Ponencia ante la Cámara de Representantes de Puerto Rico
Mi
nombre es Carmelo Ruiz Marrero, soy autor, periodista investigativo y
educador ambiental, y dirijo el Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico,
un colectivo fundado en 2004 dedicado a educar a la ciudadanía sobre
los aspectos ecológicos, sociales, políticos, económicos, éticos y de
salud humana de los organismos, cultivos, productos y alimentos
genéticamente alterados o transgénicos, mediante charlas, conferencias,
entrevistas de prensa, comunicados y una página web.
El
Proyecto de la Cámara 1284, con su propuesta de formular un plan
estratégico integral para la agricultura nacional, es sin duda un gran
paso hacia adelante para la agricultura, seguridad alimentaria y
economía del país. Sin embargo, para que tal plan sea efectivo y
beneficioso para el pueblo puertorriqueño, debe abordar la ecología como
asunto central y de primerísima importancia.
Algo
anda realmente mal en la agricultura. Constantemente aumenta la
evidencia de que la muy celebrada agricultura industrial convencional,
que en este país a menudo se le llama equivocadamente agricultura
“tradicional”, no combate el hambre, no es capaz de proveer alimentos
saludables y deja a su paso enormes daños ambientales evitables e
inaceptables, como erosión de la biodiversidad, deforestación,
destrucción de suelos, envenenamiento con pesticidas, y encima de eso es
una de las principales causas del cambio climático, el cual es
ciertamente la mayor amenaza que enfrenta la especie humana hoy. Según
“Cocinando el Planeta”, un extenso documento conjunto de varias
organizaciones europeas, incluyendo GRAIN y Veterinarios Sin Fronteras
(1), la agricultura industrial es responsable de la mitad de las
emisiones de gases de efecto invernadero.
En
2002 la Organización de Naciones Unidas y el Banco Mundial convocaron
un cuerpo investigativo de alto nivel para evaluar minuciosamente la
ciencia y tecnología agrícolas. El informe final de este esfuerzo,
titulado Evaluación Internacional del Conocimiento Agrícola, Ciencia y
Tecnología para el Desarrollo (IAASTD), es comúnmente conocido por su
nombre corto: la Evaluación Agrícola, y fue publicado en 2008 (2).
Este
informe es el resultado de un estudio concienzudo, basado estrictamente
en evidencia, que se propuso a encontrarle respuesta a la pregunta:
“¿Qué debemos hacer para conquistar la pobreza y el hambre, lograr
desarrollo sustentable y equitativo, y sostener una agricultura
productiva y resistente frente a las crisis ambientales?” Se propone
nada menos que determinar la agenda de la agricultura mundial para los
próximos 50 años.
A
la Evaluación se le asignó la ambiciosa tarea de contestar la pregunta
central de cómo la agricultura en el año 2050 contribuirá a una
humanidad bien alimentada y saludable a pesar de los retos de vasta
degradación ambiental, crecimiento poblacional y cambio climático, y que
lo haga de modo que el potencial para producir alimento no se haya
perdido debido a cómo hacemos agricultura.
Esta
exhaustiva evaluación es a la agricultura mundial lo que el Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es al clima. La
similitud entre ambos emprendimientos es más que casual. El director del
IAASTD fue Robert Watson, quien presidió el IPCC de 1997 a 2002.
El
IAASTD fue redactado por sobre 400 expertos- de agencias
internacionales, la comunidad científica, organizaciones no
gubernamentales y la empresa privada- que recopilaron datos e
informaciones de miles de otros colegas de todas partes del mundo, y fue
sometido a dos procesos independientes de revisión por los pares. La
evaluación fue financiada por organismos intergubernamentales como el
Banco Mundial, el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, la UNESCO y
la Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU (FAO).
