Investigadores indican que no está probado que los alimentos modificados genéticamente aumenten el rendimiento y reduzcan costos, pero sí el impacto en la salud y el medio ambiente
Una foto de archivo de una ganadería en la
provincia de Alberta, Canadá. Investigadores de la Universidad de
Sherbrooke en Canadá encontraron en 2011 que las mujeres embarazadas que
comían ganado alimentado con maíz modificado genéticamente, conservan
en sus cuerpos y en sus cordones umbilicales pesticidas tóxicos que
fueron implantados en el maíz a través de la modificación genética.
(David Buston / AFP / Getty Images)
EDMONTON,
Canadá – Los primeros organismos modificados genéticamente (OMG) fueron
aprobados en Canadá a mediados de la década de 1990, y en la actualidad, es uno
de los cinco principales productores de cultivos transgénicos a nivel mundial.
En Canadá,
los alimentos genéticamente modificados (GM) están regulados bajo el término "nuevos alimentos", un
término genérico dado a los alimentos
que no tienen un historial de uso seguro. Actualmente, el gobierno federal aprobó
más de 100 nuevos alimentos cuya gran mayoría son los alimentos transgénicos.
Sin embargo, muchos de los productos autorizados aún no se producen ni están
disponibles en el mercado canadiense.
Según el
Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-Biotecnológicas
(ISAAA por sus siglas en inglés), en 2012 existían 11,6 millones de hectáreas
de cultivos transgénicos en Canadá.
Los
principales cultivos transgénicos producidos en Canadá incluyen la canola,
el maíz, la soja, y en menor medida, la remolacha azucarera.
Entre estos
cultivos, la canola es el más rentable para los agricultores canadienses, según
Agriculture and Agri-Food Canada. Un estudio realizado por el Consejo de Canola
de Canadá muestra que este tipo de cultivo contribuye anualmente con 15,4 mil
millones de dólares a la economía canadiense, y más del 90% de los cultivos de
canola en Canadá fueron genéticamente modificados.
Canadá
también importa variedades modificadas genéticamente de aceite de semilla de algodón,
papayas y calabazas, entre otros.
Actualmente
en el país no se permiten productos biotecnológicos de animales con fines
comerciales, aunque la Universidad de Guelph en Ontario trabajó para obtener un
cerdo transgénico en el marco de un proyecto denominado EnviroPigs. El proyecto
quedó en suspenso por falta de financiamiento.
En Canadá,
los alimentos transgénicos no requieren etiquetas advirtiendo que el producto
contiene OMG, un punto de conflicto para los activistas que quieren saber si el
alimento es transgénico o si es un producto derivado de ellos.
Otro tema de
actualidad impugnado por los activistas es una solicitud, proveniente de una
empresa con sede en Columbia Británica, que busca la aprobación de una manzana diseñada genéticamente, que, de
ser aprobada, sería la primera fruta
transgénica aprobada para su cultivo en Canadá (la papaya transgénica ya
está aprobada en Canadá, pero no se cultiva localmente).
En 2011, el
gobierno de Canadá propuso una nueva
política llamada "presencia en
niveles bajos" (PNB) para permitir pequeñas cantidades de material
modificado genéticamente no aprobado en los alimentos importados.
El
fundamento de esta política es que los alimentos importados a veces contienen
rastros de productos modificados genéticamente autorizados en el país de origen
pero no así en Canadá, lo que puede afectar todo el envío y en consecuencia
alterar el comercio internacional.
Al adoptar
esta política, Canadá espera convertirse en el primer país en el mundo
que permite PNB, y tendría como consecuencia que los demás países lo imiten,
evitando así interrupciones en el comercio internacional de Canadá. La
propuesta acaba de terminar la fase de consulta de los interesados.
¿Son los
transgénicos necesarios en Canadá?
Canadá, un
país vasto y rico en recursos, es uno de los mayores exportadores agrícolas del
mundo. Según Agriculture and Agri-Food Canada, la agricultura y la industria
agroalimentaria contribuyen anualmente con 100 mil millones de dólares al
producto interno bruto de Canadá.
Para los
agricultores canadienses los beneficios del uso de cultivos transgénicos, o
subproductos aplicados en cultivos o en la alimentación del ganado, superan los
costos o riesgos, de acuerdo con Andreas Boecker, profesora asociada en el
departamento de alimentos, agricultura y recursos económicos de la Universidad
de Guelph.
Según explicó
Boecker en un correo electrónico: "Debido a que los cultivos GM están
dirigidos principalmente a la reducción del costo por unidad en la producción,
y la alimentación es un costo importante en la producción animal, esta
tecnología contribuye a la competitividad de Canadá en los mercados mundiales
de productos básicos".
"Dado
que Canadá es un importante exportador de productos agrícolas, desde esta
perspectiva, los cultivos transgénicos han sido beneficiosos", agregó Boecker.
Por el
contrario, apuntó Boecker, para los
productores orgánicos los transgénicos son malas noticias, ya que, por
ejemplo, el tratar de mitigar el riesgo de perder la certificación orgánica
debido a la polinización cruzada o la aparición de productos transgénicos en
sus producciones, aumentan el costo.
Está
también, por supuesto, la preocupación por la seguridad del consumo de OMG.
