El
Ministro de Agricultura, Luis Mayol, respaldó a la industria de
transgénicos, argumentando que este año las 35 mil hectáreas de semillas
genéticamente modificadas significarían 500 millones de dólares en
exportaciones. Ante la denuncia de la Asociación Nacional de
Apicultores, que declaró que la miel orgánica que Chile exporta a la
Unión Europea está siendo devuelta como miel transgénica y que no está
etiquetada como tal, el ministro Mayol dijo que “sólo es cosa de
etiquetar”.
Los
apicultores chilenos creían que exportaban miel orgánica hasta que la
Unión Europea empezó a devolver los cargamentos como miel transgénica.
Allá, si un alimento tiene 1% de componente transgénico, la ley europea
obliga a etiquetarlo como tal para que el consumidor decida si quiere o
no comer transgénico. Por eso devolvieron la miel y los apicultores
chilenos tuvieron que venderla en otros mercados, a un precio inferior a
la mitad porque no es miel orgánica. Al respecto, en un dialogó
exclusivo con la Radio Universidad de Chile, el ministro de Agricultura,
Luis Mayol, respondió a los productores de miel que “sólo es cosa de
etiquetar”.
“El tema de ese cuentecito de la miel fue en Alemania. Alemania levantó
eso y España fue el primero que lo cuestionó. Son pocos los productores
que han dicho eso, no hay que generalizarlo. Pero de todas maneras, es
cosa de etiquetar, toda la gente que exporta tiene que poner en sus
etiquetas las exigencias que tiene el mercado de origen”, expresó.
En Chile se cultivan semillas transgénicas desde 1994, pero sólo un año
después el Ministerio de Agricultura empezó a normar su presencia. Aun
así, no hay ley de etiquetado y el país es uno de los pocos que no ha
ratificado el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la
Biotecnología, instrumento internacional básico para controlar el flujo
de este tipo de alimentos.
Radio Universidad de Chile consultó al ministro Luis Mayol por qué el
país no ratifica este Protocolo. “Ese es un tema en el que no me voy a
meter, yo estoy hablando del tema de los transgénicos”, se limitó a
responder.
El INTA de la Universidad de Chile ha comprobado contaminación
transgénica entre las regiones de Valparaíso y el Bío Bío, es decir, las
semillas genéticamente modificadas vuelan a campos no transgénicos. Al
perjuicio económico de la Asociación Gremial de Apicultores de Chile se
sumó la denuncia de la Asociación de Profesionales de Conaf, que dijo
que no hay control que permita saber si la contaminación transgénica
estaría llegando a parques nacionales y reservas, que en teoría están
ahí para preservar el patrimonio genético de Chile. Luis Mayol dijo que
la política del Gobierno es transparentar la información de la industria
transgénica.
“La política del ministerio es transparentar estos resultados, pero
cuando el mundo está llegando a 180 millones de hectáreas de cultivo
transgénico, cuando prácticamente todos los países del mundo lo han
aceptado, menos dos países de Latinoamérica: Chile y Perú, que no pueden
sembrar transgénicos pero sí producen semillas. Brasil es el mayor
productor de transgénicos”, ejemplificó.
Pese a existir un fallo del Consejo para la Transparencia, el Ministerio
de Agricultura y el Servicio Agrícola y Ganadero no publican la
ubicación de plantaciones de organismos genéticamente modificados, a
menos que la empresa interesada lo consienta
(http://www.sag.cl/ambitos-de-accion/listas-y-estadisticas). Esa
información es considerada como básica para planificar el uso productivo
del territorio, especialmente porque la experiencia internacional
muestra que no es posible confinar estos cultivos.
http://radio.uchile.cl/noticias/217494/
Fuente:
http://olca.cl/articulo/nota.php?id=103242
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