En
resumidas cuentas, el informe concluye que el modelo dominante de
agricultura moderna está devorando el patrimonio del planeta y poniendo
en peligro el futuro de la humanidad. “La agricultura moderna, tal como
hoy se practica en el mundo... está explotando excesivamente el suelo,
nuestro recurso natural básico, y es insostenible porque hace un uso
intensivo tanto de la energía proveniente de los combustibles de origen
fósil como del capital, al mismo tiempo que básicamente no tiene en
cuenta los efectos externos de su actividad”, declaró Hans Herren,
co-presidente del IAASTD (3). “Si seguimos con las actuales tendencias
en materia de producción de alimentos agotaremos nuestros recursos
naturales y pondremos en peligro el futuro de nuestros niños.” Al ser
publicado el informe en una actividad en Johannesburgo, Robert Watson
declaró categóricamente que mantener el estatus quo en la agricultura no
es una opción (Business as usual is not an option) (4).
“El
informe refleja un creciente consenso entre la comunidad científica
global y la mayoría de los gobiernos de que el viejo paradigma de
agricultura industrial, intensivo en energía y tóxico, es un concepto
del pasado”, dice una declaración conjunta de varias organizaciones de
sociedad civil, incluyendo la Federación Internacional de Movimientos de
Agricultura Orgánica (IFOAM), la Red de Acción sobre Plaguicidas, y
Greenpeace (5). “El mensaje clave del informe es que los agricultores de
pequeña escala y los métodos agroecológicos proveen el mejor camino
hacia adelante para evitar la corriente crisis de alimentos y satisfacer
las necesidades de las comunidades locales. Por primera vez una
evaluación global independiente reconoce que la agricultura tiene una
diversidad de funciones ambientales y sociales.”
Las
megaempresas que controlan la agricultura industrial ahora nos ofrecen
cultivos genéticamente alterados, o transgénicos, que supuestamente
aumentan los rendimientos, reducen el uso de agrotóxicos, controlan
malezas y plagas de manera ambientalmente benigna, y muchos otros
beneficios para consumidores, agricultores, el ambiente y los
hambrientos del mundo. Pero los alegados beneficios de estas novedosas
semillas producto de la biotecnología moderna son puramente imaginarios.
Al contrario, los cultivos transgénicos han exacerbado el hambre y la
miseria rural, han llevado al desarrollo de supermalezas y superplagas,
han empeorado los problemas ambientales causados por la agricultura
moderna, y estudios científicos no financiados por la industria de
biotecnología consistentemente han encontrado en los alimentos
transgénicos daños a la salud de animales de laboratorio lo
suficientemente serios como para exigir una moratoria a su producción.
Esto nos concierne a los puertorriqueños no solamente como consumidores
sino que nos concierne también porque las compañías de biotecnología
agrícola, como Monsanto, Syngenta y Pioneer, tienen una gran
concentración de cultivos transgénicos experimentales y de propagación
de semilla en terrenos agrícolas de nuestro país.
Estos
cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más, ni para ser
más nutritivos, ni para reducir el uso de agroquímicos tóxicos. La
mayoría fueron alterados para ser inmunes al herbicida Roundup, producto
de la corporación Monsanto, y se les conoce como cultivos Roundup
Ready. Los demás producen su propio insecticida, y se les llaman
cultivos Bt. Estos cultivos, que son mayormente de soya y maíz, se
utilizan para hacer, entre otras cosas, harina, almidón, aceite de
cocinar, endulzadores, biocombustibles, y comida para alimentar los
animales de finca que nos dan carne, lácteos y huevos.
Hasta
el día de hoy no se ha demostrado que los alimentos transgénicos sean
seguros (6). La agencia federal estadounidense FDA, que se supone
fiscalice los alimentos y medicamentos, no realiza sus propios estudios
sobre productos GM. Los estudios de los que se vale la agencia son
realizados por las propias compañías que los producen, y usualmente
están clasificados como información confidencial (Si son tan seguros,
¿por qué la confidencialidad?).
La
FDA “depende casi totalmente de la notificación voluntaria de las
compañías de biotecnología de que realizaron su propia evaluación de
seguridad de los cultivos GM (transgénicos) que quieren comercializar”,
advierten los científicos húngaros Arpad Pusztai y Susan Bardocz,
quienes son parte de la facultad del Instituto de Ecología Genética de
Noruega (GenØk) (7). “La FDA no tiene laboratorio propio y nunca, de
hecho, garantiza la inocuidad de cultivos y alimentos GM. Sólo acepta
las aseguranzas de las compañías de biotecnología de que su producto es
seguro.”
América
Latina es la región del mundo donde más cultivos transgénicos hay,
después de Estados Unidos y Canadá. La industria de biotecnología nos
dice que sus cultivos han sido todo un éxito para las economías
latinoamericanas, pero la realidad es otra.
El
pasado mes de mayo, 30 representantes de 12 organizaciones de sociedad
civil se reunieron en Bogotá convocados por la Red por una América
Latina Libre de Transgénicos para analizar la situación en relación a
estos cultivos a los 17 años de su introducción en la región. Declararon
que:
A
pesar de que los promotores de los cultivos transgénicos dijeron que
éstos iban a disminuir el uso de plaguicidas, la realidad es lo opuesto.
Ha habido un aumento exponencial en el uso de agrotóxicos en los países
que han adoptado esta tecnología, y su aplicación está relacionada
especialmente con los cultivos resistentes a herbicidas, lo que ha
significado el sometimiento de la población a una condición sanitaria
cercana al genocidio. En el Cono Sur, la soja resistente a glifosato (ingrediente activo de Roundup)
cubre un área de 475.700 Km2; toda esta área es fumigada con un cóctel
de agrotóxicos que incluye el glifosato, afectando a cerca de 10
millones de personas que viven en la zona de influencia de las
fumigaciones asociadas a los cultivos transgénicos.
Esta
avalancha tóxica ha provocado un aumento exponencial de enfermedades
relacionadas con plaguicidas, como malformaciones genéticas, incremento
de leucemia, linfomas, enfermedades autoinmunes, y daños irreparables en
los ecosistemas. (8)
En
agosto de 2010 se celebró en Argentina el Primer Encuentro Nacional de
Médicos de Pueblos Fumigados, en el cual los científicos, investigadores
y académicos participantes escribieron una carta abierta a los gremios
del agronegocio, de la cual citamos a continuación:
Los
cánceres y otras enfermedades severas son detectadas con más frecuencia
ahora. Al igual que los abortos espontáneos, trastornos de fertilidad y
nacimiento de hijos con malformaciones congénitas que encontramos con
índices muy elevados. Y que los trastornos respiratorios, endocrinos,
hematológicos, neurológicos y psíquicos son, también ahora, mucho más
frecuentes en las poblaciones sistemáticamente fumigadas. Fumigadas
porque comparten el mismo espacio geográfico que los cultivos
agroindustriales y transgénicos que ustedes explotan.
…Nosotros,
los médicos y demás miembros de los equipos de salud, los
investigadores, científicos y académicos que analizamos este problema,
no creemos es más, estamos seguros que los crecientes padecimientos en
la salud de los habitantes de los pueblos fumigados son generados por
las fumigaciones que ustedes realizan. (9)
Es necesario reconocer la labor del Grupo de Reflexión Rural de Argentina, el cual por años documentó estos horrores:
Hace
tiempo, el Grupo de Reflexión Rural se tomó el trabajo de recoger
información sobre los impactos del glifosato en diversas poblaciones
argentinas: entre otros lugares, del barrio Ituzaingó, en Córdoba, a Las
Petacas, en Santa Fe, y de San Lorenzo, también en Santa Fe, a Los
Toldos, en Buenos Aires. En cada una de esas poblaciones se detectaron
situaciones dramáticas. Y precisamente en el barrio Ituzaingó… se
produjeron doscientos casos de cáncer para una población de apenas cinco
mil habitantes, además de malformaciones entre los recién nacidos.
Ituzaingó es una población rodeada de campos de soja sistemáticamente
fumigados. El rocío de esas fumigaciones llegaba hasta la puerta de las
casas. (10)
En
vista de estos datos, creo que es necesario hacer estudios de salud de
las comunidades cercanas a los enormes monocultivos transgénicos en
Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas.