En una
reciente carta abierta, Thierry Vrain, científico investigador para Agricultura
de Canadá, quien ya está retirado, dijo no creer en el argumento presentado por
las empresas biotecnológicas que los cultivos transgénicos tienen más
rendimiento y requieren menos plaguicidas, y que no tienen impacto en la salud
ni en el medio ambiente.
Vrain dijo
que hay una serie de estudios que muestran que los ratones y las ratas de
laboratorio desarrollan serios problemas de salud después de consumir maíz o
soja transgénica.
"Todos
debemos tomar en serio estos estudios y exigir que las agencias del gobierno
los repliquen ellos mismos, en lugar de confiar en estudios pagados por las
empresas de biotecnología", dijo Vrain en su carta.
El prominente
académico canadiense, locutor y activista ambiental David Suzuki, también dice
que no está probado que los cultivos
resistentes a pesticidas y herbicidas aumenten los rendimientos y reduzcan los
costos, pero si hay una creciente preocupación por su impacto en la salud y
el medio ambiente.
"La
seguridad de los alimentos transgénicos no está probada, y un cuerpo creciente
de investigación conecta estos alimentos con problemas de salud y daños al
medio ambiente", dijo Suzuki en un artículo publicado en la página web de
la Fundación David Suzuki.
"Debido
a que no estamos seguros de los efectos de los OMG, debemos tener en cuenta uno
de los principios rectores de la ciencia, el principio de precaución. En virtud
de este principio, si una política o acción pudiera dañar la salud humana o el
medio ambiente, no debemos continuar hasta que sepamos a ciencia cierta cuál
será el impacto".
Boecker dijo
que todos los expertos están de acuerdo en que no hay una garantía del 100%
sobre la seguridad de los transgénicos. Sin embargo, agregó: "Tenemos que
aceptar que las nuevas tecnologías tienen riesgos, pero no podemos bloquearlas
simplemente porque algo puede ir mal en el futuro”.
"Dado que no puede haber un 100% de certeza en cuanto a la seguridad de
los nuevos productos y tecnologías, es importante que la tecnología se pueda
monitorear en todos los aspectos para que las políticas puedan ser adaptadas
para gestionar riesgos emergentes. Veo que esto sucede porque hay agricultores,
consumidores y científicos preocupados", agregó Boecker.
Blossom
Leung, un vocero de Health Canada, dijo en un correo electrónico que el enfoque
de evaluación de seguridad del gobierno aborda cualquier riesgo posible en los
alimentos derivados de la biotecnología.
Estudios
realizados en Canadá sobre los efectos en la salud de los OMG
Uno de los
más conocidos estudios canadiense sobre los efectos a largo plazo de los
transgénicos en los seres humanos, y según algunos el único, es un estudio publicado
en 2011 por investigadores de la Universidad de Sherbrooke.
En él, los
investigadores encontraron rastros de pesticidas tóxicos que son implantados en
los cultivos transgénicos en el 93% de madres embarazadas y en el 80% de los
cordones umbilicales, lo que sugiere que los químicos estaban entrando al
cuerpo por el consumo de productos ganaderos alimentados con maíz transgénico,
lo que contradice la afirmación de la industria de que los productos químicos
nocivos presentes en los cultivos no afectan al cuerpo humano y son eliminados
por éste.
Leung, de
Salud Canadá, dijo que el departamento no considera que se necesiten estudios a
largo plazo para los productos transgénicos creados con las tecnologías
actuales.
"Muchas
de las cuestiones planteadas por la aplicación de la biotecnología en los
alimentos son igualmente aplicables a los alimentos producidos por medios
convencionales", dijo Leung.
Según Leung,
"Teniendo en cuenta que la aplicación de la modificación genética no
introduce riesgos únicos, el potencial de efectos a largo plazo de estos
alimentos no es diferente a la de los alimentos convencionales, que han sido
parte de la dieta canadiense de manera segura por un largo tiempo. Por lo
tanto, no hay evidencia actual que indique que se necesitan estudios a largo
plazo que garanticen la seguridad de los alimentos producidos usando esta
tecnología".
Uno de los
estudios a largo plazo más citados por los activistas en Canadá, es el estudio
publicado por un grupo de investigadores franceses liderados por Gilles-Eric
Seralini en 2012, que afirma que las
ratas alimentadas con maíz genéticamente modificado eran propensas a
desarrollar tumores y morir prematuramente.
Después de
revisar el estudio, Salud Canadá y la Agencia Canadiense de Inspección de
Alimentos, dijo que el estudio tiene "deficiencias significativas",
haciendo que la "validez de los resultados del estudio sean difíciles de
determinar". Cierto número de otras agencias gubernamentales de seguridad
alimentaria en Europa, Australia y Nueva Zelanda también llegaron a
conclusiones similares.
Lucy
Sharrat, coordinadora del grupo anti-OMG, Red de Biotecnología Canadiense en
Acción, afirma que dado que Salud Canadá ya aprobó muchos alimentos modificados
genéticamente, por lo general son "reacios a tomar en serio una nueva
investigación si señala posibles problemas".
http://www.lagranepoca.com/28939-canada-presiona-flexibilidad-produccion-transgenicos
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