martes, 8 de julio de 2014

El irrelevante artículo de revista Nature sobre disputa científica por el maíz transgénico

El 3 de julio de 2014, salió publicado en la revista Nature, supuesta meca de la ciencia americana y mundial, un artículo de divulgación de Laura Vargas-Parada (bióloga de la UNAM, y periodista) titulado “Maíces transgénicos dividen a México. Los retos legales de los cultivos transgénicos han creado una escisión en la comunidad científica del país[1]. El artículo de entrada refuta una lucha científica que lleva más de 13 años originada con la publicación de Quist y Chapela[2], “Casi un año después que activistas desafiaran los derechos de los científicos a sembrar experimentalmente plantas genéticamente modificadas[3]”, pero además considera como activistas a los científicos que se oponen a los transgénicos cuando, se sabe que primeramente lo que desató el problema no fue la siembra “experimental” sino comercial “programada en más de 2 millones de ha” (según indicó el permiso original presentado a la CIBIOGEM del que luego se desdijeron).
Hay que agregar que el cuerpo de académicos y de científicos que se oponen a los transgénicos no se presentan con argumentos ideológicos o son activistas, sino que han juntado evidencias en todo el mundo para defender con datos su postura. El más notorio es el caso del Dr. Seralini, quien como todos saben fue retirado de la revista Food and Toxicology, solo después de ser desacreditado injustamente por una comunidad pro-transgénica, por lo que fue republicado hace un par de días[4]. Vale muchísimo leer los comentarios del propio equipo de Seralini, sobre el conflicto de intereses creados por el retiro[5].

Vargas-Parada, parece que decide ignorar este hecho, y se enfoca en un breve recuento del recorrido legal que desató el amparo colectivo a la siembra comercial de maíz, salvo que inexplicablemente pasa por alto, la publicación de la Revista Proceso que retoma las denuncias constantes de la empresa Monsanto por “falta de imparcialidad” después de que el Magistrado Jaime Manuel Marroquín Zaleta suspendiera con base en la medida precautoria de la propia Ley de Bioseguridad el otorgamiento de siembra que la CIBIOGEM, la SAGARPA y la SEMARNAT ya habían autorizado[6]. Esta apelación de Monsanto apoyada por la SEMARNAT y la SAGARPA es fundamental para demostrar el enorme conflicto de intereses y la visibilidad del lobbie existente entre instituciones públicas y empresas para liberar los organismos transgénicos. Tema que es imperdonable que esté ausente cuando es uno de los argumentos que destaca la comunidad científicas en contra de los OGM, y más aún si el título del artículo es sobre la “escisión en la comunidad científica del país”.
El tema de los conflictos de intereses no es nuevo, evidentemente se ventila ante las recientes declaraciones a favor de los OGM de Fco. Bolivar Zapata (coordinador de Ciencia de la Presidencia de la República) y otras anteriores como las de los Soberón, una dinastía de biólogos moleculares pro-trasngénicos enclavados en la UNAM. El caso quizás más connotado fue el del Dr. Mario Soberón Chávez vehemente defensor de los transgénicos quien tiene un rol de juez y parte en la investigación sobre estos organismos[7] o el caso de Sol Ortiz ex asistente e investigadora del INE que ganó como premio la dirección de la CIBIOGEM por auto-refutarse y negar sus propios datos sobre la contaminación transgénica expuesta primeramente por Chapela y Quist.

