En los últimos
meses se han multiplicado las noticias acerca de Monsanto. Es así que,
para hacer una síntesis apretada, leemos todo lo que le vamos a contar a
continuación. Es una larga historia.
La Corte de Constitucionalidad
guatemalteca suspendió provisionalmente la entrada en vigor de una
polémica normativa, conocida como 'ley Monsanto' por quienes la
critican, que legaliza los derechos de propiedad de semillas en
Guatemala. La resolución fue adoptada la semana pasada ante una acción
de amparo presentada por el Movimiento Sindical, Indígena y Campesino
Guatemalteco, que pidió la derogación de la normativa porque esta
perjudica al país. Según el Colectivo de Estudios Rurales, bajo esta
normativa la biodiversidad de Guatemala quedará “bajo el control de
empresas nacionales y extranjeras”. La ley favorece la privatización y
monopolio de semillas poniendo en riesgo la soberanía alimentaria,
especialmente de los pueblos indígenas. En actualidad.rt 3 sep 2014
Apicultores mexicanos del estado de Yucatán han logrado
que la empresa biotecnológica Monsanto frene sus ambiciones para plantar
miles de hectáreas de soja genéticamente modificada en el país. Las
evidencias científicas sobre las amenazas que plantean los cultivos de
soja transgénica para la producción de miel en la península de Yucatán
–que incluye los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán–
convencieron al juez sobre la necesidad de la retirada del permiso. En
consecuencia, este dictaminó que la coexistencia de la producción de
miel y soja con el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) no
es posible. En actualidad.rt 18 ago 2014
Los agricultores brasileños solicitan a Monsanto y otros
productores de semillas de maíz resistentes a las plagas el reembolso
de su dinero gastado en plaguicidas adicionales, porque sus semillas no
funcionaron y solo dañaron el cultivo, aseguran.
Los agricultores señalan que tuvieron que rociar hasta tres veces con pesticidas adicionales después de que la tecnología prometida no funcionara. Así, los campesinos que están representados por la Asociación de Productores de Maíz y Soja de la región de Mato Grosso (Aprosoja-MT) han iniciado una batalla contra los gigantes agrícolas. En actualidad.rt 31 jul 2014
Los agricultores señalan que tuvieron que rociar hasta tres veces con pesticidas adicionales después de que la tecnología prometida no funcionara. Así, los campesinos que están representados por la Asociación de Productores de Maíz y Soja de la región de Mato Grosso (Aprosoja-MT) han iniciado una batalla contra los gigantes agrícolas. En actualidad.rt 31 jul 2014
La empresa estadounidense Monsanto será denunciada
mañana ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) en
Argentina por abuso de posición dominante. La presentación será
realizada por la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), la
Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (Casem) y la Federación
Argentina de Ingeniería Agronómica y productores agropecuarios.
“Monsanto ha diseñado un nuevo modelo de negocios a través de un sistema
de producción y comercialización para una nueva especie de soja
(Intacta) que impone condiciones restrictivas a la competencia en su
comercialización, procesamiento y acopio, asignando funciones y tareas
de fiscalización y retención a determinadas empresas semilleras, las que
deben reputarse como claramente abusivas”, puede leerse en la denuncia a
la que accedió Página/12. El contrato privado que Monsanto obliga a
firmar a los productores establece quiénes deben ser los proveedores de
semillas y con qué acopios y exportadores operar. También legitima el
pago de “regalías extendidas”, que impide el ejercicio del “derecho de
uso propio” de la semilla. En la presentación, se le solicita a la CNDC
una medida cautelar para que Monsanto frene la firma de estos contratos.
Página 12 01 set 2014.
¿Qué pudo pasar para que esta multinacional del agronegocio pudiera
avanzar tan libremente sobre muchos países, especialmente en
Latinoamérica, al punto que hoy no existe gobierno alguno capaz de
frenar su escandalosa gestión de negocios, que arrasa con todo lo que
sea necesario a su paso para lograr el control absoluto del uso de las
semillas en el mundo?
Es una larga historia. Para entenderla podemos comenzar
con hacer un análisis histórico de los países de la América del Sur,
concentrándonos en el caso argentino. Nos vamos a servir de la
investigación de Alberto Lapolla, Ingeniero Agrónomo fitotecnista.
