El futuro de los alimentos genéticamente modificados se juega en la opinión pública. La batalla entre partidarios y detractores de los transgénicos es feroz y en Monsanto son muy conscientes de ello. Tras años acumulando una pésima reputación, la mayor compañía de semillas del mundo ha decidido cambiar de estrategia: acercarse más al consumidor para tratar de convencer a escépticos y críticos sobre la seguridad de sus productos.
El gobernador de la provincia de Córdoba en Argentina, José Manuel De la Sota
tuvo que aceptarlo: el estudio de impacto ambiental presentado por
Monsanto en 2013, “no fue de satisfacción de los técnicos de la
provincia por considerar que tenía gruesos errores de implementación”.
Sin embargo, y de ahí la simpatía de la
autoridad por Monsanto, la empresa tiene la posibilidad de presentar un
segundo estudio, que será sometido a una audiencia pública. “Si con eso
quedan convencidos los vecinos, tal vez ya no haga falta una consulta
popular o una votación”, subrayó De la Sota. De lo contrario, habrá
consulta popular.
Según el gobernador, para corregir los
grandes problemas surgidos con Monsanto, la Ley de Convivencia Ambiental
provincial “ya está determinando un mapa industrial” para que cuando
las empresas tomen la decisión de instalarse “sepan que en el lugar que
ellos elijan no habrá controversia”.
Pero Monsanto no tiene problemas sólo en Córdoba. Y por eso destina dinero a intentar revertir sus problemas.
Los sondeos indican que tres cuartas partes de los estadounidenses se declaran preocupados por la presencia de transgénicos en su comida -que están ampliamente autorizados y rondan el 80% de todos los alimentos-, la mayoría por el temor a efectos nocivos. En Europa -que sólo permite un tipo de maíz-, el rechazo es del 61%, mientras en España del 53%, según las últimas encuestas.
Tal como la mayoría de grandes compañías
de USA, Monsanto destina mucho dinero a lograr influencia política. En
2013 gastó US$6,9 millones en lobby en el Legislativo estadounidense, y
en agencias gubernamentales, según datos del Center for Responsive
Politics (CRP): se encuentra N°61 entre 4.126 organizaciones. Monsanto
también hace donaciones a políticos. En el ciclo de las elecciones
legislativas de noviembre próximo, ha otorgado el 72% de su presupuesto
para el Partido Republicano, según el CRP. Desde 2002 sus donaciones han
ido creciendo con fuerza. Uno de los más beneficiados por las
donaciones de Monsanto es Roy Blunt, senador republicano por Missouri.
Blunt, que también recibe donaciones de otras empresas agrícolas,
reconoció que elaboró junto a Monsanto la polémica cláusula que se
introdujo a última hora hace 1 año en una ley que forzaba al
Departamento de Agricultura a ignorar hipotéticas decisiones judiciales
que pudiesen bloquear sus aprobaciones a nuevas semillas transgénicas.
La cláusula, que no se renovó a los 6 meses, fue bautizada como la
Monsanto Protection Act.
Joan Faus escribió para un diario influyente diario español, desde Saint Louis, en Missouri, USA, sede de la multinacional Monsanto:
“El futuro de los alimentos
genéticamente modificados se juega en la opinión pública. La batalla
entre partidarios y detractores de los transgénicos es feroz y en
Monsanto son muy conscientes de ello. Tras años acumulando una pésima
reputación, la mayor compañía de semillas del mundo ha decidido cambiar
de estrategia: acercarse más al consumidor para tratar de convencer a
escépticos y críticos sobre la seguridad de sus productos”.
En los últimos veinte años casi
todas nuestras actividades de comunicación y educación han estado
enfocadas a los granjeros, y han ido muy bien. Pero el error que
cometimos es que no pusimos suficiente esfuerzo en los consumidores.
Pensamos que ese era el trabajo de la industria de alimentación”,
admitió el vicepresidente ejecutivo y responsable tecnológico de
Monsanto, Robert Fraley, en un encuentro reciente con periodistas
europeos en la sede central de la empresa en San Luis. La visita,
organizada por el gigante agrícola, es un reflejo de su creciente
interés por divulgar más sus actividades.
En 2011 la multinacional
estadounidense, especializada desde hace dos décadas en desarrollar
semillas alteradas genéticamente para resistir herbicidas y repeler
insectos, fue considerada la compañía “más malvada” del mundo en una
encuesta en Internet. Y el profundo rechazo que generan sus prácticas en capas de la población a lo largo del planeta se visualizó ampliamente en mayo del año pasado cuando en un mismo día se celebraron manifestaciones contra Monsanto en 436 ciudades de 52 países. La iniciativa la engendró una sola persona en Facebook y tras el abrumador éxito de convocatoria se repetirá el próximo 24 de mayo. Para cerrar el círculo, los sondeos indican que tres cuartas partes de los estadounidenses se declaran preocupados por la presencia de transgénicos en su comida
-que están ampliamente autorizados y rondan el 80% de todos los
alimentos-, la mayoría por el temor a efectos nocivos. En Europa -que
sólo permite un tipo de maíz-, el rechazo es del 61%, mientras en España
del 53%, según las últimas encuestas.
Fuente: Urgente 24De:
http://www.elciudadano.cl/2014/04/14/104185/monsanto-no-levanta-su-mala-imagen-ni-con-una-grua/
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