permitiéndose desde 1998 el cultivo de variedades de maíz transgénico como el Bt 176 y el MON 810”. “Pero no sólo”, añaden, “también se están sembrando en nuestros campos cultivos experimentales como el tabaco, la colza, la remolacha y otros eventos de maíz.”.
“Todas las encuestas de opinión muestran el claro rechazo social hacia la introducción de los transgénicos en nuestra agricultura y alimentación; así se confirma en la Declaración contra la introducción de los transgénicos y a favor de enfoques agrícolas sostenibles firmada por más de 450 investigadores y representantes de sindicatos, organizaciones de consumidores, de agricultores, ecologistas, y una amplia representación de la sociedad civil”.
Y es “un rechazo claro”, argumentan, porque los transgénicos pueden suponer un problema de salud pública, citan, a modo de ejemplo, el MON810XNK603, “estudiado por el Gobierno austriaco y dando como resultado problemas de fertilidad en ratones alimentados con ese maíz” y, además, “una grave amenaza para un modelo de agricultura y alimentación más sostenible, enfocado a producir alimentos de calidad de un modo respetuoso con el medio ambiente”. Allí donde se está extendiendo el cultivo de transgénicos, aclaran, “la agricultura ecológica está en retroceso, ya que las agricultoras ecológicas se ven indefensas ante la contaminación genética de sus cultivos, que les supone graves pérdidas económicas”.
Diez años después de su introducción en los mercados, explican, “las grandes promesas de los cultivos transgénicos están muy lejos de hacerse realidad: no han aumentado el rendimiento de los cultivos, ni han mejorado la calidad de los alimentos, ni benefician al medio ambiente, ni han contribuido a solucionar el problema del hambre en el mundo”. Muy al contrario, insisten, “en los principales países productores están apareciendo ya problemas agronómicos relacionados con este tipo de cultivos, se están agudizando los problemas ambientales como el abuso de pesticidas y se agravan las situaciones de pobreza, injusticia y exclusión social”.
http://arainfo.org/2013/07/propuesta-de-resolucion-para-declarar-uesca-libre-de-transgenicos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario