sábado, 23 de septiembre de 2017

Cómo Monsanto preparó una “tormenta de protestas e indignación” con antelación a la clasificación del glifosato como probablemente carcinógeno por parte de la IARC

Por Carey Gillam, 19 de septiembre de 2017   -  The Huffington Post

Hace tres años que los ejecutivos de Monsanto Co. se dieron cuenta de que tenían un grave problema entre sus manos.

Era septiembre de 2014, el producto químico más vendido por la Empresa, el herbicida a base de glifosato, Roundup, había sido seleccionado para ser sometido a un proceso de evaluación de riesgos por parte de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (IARC). Monsanto llevaba décadas defendiendo la seguridad del glifosato y desacreditando a aquellos investigadores que por el contrario decían que esta sustancia química puede causar cáncer y otras enfermedades. Y a pesar de que todavía faltaban unos meses para que se realizase la revisión por parte de la IARC, los científicos de Monsanto sabían perfectamente cual iba a ser el resultado, y sabían que no sería nada bueno. 

Documentos internos de la Empresa muestran no sólo el temor de Monsanto ante la inminente revisión, sino que los responsables de la Empresa esperaban que los científicos de la IARC descubrieran algunas conexiones entre el cáncer y el glifosato. Los científicos de la Empresa vieron que sus esfuerzos en defensa del glifosato eran vulnerables, en medio de múltiples investigaciones desfavorables realizadas en personas y animales expuestos al herbicida. Además de los estudios epidemiológicos, “también hay vulnerabilidades potenciales en otras áreas que la IARC puede considerar, a saber, la exposición, la toxicidad para los genes, y el modo de acción…”, escribió un científico de Monsanto en octubre de 2014. En ese mismo correo electrónico se discutía la necesidad de buscar aliados y organizar un contraataque, eso meses antes de la reunión de la IARC en marzo de 2015. 
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