Por Derek Bickerton, 15 de febrero de 2015
Derek Bickerton desmonta las afirmaciones de que
los plaguicidas utilizados en los transgénicos son seguros a los
actuales niveles de exposición
En esta entrada vamos a desmontar esas afirmaciones
que nos dicen que los cultivos transgénicos y los herbicidas utilizados
en ellos no están causando daños en nuestra salud. Pero primero, déjenme
ponerles en contexto: explicar la importancia del estudio de Swanson y al., y defenderlo contra sus críticos.
Sí, ya es hora de prepararse para dar la batalla. He
visto las reacciones que provocaba en la blogosfera, pero hasta ahora el
único argumento que he visto es el ya manido de “un mal estudio”, “unas pésimas credenciales”. Los defensores de Monsanto
dicen que los autores deberían haber separado las diferentes áreas de
Estados Unidos con fines estadísticos. Eso lo dicen porque de ser así
habrá más enfermedades crónicas en los lugares donde se han empleado más
plaguicidas en los cultivos transgénicos y menos donde haya ocurrido lo
contrario, poco o ningún empleo de plaguicidas.
La Industria Biotecnológica no se cansa de repetir el mantra: “la dosis hace el veneno”.
Incluso cosas que usted consume todos los días, como la sal de mesa,
podría matarle si la toma en grandes dosis. Hace unos días, un comentario de Chris Preston en Biofortified decía: “La
toxicidad siempre depende de la dosis. Las Agencias de Regulación nos
dicen si un producto se puede utilizar de una manera tal que la dosis
recibida esté por debajo de los niveles de toxicidad”. En términos
técnicos, todas las sustancias con potencial tóxico son monotónicas, su
toxicidad puede ser nula a dosis muy bajas y aumentar a medida que
aumenta la dosis.
Pero ésta es una ley muy general, no sólo para las
sustancias tóxicas. Si usted consume mayor cantidad de una sustancia,
¿no será mayor el efecto? Si usted come más alimentos, posiblemente
engorde más. Cuanto más alcohol beba, mayor será la cogorza que se coja.
El sentido común nos dice esto. También nos podrían decir que el Sol
gira en torno a la Tierra (no al revés), que los continentes no están a
la deriva, que no somos primos de los chimpancés… Si nuestros sentidos y
nuestro sentido común nos dijeran cómo funcionan las cosas, ¿qué
necesidad habría de la ciencia? Lo que hace la Ciencia es probar que hay
cosas que son contrarias a la intuición, y ni siquiera hemos mencionada
la Mecánica Cuántica.
Ya que hablamos de Ciencia, permítanme destacar
algunas cosas a este respecto: si se trata de seguir adelante, hay que
seguir hacia adelante. No es como con la Religión, cuyas creencias se
mantienen desde hace cientos o incluso miles de años, o de lo contrario
será considerado un hereje. Si realmente creemos en el valor de los
resultados científicos, entonces lo que creíamos cierto ayer puedo no
serlo hoy. Y un ejemplo de ello es ese dicho: “La dosis hace el veneno”.
Lo que se supone que hay detrás de la “dosis hace el veneno” es que los daños de cualquier sustancia tóxica se pueden evitar si las personas la consumen en una cantidad mínima. Y la mecánica parece bastante sencilla: “Los
nuevos medicamentos o productos químicos que pueden afectar a la salud
de los seres humanos están obligados por ley a ser probados primeramente
en animales… Las pruebas de seguridad comienzan con las pruebas de
toxicidad aguda, durante las cuales los animales reciben una sola dosis
de la sustancia que se está ensayando. El objetivo de estas pruebas es
determinar qué dosis no causa ningún efecto adverso y qué dosis es
peligrosa para la vida”.
Según Vanderberf et al., (El Bisfenol A y la línea divisoria: Una revisión de las controversias en materia de alteración endocrina”. Endocrine Reviews 30.1 75-95, 2009): “Una
determinada dosis considerada segura no garantiza la seguridad a dosis
más bajas, y algo parecido puede estar ocurriendo con las dosis que se
consideran seguras para los humanos”.
¿Por qué no? Pues porque cualquier sustancia tóxica
puede trazar una curva de respuesta, con fuertes efectos en la parte
superior de la curva y efectos débiles o nulos en la parte inferior. Y
no sólo es posible una curva, sino que pueden ser variadas, como las que
se muestran a continuación.
Tenga
en cuenta que en todas las figuras, la dosis más baja aparece a la
izquierda de la gráfica, y las dosis más altas a la derecha. Los
gráficos A y B son los que se creían que eran universales ( y siguen
siéndolos para los protransgénicos). La curva C, con forma de U, la de
la derecha, es muy diferente y posiblemente es más difícil de aceptar
para los partidarios de los transgénicos.
Esto se debe al modo en que se realizan las
evaluaciones que se describieron anteriormente: se comienza con las
dosis más altas y se van bajando hasta que los efectos ya no son
evidentes, y luego se deja un margen lo suficientemente amplio y ya se
establece la dosis segura. En otras palabras, sólo se tiene en cuenta la
parte derecha de la curva en forma de U. No hay manera de saber qué se
podría encontrar a niveles aún más bajos y si los efectos nocivos pueden
darse de nuevo ( parte de la izquierda del gráfico). Pero esto es
precisamente lo que aparece en el gráfico. Si una sustancia tóxica tiene
una curva en forma de U, pero si eres un buen acólito de Monsanto asumes que es monótona, puedes caer en un grave error, ya que no sabremos qué es lo que pasa después… hasta que sucede.
