Por Carlos de Prada, Estrella Digital, agosto de 2014
Las espadas están en alto. Una nueva generación de transgénicos
asociados al uso de un viejo y preocupante pesticida puede extenderse
por los EEUU y, después, más allá de ellos. Se denuncia que puede producirse “la mayor expansión en el uso de un herbicida reconocidamente tóxico en más de tres décadas”.
El punto de partida es la pérdida de eficacia del herbicida
más usado, y probablemente más polémico del mundo: el glifosato de la
multinacional Monsanto. Un producto que llegó a presentarse en
su día como cuasi milagroso, súper-eficaz e incluso “inocuo” para la
salud humana y el medio ambiente. Su consumo mundial creció enormemente
desde que allá por los años 90 se diseñasen plantas transgénicas para
que pudiese ser fumigado sobre ellas sin matarlas. Así el veneno podía
emplearse en mucha mayor cantidad incluso sobre los propios sembrados en
crecimiento, con el deseo de acabar con las hierbas espontáneas, ésas
que de forma natural brotan en los campos y que fueron llamadas “malas
hierbas”.
Pero las “malas hierbas” fueron haciéndose más y más
resistentes al glifosato. Hasta el punto de que se convirtieron en lo
que se llama “súper-malas hierbas” (por su grado de tolerancia a
las dosis crecientes de pesticida). Por más que se vertían cada vez
mayores dosis de veneno sobre las tierras, con todo lo que ello trae
aparejado, las “malas hierbas” seguían indemnes. El callejón sin salida
al que tantas veces han acabado llevando los pesticidas sintéticos
agrícolas. Sea con los insectos, sea con los hongos o sea, como en este
caso, con las plantas silvestres.
Ante esa situación con el glifosato, otra multinacional, Dow
AgroSciences, ha ido tomando posiciones, y ha estado presionando para
que se autorice una nueva generación de transgénicos resistentes a su
herbicida estrella: el 2, 4 – D.
En teoría, dicen, con ello se combatiría más eficazmente a las
“súper-malas hierbas”. Su primer mercado son los agricultores que han
visto sus cultivos invadidos por las malas hierbas que el uso del
glifosato hizo súper resistentes.
Dow promete que con su producto no pasará lo mismo que con el
glifosato y otros pesticidas sino que “ayudará a controlar y prevenir
que se desarrollen más malas hierbas resistentes a los herbicidas”. Sin
duda buenas palabras que pueden convencer a más de un agricultor
desesperado, pero que está por ver que tengan base alguna y que son
discutidas por los detractores de la aprobación del producto que más
bien piensan que, como es la norma, lo que pasará es que se estimulará
la aparición de nuevos tipos de “súper-malas hierbas” resistentes al 2,
4-D y el glifosato.
La idea de Dow es la misma que con el glifosato de Monsanto.
Poner en el mercado un “pack” de plantas transgénicas -como la soja y el
maíz- diseñadas para resistir al herbicida de la propia multinacional,
cuyas ventas crecerían así espectacularmente.
La mezcla comercial del veneno de Dow AgroSciences ha sido
bautizada como Enlist Duo, y en ella se combinaría el 2, 4-D y el
glifosato. Si se consigue la autorización sería un “pelotazo”
astronómico de ventas de semillas y venenos, a costa de que su producto
riegue millones y millones de hectáreas en los Estados Unidos y,
después, más allá de sus fronteras.
La pelota está ahora en el tejado de la Administración
estadounidense que deberá decidir en los próximos meses si dar luz verde
definitivamente a estos productos de Dow , dando paso, auguran
los detractores, a una nueva y no menos sombría etapa en el mundo de
los transgénicos y los pesticidas asociados a ellos.
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Leer:
http://millonescontramonsanto.org/nueva-batalla-por-los-transgenicos-en-eeuu-dow-chemical-y-el-pesticida-24-d/
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