En
cuanto a los supuestos beneficios para los agricultores, sepan lo
siguiente: El pasado 9 de julio la National Public Radio (NPR) de
Estados Unidos transmitió un reportaje sobre las superplagas que azotan
los sembradíos transgénicos (11), y en mayo el Wall Street Journal
publicó un artículo con el horripilante título de "Pesticides Make a
Comeback: Many Corn Farmers Go Back to Using Chemicals as Mother Nature
Outwits Genetically Modified Seeds" (12). Hay que señalar que NPR y el
Wall Street Journal siempre habían estado inclinados a favor de los
transgénicos en reportajes anteriores.
En
cuanto a los problemas de malezas, las noticias tampoco son halagadoras
para los cultivos transgénicos. El pasado 4 de julio el Gazette,
periódico del estado de Iowa, reportó que los granjeros que siembran
transgénicos están perdiendo la guerra contra las malezas debido a
nuevas superhiberbas resistentes al herbicida Roundup (13).
Pero
el panorama no es del todo negativo. En años recientes la conciencia
crítica sobre qué comemos y cómo se producen nuestros alimentos ha
crecido a pasos agigantados en Puerto Rico y en el resto del mundo. El
sistema industrializado de producción agrícola ya no es vaca sagrada ni
volverá a serlo jamás.
Sí
existen alternativas. Sí existen otras maneras de hacer las cosas.
Alrededor del mundo, activistas, agricultores, científicos, profesores,
campesinos, pueblos indígenas, pescadores artesanales, pastores,
cooperativistas, curadoras de semillas, amas de casa, consumidores
conscientes, y gente común y corriente de todas las profesiones y
caminos de la vida demuestran con su activismo, investigación rigurosa y
trabajo consecuente que otra agricultura es posible. Sus múltiples
propuestas se aglutinan alrededor de la joven ciencia de la
agroecología, la cual ofrece innovadoras respuestas ante las crisis
globales alimentaria, económica, energética y ambiental.
“La
idea principal de la agroecología es... desarrollar agroecosistemas con
una mínima dependencia de agroquímicos e insumos de energía”, explican
los profesores Miguel A. Altieri y Víctor M. Toledo, de la Sociedad
Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA). “La agroecología es
tanto una ciencia como un conjunto de prácticas. Como ciencia se basa en
la aplicación de la ciencia ecológica al estudio, diseño y manejo de
agroecosistemas sustentables”. (14)
En
una presentación a la cumbre mundial ecologista Río + 20 en Brasil en
2012, Altieri y Clara Nicholls, directora del programa doctoral de
SOCLA, plantearon que:
Miles
de proyectos en África, Asia y América Latina demuestran de forma
convincente que la agroecología proporciona la base científica,
tecnológica y metodológica para ayudar a los pequeños agricultores a
mejorar la producción agrícola de manera sostenible y resiliente, lo que
les permite satisfacer las necesidades alimentarias actuales y futuras.
Los métodos agroecológicos producen más alimentos en menos tierra,
utilizando menos energía, menos agua, mientras que mejoran la base de
recursos naturales, prestan servicios ecológicos como la reducción de
las emisiones de gases de efecto invernadero. (15)
Dicen Altieri y Toledo:
La
agroecología está aportando las bases científicas, metodológicas y
técnicas para una nueva “revolución agraria” a escala mundial. Los
sistemas de producción fundados en principios agroecológicos son
biodiversos, resilientes, eficientes energéticamente, socialmente justos
y constituyen la base de una estrategia energética y productiva
fuertemente vinculada a la soberanía alimentaria.
Las
iniciativas agroecológicas pretenden transformar los sistemas de
producción de la agroindustria a partir de la transición de los sistemas
alimentarios basados en el uso de combustibles fósiles y dirigidos a la
producción de cultivos de agroexportación y biocombustibles, hacia un
paradigma alternativo que promueve la agricultura local y la producción
nacional de alimentos por campesinos y familias rurales y urbanas a
partir de la innovación, los recursos locales y la energía solar. (16)
El
propuesto Plan Estratégico Integral para la agricultura de Puerto Rico
debe rechazar los cultivos transgénicos y debe integrar la agroecología
como elemento esencial.
