Lo transgénico es una de las etiquetas que mayor aversión generan en la actualidad. A pesar de que la información en torno a los alimentos genéticamente modificados (los GMO’s en inglés) es tan confusa y escasa, como poco objetiva, lo cierto es que para aquellos que están relativamente informados asocian esta técnica de producción con algo malo: enfermedad, procesos anti-naturales, voracidad corporativa, etc. Y es que aparentemente hay buenas razones para justificar dicha asociación, aunque por otro lado también existe una sensación de poca fiabilidad en la información disponible –impresión que se fortalece al considerar las enormes agendas financieras y las premisas ideológicas que existen de por medio.
Más allá de satanizar los transgénicos,
de envolvernos en polémicas filosóficas o lanzar argumentos científicos,
algo que me parece indiscutible es que la población debiese tener la
posibilidad de decidir si ingerir, o no, alimentos genéticamente
modificados. Lamentablemente esto no es posible, ya que únicamente en la
Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda, China e India, los productos
elaborados con transgénicos están obligados a advertirlo en sus
etiquetas. En el resto del mundo las marcas tienen la opción de no
explicitarlo –o en pocas palabras de ocultarlo, sobretodo por que
intuyen que esto no favorecerá sus ventas.
Por fortuna existen diversas
organizaciones e iniciativas alrededor del mundo que, en su lucha
integral contra este fenómeno alimenticio, incluyen labores de
investigación y presión a las marcas, para establecer que productos son
elaborados utilizando transgénicos y cuáles no. Gracias a esto los
consumidores, es decir nosotros, tenemos la libertad de decidir si
ingerimos o no alimentos genéticamente modificados, decisión que
idealmente debiésemos tomar luego de informarnos al respecto,
contrastando ambas posturas.
En México, la organización Greenpeace se
dio a la tarea de lanzar su Guía de Transgénicos y Consumo Responsable.
En el documento aparecen dos grupos de productos, aquellos que probaron
no utilizar transgénicos, y aquellos que negaron acceso a la
información correspondiente, no brindan garantía alguna de no
utilizarlos, y jamás han externado su postura al respecto. Curiosamente
en este último grupo se incluyen los grandes grupos locales así como las
marcas trasnacionales. Todo lo anterior sugiere que si utilizan
ingredientes genéticamente modificados –sería poco creíble que de no
hacerlo desaprovechasen la oportunidad de comunicarlo.
Tras analizar el valioso listado de es
evidente que la mayoría de las grande marcas recurren aprovechan los
transgénicos –los cuales, al producirse a mayor ritmo y a menor precio,
se perciben, supongo, como un aliado para competir en el enérgico
mercado:
Por ejemplo, todas las cervezas
tanto de Grupo Modelo, como de Cervecería Cuauhtémoc, incluyen
ingredientes transgénicos; una razón más para favorecer a los pequeños
productores y cervezas artesanales, como Minerva, Calavera, y Cosaco. En
cuanto a los chocolates, la mayoría de los productos de Mars
(como las M&M’s), Hershey’s, y Nestle (Nesquick, Carlos V, etc)
también incurren en esta práctica. Afortunadamente Ferrero no, lo que
quiere decir que puedes seguir consumiendo Nutella sin preocuparte al
respecto. Mientras que en los dulces y postres, podrás ir
descartando productos de Grupo Bimbo (Marinela, Bimbo, Ricolino),
Smuckers, Sonrics, Kraft y Sabormex (Clemente Jaques) –si es que
prefieres mantenerte alejado de lo genéticamente modificado.
En el caso de enlatados y conservas,
Grupo Herdez (que incluye a Del Fuerte), La Costeña, Kraft, también han
apostado por lo transgénico, lo mismo que Maseca, Milpa Real, Minsa,
Pronto, Maizena y Tía Rosa, en harinas y tortillas, Bachoco, en el rubro de los huevos, o Alpura, Danone, Lala, Nestle, Kraft, Nido y Primavera, en los lácteos. En cuanto a botanas,
tanto Sabritas como Barcel, e incluso Leo, se cuentan entre la lista
“roja”, al contrario de, por ejemplo, Totis o Quali. Y en los refrescos y bebidas,
como era de esperarse, los productos de Pepsico, Coca Cola, Jumex, y
Del Valle, también aparecen en el lado oscuro del listado, pero por
suerte otros, como Pascual (Boing y Lulu), no recurren a ello.
En fin, los invito a consultar en este
enlace el resto de marcas elaborados con transgénicos en México (y
espero que si te encuentras en otro país existan listados similares para
orientarte, tal vez podrías solicitarlo a tu Greenpeace local u otra
organización similar). Y más allá de exponer a lo orgánico como la
quintaesencia alimenticia, ante lo cual también tengo ciertas dudas, o
al menos creo que ciertas opiniones exageran al respecto, lo importante
es tratar de informarte, tomar una decisión, y luego consumir
responsablemente, lo cual quiere decir, entre otras cosas, hacer valer
el preciado rol que jugamos en la dinámica de mercado, el cual a fin de
cuentas depende de nosotros, de nuestras elecciones, hábitos, y de
nuestra conciencia sobre qué, y a quién, queremos privilegiar con
nuestra decisión de compra.
Twitter del autor: @ParadoxeParadis
Fuente:
http://pijamasurf.com/2013/09/que-marcas-y-productos-utilizan-transgenicos-en-mexico/
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