GMWatch, 15 de junio de 2013
NOTA: Este es un artículo sobre el reciente estudio que revela daños en los cerdos alimentados con transgénicos.
Sólo una advertencia, en contra de lo que dice Tom Laskawy, no se ha
producido el consenso del que habla sobre el estudio de Séralini con el
maíz NK603 y Roundup, diciendo que estuvo “mal concebido y fue mal
ejecutado”.
GMWatcfh
ha estado informando desde septiembre de 2012 los apoyos que ha
recibido este estudio desde diferentes países. Hay más información sobre
este asunto en el sitio web http://gmoseralini.org [Contestación a las críticas realizadas al estudio de Séralini: https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/09/23/respuestas-del-equipo-de-seralini-a-las-criticas-realizadas-a-su-estudio-sobre-el-maiz-transgenico/]
Por Tom Laskawy, 13 de junio de 2013
Siéntese
y respire profundamente. Tómeselo con calma. ¿Preparado? Voy a hablar
de un nuevo estudio que sugiere que los alimentos procedentes de los
cultivos modificados genéticamente quizás no sean lo más conveniente
para nosotros.
¡Sé
lo que está pensando!: ¿No hemos hablado de forma repetida de este
asunto ya? Ya el grupo industrial CropLife, ese que odia a la primera
dama estadounidense, Michelle Obama, ha realizado más de 150 estudios
científicos en los que se alimentaba a los animales con cultivos
biotecnológicos y, hasta la fecha, no hay evidencias científicas de
ningún efecto perjudicial.
Usted
recordará el reciente alboroto que se levantó tras la publicación del
estudio realizado por el científico francés Giles-Eric Séralini, que
encontró evidencias de que una dieta a base de maíz transgénico producía
tumores en las ratas. Los críticos inmediatamente plantearon
importantes cuestiones sobre el estudio y se produjo un consenso sobre
lo mal ejecutado y concebido de tal estudio. También varios científicos
dijeron que oponerse a los transgénicos es comparable, moralmente, a
negar el cambio climático.
¡Así que un nuevo estudio! ¿El affaire Séralini revisitado? Echemos un vistazo.
Científicos
australianos, que trabajaron en una granja de Iowa y veterinarios de
los Estados Unidos, estudiaron a 168 lechones que fueron criados y
engordados para su sacrificio. La mitad de los cerdos fueron alimentados
con pienso no transgénico y la otra mitad con un pienso que tenía como
base maíz y soja transgénica. Los investigadores dijeron que los piensos
transgénicos contenían varios tipos de granos modificados
genéticamente, comunes en la alimentación del ganado. Una de las
semillas era resistente a los herbicidas, por ejemplo, y otra
desarrollaba sus propios pesticidas. (Una de las críticas a los últimos
ensayos de alimentación con transgénicos es que no se reflejaban las
prácticas reales de alimentación y que por lo tanto no podría ser
responsable de cualquier posible sinergia por exposición de los animales
a más de uno de los transgenes).
Los veterinarios examinaron a
los cerdos una vez sacrificados y no sabían si lo que exploraban era un
cerdo criado por piensos transgénicos o no. Los resultados, según
informó la Agencia Reuters fueron:
“Los
investigadores dijeron que no encontraron diferencias observables entre
los cerdos alimentados con una dieta que incluía transgénicos y los que
no, en ganancia de peso, índice de mortalidad y las medidas bioquímicas
en los análisis de sangre.
Pero los
cerdos que consumieron una dieta con transgénicos tenían una tasa más
alta de inflamación estomacal severa: el 32% de los cerdos alimentados
con transgénicos, en comparación con sólo el 12% de los alimentados con
no transgénicos. La inflamación era peor en los machos alimentados con
transgénicos que en los alimentos con no transgénicos, con una
diferencia en un factor de 4; las hembras alimentadas con transgénicos
tenían una inflamación más severa en un factor de 2,2, frente a las
hembras alimentadas con no transgénicos. Además, las hembras alimentadas
con transgénicos tenían un útero que era un 25% más pesado que las hembras alimentadas con piensos no transgénicos”.
¿Qué pensar de todo esto?
Algunos críticos al estudio, como el realizado por Anastasia Bodnar, codirectora del grupo sin fines de lucro Biology Fortified,
dijo que hay un desacuerdo importante al no garantizar el estudio que
el alimento transgénico utilizado fuese equivalente al no transgénico. “Lo
ideal para estos estudios de alimentación es que se controlen los
ambientes de cultivo, las isolíneas genéticas y se hiciera un análisis
de sus componentes”, de modo que se pudieran haber aislado los efectos que se encontraron.
