Un estudio independiente desarrollado por Jerry Greenfield, experto en
marketing alimentario, concluye que etiquetar los alimentos transgénicos
no supondría un incremento de precios, argumento utilizado por el
sector de la industria alimentaria que no quiere este etiquetado.
En Estados Unidos, algunas empresas han advertido en reiteradas ocasiones que el precio de los alimentos podría incrementarse si se introdujera el etiquetado transgénico. Podemos citar como ejemplo el caso de la malograda Proposición 37,
en ella se solicitaba una legislación transparente e informativa sobre
los alimentos transgénicos en California, algunos grupos comerciales y
empresas destacadas argumentaban en una campaña paralela en contra del
proyecto de ley, que la reglamentación solicitada obligaría a la
industria a aumentar el precio de los alimentos, además, con un
etiquetado identificativo los consumidores tendrían una percepción
errónea en materia de seguridad alimentaria, argumento con poco sentido.
Estas afirmaciones se han repetido en cada uno de los Estados del
país en los que se ha propuesto una legislación para identificar los
alimentos modificados genéticamente. Queda poco para que se someta a
votación la Iniciativa 522
de Washington, ésta propone una reglamentación similar a la Proposición
37 (California), con el mismo cometido. Por supuesto, también está en
marcha una campaña por parte de las grandes empresas que no quieren que
la reglamentación salga adelante y uno de los puntos principales
argumentados es el incremento de precios que afectaría a los
consumidores de lleno. Pues bien, hoy conocemos un estudio independiente
desarrollado por un experto en marketing alimentario, en el que se
concluye que etiquetar los alimentos transgénicos no supondría un incremento de precios. No se han encontrado evidencias que corroboraran las afirmaciones de la industria alimentaria.
El estudio se titula ‘¿Por qué cambiar la etiqueta no afectaría a los
precios de los alimentos?’ Es imposible que agregar un par de palabras o
un logo identificativo en la etiqueta de un producto pueda suponer un
incremento del coste de la cesta de la compra, de hecho, no existen
evidencias en las revisiones que ha realizado el experto con otro tipo
de cambios de etiqueta que estén asociados a la subida de precios. Los
precios de mercado se establecen por una serie de factores complejos,
los principales son la respuesta de los consumidores y la competencia
entre fabricantes.
Por otro lado, también menciona el precio de las ventas al por mayor,
se trata de otra variable importante, sin embargo, en términos
relativos tiene un menor impacto en los precios al por menor. Por otro
lado y como sabemos, la ley de la oferta y la demanda es otro
condicionante que hace fluctuar el precio, pero no lo hace el hecho de
añadir un par de palabras a una etiqueta “Alimento transgénico“, “Contiene Transgénicos”, etc. Los cambios en las etiquetas de los productos tienen un impacto prácticamente insignificante sobre el precio
de un producto, por otro lado, los cambios son una constante en la
industria alimentaria y se hacen por miles de razones, por marketing,
por actualización de la apariencia de la marca, por la inclusión o
supresión de nuevos ingredientes, o por la puesta en marcha de alguna
legislación que obligue a incluir una determinada leyenda, por todos
estos cambios los consumidores no sufrimos ningún incremento en el
precio de los productos, entonces, ¿por qué la industria alimentaria
argumenta que supondría un incremento en los precios señalar a los
alimentos transgénicos?
Jerry Greenfield, el experto en marketing alimentario responsable del
estudio, concluye que el coste es cero, por lo que el argumento de la
industria no tiene peso ni razón de ser. Sin embargo, hay que recordar
que algunos consumidores estadounidenses creen en estas amenazas, cuando
en realidad deberían darse cuenta de que tiene la sartén por el mango,
si realmente suben los precios basta con no comprar, al final no tendrán
más remedio que bajar los precios o dejar de utilizar ingredientes
modificados genéticamente.
Según leemos en Food Navigator,
el experto explica también que cada año cambian entre un 25% y un 50%
los envases, y esto ha sido una constante durante los últimos 7 años, se
han realizado todo tipo de cambios como parte de la evolución de los
embalajes y el etiquetado. Ejemplos interesantes a citar, Ben &
Jerry empresa de la que hablábamos en el post El Estado de Vermont solicita el etiquetado transgénico,
ésta apoya este tipo de legislación alimentaria, algo que le ha costado
la crítica de buena parte del sector de la industria alimentaria, la
empresa está decidida a etiquetar sus productos con la descriptiva 100%
libre de transgénicos, este cambio en el etiquetado no va a suponer
ningún coste adicional.
Este estudio, en el que se concluye que etiquetar los alimentos
transgénicos no supone un incremento de precios, se presenta a modo
informativo para que los consumidores sepan realmente hasta qué punto
las amenazas de parte de la industria agroalimentaria son reales. Muchos
consumidores quieren que los alimentos modificados genéticamente sean
identificados, no se habla de beneficios o perjuicios, no se cuestionan,
simplemente desean ejercer su derecho a saber y elegir según sus
convicciones.
Podéis conocer todos los detalles del estudio Why Label Changes Don’t Affect Food Prices a través de este enlace (Pdf).
http://www.gastronomiaycia.com/2013/09/12/etiquetar-los-alimentos-transgenicos-no-supondria-un-incremento-de-precios/
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