“…Monsanto terminó de estabilizar la soja RR entre 1992 –
1993, en 1994 la misma fue aprobada por la FDA de los US, con la
oposición de la Agencia Nacional Ambiental (USDA), la cual soportó
fuertes presiones de la empresa. Así, al año siguiente, en 1995 la USDA
emitió un laudo favorable para la liberación de la soja RR (modificada
genéticamente) por el mundo. Es decir que entre la estabilización de la
soja RR y su lanzamiento al ecosistema mundial apenas transcurrieron dos
o tres años, lapso indudablemente inválido para evaluar efectos
ambientales serios sobre el conjunto de todo el ecosistema global, ante
tamaña alteración de los mecanismos de la selección natural. Pero lo más
grave es que, en ese mismo año, 1995, el entonces Secretario de
Agricultura del gobierno neoliberal de Carlos Menem, el Ing. Felipe
Solá, autorizó la liberación de la soja RR en la Argentina sin ningún
estudio serio que la avalara. De allí en más nada la ha detenido,
afectando de manera grave nuestra estructura económica. al convertir la
producción agrícola al monocultivo modelo esencialmente no sustentable
uno de cuyos más serios problemas es la degradación del sistema
productivo dejamos (la Argentina) de ser un país productor de alimentos,
para pasar a ser un enclave productor de forraje para que naciones más
industrializadas o en vías de serlo produzcan carne llegamos a vender
granos de soja a Chile paras que produzca carne aviar y porcina y la
exporte, mientras que nosotros importamos ambos productos debido a la
reducción drástica de las áreas y stocks ganaderos y cárnicos debido a
la sojización mientras exportamos pasto soja.” Para compensar eso
“…comenzamos a producir con la herramienta del feed-lot, que implica
producir carne de pésima calidad y con bajísimo nivel de seguridad
alimentaria en el país que alguna vez tuvo la mejor carne del mundo.”
“La Argentina decidió abandonar su soberanía
alimentaria, junto con la pérdida de su soberanía económica y política,
cuando Martínez de Hoz (oligarca con 2.5 millones de hectáreas),
ministro de economía de la dictadura setentista llevada a cabo
precisamente para imponer el neoliberalismo salvaje (igual que en el
resto de Latinoamérica) expresó: …si la nación va a producir acero o
galletitas lo va a decidir el mercado” …Este sujeto dio el puntapié
inicial para la destrucción de la nación industrial tecnológica y
científica anterior a 1976 – 1989. ….”En un proceso perverso y
neocolonial la nación entregó su petróleo, gas, energía eléctrica, sus
rutas, destruyó sus ferrocarriles dejó de producir alimentos para
destinar toda su economía a producir pasto soja” Claro no somos los
argentinos los que lo vendemos, sino los dueños de la Argentina y de los
argentinos.”
“De tal forma las políticas de desindustrialización a la
nación para destruir a la clase obrera más combativa y organizada del
continente, y debilitar nuestro lugar como país soberano, nos
devolvieron al modelo agroexportador y a un estado neocolonial. Estas
políticas se expresaron en la imposición por vía de las corporaciones
multinacionales y del capital financiero internacional a un costo
descomunal en vidas: 30 mil desaparecidos y 450 mil argentinos muertos
de hambre entre 1989 y 2001.” Asesinados por el modelo neoliberal, del
modelo de la sojización….el que Domingo Cavallo, empleado clave de la
banca Rockefeller, el jefe del asesino serial Henry Kissinger, y ex
ministro de economía de la dictadura genocida setentista y del gobierno
neoliberal de Menem llamara en 1984 “el agro-petro-power”
Parecida es la historia en otros países
latinoamericanos. Adonde las élites latifundistas que los han
considerado (y aun lo hacen) como sus feudos personales, no han tenido
escrúpulos para transar con el poder de las mega corporaciones económico
financieras, tomando las riendas formales a través de gobiernos
dictatoriales o, más próximamente en el tiempo, de gobiernos
“democráticos” de derecha al servicio del establishment internacional.
Un caso paradigmático que muestra el poder Monsanto en
el continente es el de Paraguay, donde en 2012 se produjo el
derrocamiento del entonces presidente Fernando Lugo en el marco de un
juicio sumarísimo del Congreso paraguayo, considerado el más corrupto de
las Américas, trampa montada por una oligarquía a la que le molestaba
profundamente la tolerancia del gobierno hacia la protesta social y la
organización social incompatible con su dominación de clase. Se lo halló
culpable de “mal desempeño” de sus funciones debido a las muertes
ocurridas en el desalojo de una finca en Curuguaty. El viernes 15 de
junio de 2012, un grupo de policías que iba a cumplir una orden de
desalojo en el departamento de Canindeyú en la frontera con Brasil, fue
emboscado por francotiradores, mezclados con campesinos que reclamaban
tierras para sobrevivir. La orden fue dada por un juez y una fiscala
para proteger a un latifundista. Como resultado se tuvo 17 muertos; 6
policías y 11 campesinos y decenas de heridos graves. Un serio revés
para las organizaciones sociales y campesinas en lucha contra el
latifundio vergonzoso en Paraguay y la excusa de la derecha para
deshacerse de Lugo. ¿Quiénes se beneficiaron? Lógicamente quienes buscan
maximizar sus beneficios económicos rápidamente y a cualquier precio.
La alianza: oligarquías terratenientes latifundistas/mega corporaciones
del agronegocio. Monsanto venía presentando semillas, como las del
algodón transgénico, para que se declarase su liberación para siembra
comercial en Paraguay. El ministro de Agricultura y Ganadería liberó
ilegalmente la variedad Bollgard BT, que el SENAVE (Servicio Nacional de
Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas) a cargo de Miguel Lovera no
inscribió en registros al carecer de los dictámenes del Ministerio de
Salud y de la Secretaría del Ambiente, tal como exige la legislación.
Monsanto y el establishment paraguayo involucrado en negocios de
fertilizantes y demás, comenzaron una campaña de desprestigio de
funcionarios de gobierno, acusando a Lovera de corrupción y nepotismo y a
los ministros de Salud y de Ambiente, quienes no habían producido
dictámenes favorables a Monsanto. El diario ABC Color, propiedad del
principal accionista del Grupo Zuccolillo, socio principal de CARGILL en
Paraguay, una de las más grandes transnacionales del agro negocio del
mundo, tuvo especial protagonismo en esa campaña. Imagine Ud las
razones.
“Las transnacionales del agronegocio en Paraguay
prácticamente no pagan impuestos, mediante la férrea protección que
tienen en el Congreso, dominado por la derecha. La presión tributaria en
Paraguay es apenas del 13% sobre el PIB. El 60 % del impuesto recaudado
por el Estado paraguayo es el Impuesto al Valor Agregado, IVA. Los
latifundistas no pagan impuestos. El impuesto Inmobiliario representa
apenas el 0,04% de la presión tributaria, unos 5 millones de dólares,
según un estudio del Banco Mundial aun cuando el agronegocio produce
rentas en torno al 30 % del PIB, que representan unos 6.000 millones de
dólares anuales. Paraguay es uno de los países más desiguales del mundo.
El 85 por ciento de las tierras, unas 30 millones de hectáreas, está en
manos del 2 por ciento de propietarios que se dedican a la producción
meramente extractivista o en el peor de los casos a la especulación
sobre la tierra.”
“La mayoría de estos oligarcas poseen mansiones en Punta
del Este o Miami y tienen estrechas relaciones con las transnacionales
del sector financiero, que guardan sus bienes mal habidos en los
paraísos fiscales o le facilitan inversiones en el extranjero. Todos
ellos, de alguna u otra manera, están ligados al agronegocio y dominan
el espectro político nacional, con amplias influencias en los tres
poderes del Estado. Allí reina la UGP (Unión de Gremios de Producción,
estrechamente ligada al Grupo Zuccolillo), apoyada por las
transnacionales del sector financiero y del agronegocio.”
“Monsanto facturó el año pasado 30 millones de dólares,
libre de impuestos, (porque no declara esta parte de su renta) solamente
en concepto de royalties por el uso de semillas transgénicas de soja en
Paraguay. Independiente, Monsanto factura por la venta de las semillas
transgénicas. Toda la soja cultivada es transgénica en una extensión
cercana a los tres millones de hectáreas, con una producción en torno a
los 7 millones de toneladas en el 2010.”
Cualquier semejanza de estas descripciones con el resto de países
latinoamericanos no es, lamentablemente una casualidad, y da idea de las
razones por las cuales los gobiernos carecen de suficientes
instrumentos y legislaciones a fin de poner límites a las corporaciones
gigantes del agro negocio. Por eso la lucha está en el pueblo movilizado
y organizado para dar una dura batalla en los estrados judiciales, tal y
como las últimas noticias lo están difundiendo. Que se repita todas las
veces que sea necesario. Solamente los pueblos pueden torcerle el brazo
a las corporaciones. Han llegado demasiado lejos. Es tiempo de
recuperar soberanía. No olvidemos que:
“Cuando son los propios ricos y superricos los
que deciden primordialmente cómo se utiliza la riqueza, la sociedad
tiene problemas graves. El superrico y rico invierte, no para crear
empleo, sino para conseguir más dinero. Y como puede sacar más dinero de
las actividades especulativas (que no crean empleo) que de las
inversiones productivas (la economía real que produce bienes y
servicios), resulta que se crea muy poco empleo. De ahí que Ha-Joon
Chang (economista de la Universidad de Cambridge) señale que quien debe
guiar la utilización de tal riqueza, evitando sus usos no sociales, es
la ciudadanía a través del Estado. Y la prueba de ello es evidente.
Cuando el capital estuvo altamente regulado (1945-1980) y las
diferencias de renta y riqueza entre las clases sociales eran mucho
menores que ahora, resultado de políticas redistributivas realizadas por
los estados, la riqueza global y el bienestar social crecieron mucho
más rápidamente que durante el período neoliberal (1980-2011) cuando el
capital, y muy en especial el financiero, pudo hacer lo que quiso. La
Gran Recesión es resultado de ello.” (Vicenç Navarro en el diario
PÚBLICO, 27 de octubre de 2011).
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