El nuevo gobierno de México está comprometido a continuar la lucha para mantener el maíz transgénico fuera de la dieta nacional. Así, si el gobierno estadunidense esperaba que una nueva presidenta debilitaría la determinación de México de prohibir el cultivo y consumo de maíz transgénico, esas esperanzas se han desvanecido.
“No permitiremos el cultivo de maíz transgénico”, declaró la doctora Claudia Sheinbaum Pardo en su discurso de investidura.
La oposición de México al maíz transgénico –expresada por primera vez en un decreto presidencial de febrero de 2023 por el expresidente Andrés Manuel López Obrador– se ha convertido en la fuente de un conflicto comercial histórico entre Estados Unidos y su mayor socio comercial. En agosto de 2023, el representante comercial de Washington respondió con una queja formal en virtud del acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que argumentaba que las restricciones de México –destinadas a mantener el maíz transgénico fuera de las tortillas y otros productos de maíz para consumo humano– no tenían base científica. Tras un año de idas y venidas ante un tribunal comercial, se espera que los tres árbitros emitan un fallo en noviembre.
La determinación de México –reafirmada por el nuevo Secretario de Agricultura, Julio Berdegué en su discurso inaugural– representa un audaz desafío no sólo para el gobierno de Estados Unidos, sino para un régimen comercial mundial ampliamente acusado de favorecer a las empresas multinacionales por encima de los compromisos legales de los países de proteger la salud pública y el medio ambiente.
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