Notas
2) http://www.unep.org/dewa/Assessments/Ecosystems/IAASTD/tabid/105853/Default.aspx, http://bioseguridad.blogspot.com/search/label/IAASTD; http://en.wikipedia.org/wiki/International_Assessment_of_Agricultural_Knowledge,_Science_and_Technology_for_Development, http://www.agassessment-watch.org/,
3) Hans Herren. LA AGRICULTURA MODERNA CONDUCE AL DESASTRE ECOLÓGICO Y HUMANO http://www.other-news.info/noticias/2008/04/la-agricultura-moderna-conduce-al-desastre-ecologico-y-humano/
4) Lim Li Ching. Agriculture: Overhaul of agriculture systems needed, says new report http://www.twnside.org.sg/title2/susagri/susagri032.htm
5)
Civil Society Statement from Johannesburg, South Africa. A new era of
agriculture begins today: International agriculture assessment calls for
immediate radical changes http://www.unep.org/dewa/agassessment/docs/Civil_Society_Statement_on_IAASTD-28Apr08.pdf
6)
Doug Gurian-Sherman “Is the Long-Term Safety of Genetically Engineered
Food Settled? Not by a Long Shot” Union of Concerned Scientists, 15 de
noviembre 2012 http://blog.ucsusa.org/is-the-long-term-safety-of-genetically-engineered-food-settled-not-by-a-long-shot; Carmelo Ruiz Marrero. “Son seguros los transgénicos?” ALAI, 9 de septiembre 2008 http://alainet.org/active/26178&lang=es; Traavik, Terje & Lim Li Ching, editores. “Biosafety
First: Holistic Approaches to Risk and Uncertainty in Genetic
Engineering and Genetically Modified Organisms” Tapir Academic Press,
2007.
7) Pusztai y Bardocz. “Potential health effects of foods derived from genetically modified plants- What are the issues?”. Tomado de Traavik y Lim Li Ching 2007.
8)
Declaración de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos,
frente a casi 20 años de la introducción de cultivos transgénicos en la
región. http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Declaracion_de_la_Red_por_una_America_Latina_Libre_de_Transgenicos_frente_a_casi_20_anos_de_la_introduccion_de_cultivos_transgenicos_en_la_region
9) Carta abierta de médicos de pueblos fumigados a entidades agropecuarias http://sur.infonews.com/notas/carta-abierta-de-medicos-de-pueblos-fumigados-entidades-agropecuarias
10) Eduardo Blaustein. “La ciencia y la Justicia ya hablaron, pero la política mira para otro lado” http://sur.infonews.com/notas/soja-la-ciencia-y-la-justicia-ya-hablaron-pero-la-politica-mira-para-otro-lado
11) Dan Charles. “As Biotech Seed Falters, Insecticide Use Surges In Corn Belt” US National Public Radio, 9 de julio 2013. http://www.npr.org/blogs/thesalt/2013/07/09/198051447/as-biotech-seed-falters-insecticide-use-surges-in-corn-belt
12)
Wall Street Journal. “Pesticides Make a Comeback: Many Corn Farmers Go
Back to Using Chemicals as Mother Nature Outwits Genetically Modified
Seeds” 21 de mayo 2013. http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323463704578496923254944066.html
13)
The Gazette, 4 de julio 2013. “Herbicide-resistant weeds gaining ground
in Iowa: Farmers will need to find new ways to manage crops” http://thegazette.com/2013/07/04/herbicide-resistant-weeds-gaining-ground-in-iowa/
14)
Miguel Altieri y Víctor Toledo. “La Revolución Agroecológica en América
Latina: rescatar la naturaleza, asegurar la soberanía alimentaria y
empoderar al campesino” SOCLA, 2011.
15)
Miguel Altieri y Clara Nicholls. “Agroecología: Unica esperanza para la
soberanía alimentaria y la resiliencia ecológica” Sociedad Científica
Agroecológica de Latinoamérica, junio 2012. http://www.agroeco.org/socla/archivos_documentos_claves/SOCLA-Rio+20-espanol.pdf
16) Altieri y Toledo.
Martes, 24 de septiembre 2013
Fuente:
http://www.alainet.org/active/67635&lang=es
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