También se
puede cuestionar la forma en la que los investigadores analizaron los
datos recogidos. Si bien es cierto que los investigadores encontraron
diferencias estadísticamente significativas en la incidencia de
inflamación grave del estómago entre los cerdos alimentados con
transgénicos y los que no, no se utilizaron técnicas que pudieran
establecer que los datos se dieran por casualidad. Un científico,
ingeniero agrónomo y estadístico, crítico muy a menudo con los estudios
anti transgénicos, observaba en un blog que las diferentes técnicas
estadísticas habían encontrado diferencias entre unos animales y otros.
Sin embargo,
incluso los críticos del estudio coinciden en que se llevó de una
manera rigurosa y que los hallazgos son interesantes y que vale la pena
tenerlos en cuenta. Los investigadores, después de todo, encontraron
índices muy elevados de inflamación severa. Como autor principal del
estudio se encuentra Judy Carman, que señaló en una respuesta a las
críticas que todos los cerdos alimentados en condiciones comerciales
típicas sufren de inflamación estomacal. Pero la inflamación era más
grave en los cerdos alimentos con piensos transgénicos.
Pero en
lugar de solicitar que se realice un nuevo estudio independiente para
contrastar lo obtenido en el estudio, los críticos lo descartaron como
“ciencia basura”, un estudio muy sesgado de Carman, quien es profesora
en la Universidad de Flinders en Australia del Sur. También dicen que
quien proveyó de pienso no transgénico fue el propio granjero, que es un
importante vendedor de alimentos no transgénicos. A pesar de que el
estudio estuvo financiado por el Gobierno australiano, no se puede
considerar un grupo de presión, o que pertenezca a la Industria
Biotecnológica, para el caso. La lección para los científicos que
pudieran estar interesados en la alimentos con cultivos transgénicos es
que no merece la pena molestarse.
Ya he
escrito sobre esta cuestión otras veces: cuando los estudios están
realizados por las empresas de Biotecnología, la mayor parte de ellos,
no se obtienen las mismas conclusiones. De hecho, los Organismos
Gubernamentales utilizan las conclusiones de estos estudios financiados
por la Industria para decidir su comercialización y por tanto
convertirse en nuestros alimentos.
A raíz de la violenta reacción contra el estudio de Séralini, Francois Houllier, director de la Agencia de Investigación Agrícola de Francia, dijo en las páginas de Nature que había que realizar más investigaciones sobre la alimentación con transgénicos:
“Creo que tenemos que financiar con fondos públicos los estudios que analicen los factores de riesgo
y beneficio de los cultivos transgénicos. También necesitamos más
estudios interdisciplinarios de los alimentos modificados genéticamente,
especialmente en su repercusión en la salud de los animales y de los
seres humanos…
En
segundo lugar, la investigación siempre tiene que cumplir con los
estándares académicos adecuados. En mi opinión, cualquier incumplimiento
del rigor y la trazabilidad del trabajo científico… podría dar lugar a
una falta de confianza, obtener resultados inesperados. Este debe ser un
trabajo riguroso…
Como
científicos, tenemos que estar al tanto de los problemas sociales,
incluso cuando hay una contradicción entre innovación y precaución”.
Estas son
palabras de alguien que no rechaza de plano la posibilidad de que los
transgénicos no puedan producir daños. No es el caso de los efectos
nocivos de productos industriales: DDT, BPA, PCB, etc, etc, etc). Existe
un nuevo campo de estudio que es la Epigenética, que ha empezado a
explorar cómo nos pueden afectar las sustancias a las que nos exponemos.
Y está la noción de microbioma, que abre nuevas fronteras para la
investigación.
Los críticos
de los transgénicos son acusados de anteponer su ideología a la
Ciencia. Pero viendo las reacciones viscerales de los defensores de los
transgénicos ante cada nuevo estudio que se hace, lo mismo se pudiera
decir de estos. Como Michael Hansen, científico principal de Consumers
Union (el brazo político y de acción de Consumer Reports), dijo: “Es
algo que se debe tener en cuenta. Es consistente con otros hallazgos.
Los críticos de este estudio asumen que los transgénicos son seguros y
derriban cualquier estudio que demuestre lo contrario. Es una posición
ideológica, no de buenos científicos”.
Así
que vuelva a respirar profundamente. Houllier tiene razón. Necesitamos
más rigor, pero también más estudios. Y gritando contra cada científico
que dice que los transgénicos no son la panacea que sus defensores dicen
que es, no es la mejor manera de conseguirlo.
Tom
Laskaway es fundador y director ejecutivo de Food & Environment
Reporting Network y un escritor que contribuye en Grist, que trata temas
de alimentación y política agrícola. Sus artículos también aparecen en
The American Prospect, Slate, The New York Times y The New Republic.
—-
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2013/06/16/los-defensores-de-los-transgenicos-y-el-nuevo-estudio-sobre-danos-en-los-cerdos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario