El riesgo de resistencia acecha
El maíz OGM fue creado mediante inserción del gen codificador de una proteína tóxica proveniente de una bacteria llamada Bacillus thuringiensis (Bt) dentro de su genoma. El "maíz Bt" produce por sí mismo esta toxina en sus hojas y tallos, la cual destruye la pared intestinal de las larvas de los insectos después de su ingestión. Barrenador, sesamia, crisomela... ningún depredador del maíz puede resistirla. Al menos al principio. Porque los insectos pueden desarrollar resistencias debido al efecto de la presión de selección impuesta continuamente por la molécula tóxica.
Una estrategia considerada infalible hasta el momento
Frente a esta amenaza, la solución recomendada consiste en conservar "zonas de refugio", es decir, una pequeña parte de las superficies no cultivadas con OGM. Objetivo: mantener poblaciones de insectos sensibles a la toxina. En la mayoría de las especies de plagas estudiadas hasta el momento, la evolución de la resistencia parecía provenir de una modificación de las células de la pared intestinal, impidiendo el establecimiento de las toxinas. Este tipo de adaptación se transmite de manera recesiva: solo dos padres resistentes producirán una descendencia a su vez resistente. Ahora bien, la probabilidad de que estos individuos aparezcan sigue siendo débil. Un insecto resistente que sobrevive en un campo de OGM tiene mayores probabilidades de aparearse con uno de sus numerosos congéneres sensibles provenientes de la "zona de refugio". Esta táctica ha dado resultados en Norteamérica, pero el equipo de investigación resalta una debilidad en el sistema.
Una eficacia cuestionada
Tan solo seis años después de la introducción del maíz Bt en Sudáfrica, los científicos han descubierto larvas de Busseola fusca resistentes que han proliferado rápidamente. Para explicar este fenómeno, los investigadores cruzaron polillas sudafricanas resistentes con polillas kenianas sensibles (actualmente el maíz Bt no es comercializado en Kenia). Desde la primera generación, las larvas híbridas obtenidas se mostraron tan resistentes al maíz Bt como sus parientes sudafricanas. Este resultado hace tambalear los fundamentos de la estrategia anti-resistencia que acompaña en general la utilización de los OGM.
Un nuevo modo de resistencia
Esto demuestra por primera vez que una resistencia al maíz Bt se transmite de manera dominante y no recesiva. Por lo tanto, la polilla no utiliza el mecanismo de adaptación clásico. De acuerdo con los investigadores, la larva de B. fusca podría ser capaz de desactivar la toxina antes de que esta ataque las paredes intestinales. Un tipo de adaptación como este se transmite en efecto de manera dominante. De esta forma la resistencia habría podido propagarse de generación en generación en las plagas.
Los mecanismos fisiológicos en cuestión deber ser confirmados en adelante con el fin de reorientar la estrategia anti-resistencia de los OGM. Además, los investigadores exploran otras formas prometedoras de lucha biológica contra las plagas del maíz en África, ya sea a partir de un hongo entomopatógeno o gracias a pequeñas avispas parasitoides. Estas ponen sus huevos en las larvas de B. fusca y posteriormente sus larvas matan a estas últimas después de haberse desarrollado a sus expensas.
http://es.ird.fr/la-mediateca/fichas-cientificas/438-larvas-africanas-resistentes-al-maiz-ogm
Documentos adjuntos
© IRD / B. Le Ru : Busseola fuscaFuente:
http://www.alphagalileo.org/ViewItem.aspx?ItemId=134140&CultureCode=es
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