Pero si se quiere ver un acto de manipulación que brota en lo ridículo y patético basta ver el debate sobre el tema sostenido en OnceNoticias en octubre del año pasado, donde Beatríz Xoconoxtle, del CIMESTAV presenta como “evidencia científica” de la baja productividad de los maíces nativos, un olote viejo y diminuto presentando este rastrojo como la realidad de los maíces nativos[8].
Vargas-Parada pretende parecer neutral pero introduce argumentos de científicos a favor de los transgénicos que increíblemente como periodista no se auto-cuestiona "El CIMESTAV está creando una variedad llamada CIEA-9, que requiere solo dos tercios del agua que demanda la planta normal, esta estrategia dice Xoconostle, “es una manera de salvar muchas de nuestras variedades locales[9]”. Pero, si ahora los transgénicos se están diseñando para los pequeños productores milperos –garantes y reproductores de la biodiversidad de maíces nativos– inevitablemente con una introducción así se contaminarán sus variedades nativas. Adicionalmente, se crea una doble perdida si al perder su semilla nativa, los campesinos solo cuentan con variedades que requieren menos agua en un año que supongamos puede ser de lluvia abundante.
Los transgénicos no están diseñados para trabajar en zonas de baja productividad. Los estudios existentes sobre este punto muestran que la estrategia de adaptación al cambio climático vía los transgénicos es científicamente equivocada “los pequeños hogares campesinos del sur de México pueden sufrir un desproporcionado impacto negativo si las tecnologías transgénicas se privilegian como respuesta al cambio climático”, concluye el estudio científico de Mercer, Perales y Wainwrith en 2012[10].
Evidentemente Vargas-Parada, retoma superficialmente el argumento de lo que implicaría para México en términos productivos utilizar maíces transgénicos para la alimentación, pero omite decir que este punto proviene de una carta del prominente Dr. Schubert especialista sobre la enfermedad de Alzheimer del Salk Institute quien mandó el texto abierto al Presidente de la República (que sabemos que difícilmente leerá, porque no es muy proclive a la lectura y menos en inglés) en la que advierte varios conflictos sociales, agronómicos, alimentarios y de riesgos a la salud ligados a los datos que él maneja después de 30 años de experiencia como investigador[11].
Finalmente decir, que es mejor que los científicos mexicanos del CIMESTAV estén experimentando sus maíces transgénicos fuera de México. Todo punto de experimentación fuera de un lugar en donde el maíz es la base de la alimentación de la población es positivo, más aún si el país centro de biodiversidad como lo es México. Pero sería mejor que no lo hicieran, porque ya los argentinos tienen mucho con estar luchando con los grandes corporativos para ahora tener que lidiar con los pequeños y ambiciosos científicos mexicanos.
El cierre del artículo devela el cinismo del mismo: “Xoconostle no ve un problema con las rigurosas políticas: “Estoy feliz de que existan estrictas exigencias regulativas que no permiten cultivar en el país los cultivos genéticos[12]”. Esta aseveración preocupa en lugar de tranquilizar, dado que en 2012 fue la misma Xoconostle quien alentó –en un foro organizado por la USAID– a los soyeros chiapanecos de Tapachula para continuar la siembra de soya transgénica a pesar de la prohibición que habían interpuesto en un juzgado los apicultores del sur de México.
Resulta lamentable que se desaproveche un foro tan importante como es la revista Nature, para finalmente exponer con mayor claridad los conflictos de intereses NO científicos que hay detrás de un sector –ese sí activista– que es financiado con fondos públicos para fomentar el avance del lobbie biotecnológico. Desafortunadamente (o por conveniencia) la Dra. Laura Vargas-Parada utiliza una tribuna internacional y un tema sumamente importante para nuestro país de una forma superficial e inocua que no provee de ningún análisis de relevancia, ni de un solo dato novedoso.
- Renzo D’Alessandroes Doctorante en Sociología de la Universidad Paul Valery, en Montpellier, Francia. Con el tema de tesis “Las formas indígenas de Conservación de maíces nativos”.


[1]"GM maize splits Mexico: Legal challenge to transgenic crops has created a rift in the country’s scientific community".
[2]Ver: Chapela y Quist (2001) Transgenic DNA introgressed into traditional maize landraces in Oaxaca, Mexico en Nature.  http://www.nature.com/nature/journal/v414/n6863/full/414541a.html
[3]"Almost a year after activists challenged scientists’ right to plant experimental genetically modified (GM)"
[4] Ver Seralini et al (2014) “Republished study: long-term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize” Environmental Sciences Europe 2014, 26:14 (24 June 2014) http://www.enveurope.com/content/26/1/14
[5]Seralini et al. (2014) Conflicts of interests, confidentiality and censorship in health risk assessment: the example of an herbicide and a GMO en http://www.enveurope.com/content/26/1/13
[6] Tourliere, Mathieu (2014) « Golpe a Monsanto y a sus transgénicos” Revista Proceso.  Reportaje especial, Mayo. (http://www.proceso.com.mx/?p=371089
[7]Ver el video en la discusión sobre este punto:  https://www.youtube.com/watch?v=JSL2x8o_4c4 )
[9]“CIMESTAV is improved a variety called CIEA-9, requires only two-thirds of the water needed by a normal plant. “This strategy is a way to save many of our local maize varieties," says Xoconostle”.
[10]"Smallholder livelihoods in southern Mexico could suffer a disproportionate negative impact if transgenic technology is privileged as a response to climate change. Agroecological and evolutionary approaches to addressing the effects of climate change on smallholder agriculture provides an alternative adaptive strategy" Ver: Mercer et al, 2012 “Climate change and the transgenic adaptation strategy: Smallholder livelihoods, and maize landraces in Mexico” Global Environnmental Change. No. 22.  http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959378012000155).
[12]"Xoconostle does not see Mexico’s stringent policies as a problem. “I am happy we have a strict law that regulates very precisely what we will allow to be grown in Mexico,” she says". 


http://www.alainet.org/active/75162&lang=es

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