Los transgénicos son organismos genéticamente modificados por el hombre. Los intereses comerciales son muchos, su inocuidad se discute y los países optan por posturas divergentes.
Paloma Sánchez y Carmen Vázquez
Un transgénico en un organismo genéticamente modificado (OGM). Esto significa que su material genético ha sufrido algún tipo de alteración y no de forma natural; es el resultado de la intervención del hombre, que ha cambiado su genoma y ha introducido genes procedentes de otras especies.
Son muchas las plantas transgénicas que se han generado por
manipulación genética. Las hay que incorporan genes que confieren
resistencia a herbicidas (HT) o codifican para proteínas con actividad
insecticida (maíz Bt, soja Bt); y otras incorporan genes productores de
nutrientes (maíz dorado con moléculas precursoras de vitamina A) o
inductores de esterilidad.
Pese a la fuerte controversia en cuanto a su seguridad y
conveniencia, la férrea oposición de organizaciones no gubernamentales
(ONG) y la postura anti-transgénicos de algunos gobiernos, el cultivo de
plantas transgénicas está en plena expansión mundial. Estamos ente un
verdadero ejemplo de dilema ético que tiene enfrentados a ciudadanos y
tecnólogos.
Hasta ahora quedaba claro el interés económico de las seis grandes
empresas del sector agroalimentario (Monsanto, Dupont, Bayer, Syngenta,
Basf y DowAgro Sciences) que controlan la mayoría de las patentes. En
particular, Monsanto tiene el monopolio de las semillas, controla el
precio de las variedades genéticamente modificadas y coarta la difusión
de resultados negativos o posibles efectos nocivos del uso de
transgénicos.
No podemos evitar pensar que el uso de variedades resistentes a herbicidas permite a los agricultores usar cantidades más elevadas de estos. Y no tranquiliza nada saber además que las compañías que comercializan las semillas transgénicas son las mismas que fabrican los herbicidas. Y uno se pregunta ¿qué pasa con las especies vegetales circundantes si se abusa de los herbicidas?, ¿se incorporan tales dosis a la cadena trófica con mayor facilidad?, ¿termina afectando a la biodiversidad?, ¿y a nuestra salud?
Tampoco nos tranquiliza el argumento de que los transgénicos están
llamados a ser la herramienta para erradicar el hambre en el mundo.
Sobre todo, cuando el tiempo ha demostrado que la mayoría de los
cultivos transgénicos hoy en día se dedican a la colza, el maíz, la soja
y el algodón, cuyo destino es la industria textil y el engorde del
ganado.
Sin embargo, y pese a que las semillas transgénicas son más caras
que las naturales, que los usuarios deben firmar acuerdos para no
guardar y resembrar y se ven obligados a comprar semillas cada año,
muchos agricultores perciben a las empresas biotecnológicas como
auténticos aliados que les ayudan a mejorar el rendimiento de sus
cultivos y su valor nutricional.
Por tanto, muchos países -desde EEUU hasta China- apuestan por el cultivo de transgénicos. Marcan la diferencia entre los países desarrollados, los europeos (salvo excepciones) y Japón, que se mantienen como islas internacionales sin transgénicos. La UE permite sólo dos cultivos de transgénicos aunque autoriza la importación de 45 productos. Pese a esto, la legislación de salud pública europea es extraordinariamente preventiva contra la presencia de transgénicos en los alimentos.
Movimiento anti-transgénico en España
Por tanto, muchos países -desde EEUU hasta China- apuestan por el cultivo de transgénicos. Marcan la diferencia entre los países desarrollados, los europeos (salvo excepciones) y Japón, que se mantienen como islas internacionales sin transgénicos. La UE permite sólo dos cultivos de transgénicos aunque autoriza la importación de 45 productos. Pese a esto, la legislación de salud pública europea es extraordinariamente preventiva contra la presencia de transgénicos en los alimentos.
Movimiento anti-transgénico en España
En España, a diferencia de otros países europeos, está permitido el
cultivo de maíz transgénico Bt y se hace pese a que nuestros vecinos
(Francia, Alemania, Hungría, Austria, Grecia, Bulgaria y Luxemburgo)
prohíben la entrada de estos productos. Aunque es cierto que apenas
dedicamos hectáreas al cultivo de transgénicos al compararnos con EEUU u
otros países como Brasil y Argentina, existe un interés creciente por
parte del sector agrícola en promover el cultivo de algodón transgénico,
siendo la administración en cierta medida partidaria, puesto que
autoriza ensayos de campo con fines científicos en cultivos de maíz y
algodón. Pareciera que no se quiere perder una posible ventaja
competitiva y, junto a las empresas biotecnológicas, se mira hacia
América Latina como nueva área de expansión.
Paralelamente existe en España un marcado movimiento
anti-transgénicos, consolidado en Asturias, País Vasco, Galicia,
Baleares y Canarias, declarados territorios libres de cultivos
transgénicos. Andalucía se sumará en breve al conjunto de comunidades
contrarias al uso de transgénicos, argumentando el negativo impacto
agrario y ambiental y el rechazo de los consumidores. Se razona que el
cultivo de transgénicos sólo corresponde a intereses económicos de las
grandes multinacionales del agro-negocio, que además es más costoso y
que tiene pésimas consecuencias para el medio ambiente.
Sin embargo, el panorama nacional e internacional se complica aún más. Los recientes acontecimientos ponen de manifiesto que vamos a poder dejar de lado el argumento de que los grandes intereses económicos de los gigantes mundiales de la agricultura son la razón fundamental de la expansión del cultivo de transgénicos.
En Nigeria, investigadores de instituciones públicas nacionales han
desarrollado una judía carilla transgénica resistente a la maruca, una
plaga muy común en África.
Ya está en prueba en los campos de Nigeria, Ghana y Burkina Faso y se entregará a los agricultores africanos en 2017. También en Nigeria está en prueba de campo un maíz que consume menos agua, y en Uganda y Kenia sus científicos investigan modificaciones genéticas contra dos virus que afectan al cultivo de la yuca.
Ya está en prueba en los campos de Nigeria, Ghana y Burkina Faso y se entregará a los agricultores africanos en 2017. También en Nigeria está en prueba de campo un maíz que consume menos agua, y en Uganda y Kenia sus científicos investigan modificaciones genéticas contra dos virus que afectan al cultivo de la yuca.
Y una vez eliminado el poderoso argumento de los intereses
económicos de los grandes, ¿con qué nos quedamos? ¿Y si resulta que los
transgénicos pueden paliar el hambre en África? ¿Cuál será la actitud de
muchos gobiernos? ¿Cambiará en algo la postura de Greenpeace?
Parece claro que ahora los gobiernos de países en vías de
desarrollo están basando sus decisiones a favor o en contra de los
transgénicos en modelos de utilidad sustentados en la mejor ciencia
disponible. El uso masivo de cultivos transgénicos en los países en vías
de desarrollo será en breve un hecho. La cuestión será entonces cómo
preservar la biodiversidad en estas zonas.
Fuente:
http://www.hechosdehoy.com/que-esta-pasando-con-los-cultivos-transgenicos-en-el-mundo-27806.htm
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