En ese encuentro se recordó también que distintas organizaciones de productores, acopiadores y multiplicadores de soja denunciaron a la empresa estadounidense ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia por las exigencias que impone en sus contratos de venta de semillas y por entender que esas pretensiones abren las puertas a la concentración del sector en toda la cadena de producción y comercialización.
Cabe recordar que las organizaciones que se presentaron ante la comisión de defensa de la competencia fueron la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (Casem),la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), las Cooperativas Agropecuarias Federdas de entre Ríos (Cafer), la Federación Argentina de Ingeniería Agronómica (Fadia) y la Federación Argentina de Cooperativas Apícolas y Agropecuarias Limitada (Facal).
Las entidades agrarias plantearon que los contratos para la adquisición y utilización de semillas con tecnología RR2Y y RR2YBt, establecen exigencias que condicionan la venta de la variedad de semilla de soja por parte de la empresa Monsanto que, vale recordar, también controla las variedades de semilla de algodón transgénico en el Chaco a través de la firma Genética Mandiyú.
Además, observaron que estos contratos colocan en una situación de desventaja a los productores que adquieren estos productos ya que afecta también sus posteriores acciones o ventas, interviniendo así en toda la cadena de producción y comercialización. Advirtieron, por otra parte, que el nuevo sistema de comercialización de estas tecnologías es establecido por la multinacional estadounidense, que pretende decidir quiénes pueden comprar y acopiar el grano y quiénes no, regulando así la totalidad de la cadena productiva. Como si fuera poco, quienes firmen esos contratos concederán a la multinacional el derecho a inspeccionar los lotes de los productores y los cargamentos.
Por otra parte, tal como advierten las entidades agropecuarias, estos contratos establecen claramente que los únicos autorizados por Monsanto para la venta de la nueva variedad de semillas de soja son las empresas Asociados Don Mario S.A., Nidera S.A. y la Asociación de Cooperativas Argentinas, y como si fuera poco se restringe geográficamente la siembra de las semillas a algunas provincias del territorio nacional.
Frente a esta situación, el presidente de Coninagro, Carlos Garetto, se refirió a esta estrategia de Monsanto para aplicar su nuevo contrato, recomendando a los productores leer con detenimiento todo el documento antes de firmar, en especial, revisar los detalles que figuran en la llamada “letra chica” para no tener que arrepentirse después por haber ingresado al esquema propuesto por la multinacional que, decididamente, restringe la comercialización del grano obtenido exclusivamente a los exportadores o elevadores participantes del sistema y obliga al comprador a pagar la regalía por este tipo de tecnología por cada uso de la misma: al momento de la compra, al momento de la declaración y siembra para uso propio o al momento de la entrega al elevador o exportador.
El debate sobre la ley de semillas, que está pendiente en el Congreso, deberá abordar entre otros aspectos la necesidad de generar un marco normativo que garantice un proceso de desarrollo del sector agropecuario, una genuina competencia, y evite la concentración y las posiciones dominantes, ya sea por parte de multinacionales o de empresas locales, en el mercado.
De:
http://www.diarionorte.com/article/111710/la-comercializacion-de-semillas-bajo-la-lupa
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