Pero estoy seguro que los defensores de los transgénicos estarán diciendo: “Bueno, “¿cuáles son las evidencias científicas de todo esto? Dirán que en algunas pobres publicaciones de escasa relevancia, pero no, lo siento: Endocrine Reviews
tiene una de las mejores valoraciones dentro del Factor de Impacto de
las 89 revistas de endocrinología y metabolismo. De un total de 5684
encuestados por el ISI, el ranking de Endocrine Reviews tiene un factor de impacto de 20. (Fuente: ResearchGate,
pero también se pueden consultar las listas originales ISI). El facto
de impacto de la revista es de 19,36 y este documento ha sido citado 537
veces en artículos de revistas y libros. No estamos hablando por tanto
de ciencia basura, estamos hablando del Estándar Oro de la
Endocrinología.
La misma revista también ha publicado “Hormonas y disruptores endocrinos. Productos químicos: efectos a bajas dosis y respuesta no monótona” (Vanderberg et al, Endocrine Reviews
33.3 378-455 (2012)). Y en este caso se incluye el glifosato, con una
curva dosis-respuesta no monótona y que causa daños sustanciales: los
productos químicos no monotónicos como los herbicidas basados en el
glifosato (Roundup) tienen como efecto la muerte celular; la actividad de la aromatasa en las células HepG2 del hígado.
Tenga en cuenta que este documento aparece citado 564
veces, incluso más que el anterior, teniendo en cuenta que sólo cubre
un período de dos años. Son cerca de 850 citas las que apoyan el
trabajo.
Los protransgénicos se repliegan: “”Muy controvertidos todos estos datos. La buena Ciencia dice todo lo contrario”. Hace seis años ( mucho tiempo para los avances científicos) Laura Vanderberg dijo: “A
pesar de que la investigación científica entra en la dinámica de un
toma y daca entre los investigadores con diferentes opiniones y puntos
de vista, la controversia en torno a los efectos de las dosis bajas y
las curvas NMDR se dejan de lado, porque afecta a decisiones de salud
pública… Sin embargo, ha sido demostrado un suficiente número de veces, y
por tanto ya no debiera ser considerado un tema controvertido”. Es decir, es la nueva ortodoxia en toxicología.
Entonces, ¿qué tiene que ver todo esto con el estudio
de Swanson et al.? Bueno, en primer lugar, atendamos a eso de que no
hay datos por áreas. Un gancho: si el glifosato tiene efectos a dosis
bajas, entonces no hay razón para esperar que la gente de las zonas
donde más se ha utilizado tenga más enfermedades crónicas, y por lo
tanto no tiene sentido hacer una separación por estados o regiones.
Pero el trabajo sobre las curvas de respuesta va
mucho más lejos. Como Vandenberg et al. señalan al final de su artículo
de 2012: “El concepto de no monotonicidad es algo fundamental
en el campo de la salud ambiental, porque cuando se produce una
respuesta no monotónica en relación a la dosis, no se pueden predecir
los efectos que se producirán a dosis bajas y observadas a dosis altas”. Esto
significa que cuando los protransgénicos dicen que el glifosato a bajas
dosis es inofensivo, están afirmando algo que no tiene validez
científica. Al contrario, ahora que sabemos que la respuesta del
glifosato es monotónica y un disruptor endocrino, es probable que cause
daños sustanciales. ¿Cuál será el próximo paso para que quede probado?
¿Pues lo mismo que ocurrió con el asunto del tabaco y el cáncer de
pulmón? Mediante estudios epidemiológicos y correlaciones.
La comparación con lo que ocurrió con el tabaco
merece un comentario a parte y todo se andará. Por ahora, es suficiente
con destacar la importancia del trabajo de Swanson et al. A través de la
epidemiología, el documento estima que el glifosato puede haber causado
un aumento de las enfermedades crónicas en Estados Unidos. Conociendo
las aportaciones de la toxicología, los resultados de Swanson et al. ya
no se pueden obviar con una negación rotunda, y decir que se necesitan
investigación más detenidas. Aunque también se puede decir a los
defensores de los transgénicos que de nada sirven sus afirmaciones y sus
estudios sobre la seguridad de los pesticidas utilizados.
Referencia:
“Los cultivos modificados genéticamente, el glifosato y el deterioro de la salud en Estados Unidos”, por Nancy L. Swanson, Andre Leu, Jon Abrahamson y Bradley Wallet. Journal of Organic Systems, 9(2), 2014 (http://www.organic-systems.org/journal/92/JOS_Volume-9_Number-2_Nov_2014-Swanson-et-al.pdf).
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Procedencia del artículo:http://smokinggmogun.blogspot.co.uk/2015/02/unsafe-at-any-dose.html
https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2015/02/24/plaguicidas-utilizados-en-los-transgenicos-inseguros-a-cualquier-dosis/
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