viernes, 4 de abril de 2014

El verdadero valor de los cultivos transgénicos

Las alternativas agrícolas de baja tecnología funcionan mejor frente a los retos alimentarios que los OMG
Doug Gurian-Sherman 03/04/2014
Hoy día se habla mucho sobre los organismos modificados genéticamente (OMG). Muchos argumentan que en un futuro no muy lejano se convertirán en algo necesario a medida que el cambio climático afecte negativamente la agricultura, y la población, cada vez mayor y pudiente, consuma más alimentos y cuyo origen animal sea cada vez menos eficiente. Otros argumentan que necesitaremos los OMG para reducir las emisiones de calentamiento global, el daño a la biodiversidad de los pesticidas, la contaminación de los fertilizantes (como en las "zonas muertas" costeras), así como el uso excesivo que hace la agricultura industrial de recursos escasos como el agua dulce. Es posible que hayas leído argumentos de este tipo hace unos meses por parte del editor de MIT Technology Review, David Rotman, en "Por qué necesitaremos alimentos modificados genéticamente".

Pero todos estos argumentos se basan en ciertas suposiciones. Y estas suposiciones son, en el mejor de los casos, poco precisas. Rotman, por ejemplo, sostenía que necesitaremos los OMG porque otras opciones más simples y menos controvertidas, como la mejora vegetal mediante el cultivo tradicional, son simplemente demasiado lentas. Cree que este tipo de cultivo no da acceso a los productores a una diversidad genética suficiente para permitir la adaptación a los retos climáticos y aumentar lo bastante los rendimientos.
Muchos criadores y biólogos moleculares no están de acuerdo. Tal y como han señalado los diversos autores de un artículo reciente en la revista Nature, apenas hemos rozado la superficie del potencial genético de las especies de cultivo. La investigación sobre muchos cultivos importantes durante los últimos 20 años, como el trigo y las especies relacionadas, ha demostrado que las variedades de cosechas ampliamente cultivadas hoy día utilizan sólo una pequeña fracción del potencial genético disponible. La llamada "meseta de rendimiento" alcanzada en las últimas décadas en algunos cultivos probablemente se deba más a la complacencia y la reducción de la financiación tras la revolución verde, en lugar de a deficiencias en el potencial de reproducción.
Y aunque es cierto que durante los últimos años han tenido lugar avances en la tecnología de los OMG, también los ha habido en las tecnologías de mejora vegetal, como métodos genómicos capaces de acelerar el proceso de cultivo en algunos casos. Por ejemplo, cuando se encontró un gen de tolerancia a las inundaciones en un biotipo de arroz de dificil identificación, el uso de tecnología de marcadores produjo variedades mejoradas de arroz en alrededor de cinco años, en lugar de los 10 a 15 habituales.
Hay quienes argumentan que el desarrollo de OMG ahorra tiempo, algo que también es cuestionable. Normalmente se tardan 10 o más años en desarrollar un rasgo genéticamente modificado, un plazo similar al de la mejora vegetal. Este hecho también fue reconocido recientemente por un ejecutivo de Monsanto. Los OMG requieren años de pruebas de campo para asegurarse de que los genes funcionen según lo esperado, sin sorpresas desagradables para los agricultores, en las distintas condiciones por las que pasará un cultivo después de su comercialización.
Mientras que la mejora vegetal continúa superando retos importantes como la mejora de la tolerancia a la sequía, la mejora de la eficiencia del fertilizante de nitrógeno y el aumento del rendimiento, la ingeniería genética ha contribuido muy poco o nada. Por ejemplo, hoy día contamos con una variedad de maíz modificado genéticamente, tolerante a la sequía moderada, lo que mejoraría la productividad general alrededor de sólo un 1% en Estados Unidos. Por el contrario, la mejora vegetal y la agronomía han mejorado la tolerancia a la sequía del maíz en alrededor del 1% cada año durante los últimos tres decenios. Y este desarrollo se ha producido en los últimos mediante la mejora vegetal convencional de muchas variedades tolerantes a la sequía del maíz, la yuca, el arroz, el trigo, el mijo y el sorgo.
Esto no significa que los OMG no vayan a poder contribuir a mejora de la capacidad de recuperación de los cultivos, la eficiencia o la productividad. Pero otra cosa muy distinta es establecer que los OMG son necesarios, especialmente cuando toda la evidencia actual sugiere que la mejora vegetal es más eficaz en general.
Y no hay que olvidar que hay soluciones a nuestros problemas alimenticios que no tienen nada que ver con la genética. Las mejoras genéticas deben ser diseñadas para complementar los sistemas de cultivo basados ​​en la agroecología y así abordar adecuadamente los desafíos a los que se enfrenta la agricultura. Por el contrario, los OMG (y muchas variedades de cultivos convencionales) se han diseñado para su uso en sistemas agrícolas de monocultivo industrial insostenibles. El prominente científico ambiental Jonathan Foley desde la Universidad de Minnesota (EEUU) ha llegado esta conclusión en un artículo reciente: "Mientras que los futuros cultivos modificados genéticamente podrían añadir otros rasgos beneficiosos a la planta, que podrían ayudar a aumentar la productividad en los cultivos importantes, creo que las mejores respuestas están en otros sitios". Señala varias alternativas no genéticas, entre ellas la reducción de los residuos alimenticios (que representan alrededor del 30% al 40% de la producción actual de alimentos), la reducción del consumo de productos de origen animal y de la cantidad de cultivos alimentarios que se utilizan para biocombustibles.
Hay otras maneras de mejorar la agricultura. La rotación de cultivos, en su mayoría abandonados por la agricultura industrial, suele aumentar los rendimientos en un 20% o 30%. Se puede mejorar la capacidad de retención de agua del suelo, y disminuir la susceptibilidad a la sequía, mediante la plantación de cultivos de cobertura que aumenten la materia orgánica del suelo. Estos métodos pueden reducir en gran medida la contaminación del agua a partir del nitrógeno y la necesidad de pesticidas.
Los partidarios de los OMG también tienden a restar importancia a los problemas no resueltos de la tecnología. Uno de esos problemas es la alta concentración económica de la industria de las semillas, facilitada por las patentes de genes. Los usos actuales de la tecnología también parecen favorecer la expansión de los monocultivos industriales, con todos sus problemas. Y la mayor parte de proyectos de OMG son más de lo mismo: cultivos resistentes a los herbicidas que exacerban su uso.
También vale la pena señalar que no hay ningún consenso real sobre la seguridad del cultivo de OMG. Aunque puede que muchos de los cultivos sean benignos, algunos podrían ser perjudiciales, lo que provoca algunas cuestiones sin resolver sobre la adecuación de la normativa vigente.
Y también hay que considerar los costes relacionados con los OMG. El dinero invertido en ellos no se puede dedicar a las soluciones mencionadas anteriormente, a menudo más baratas y mejores, y que actualmente sufren una gran falta de financiación.
La cuestión es que la "necesidad" de los OMG de la que oímos hablar en algunos círculos no es realmente una afirmación respaldada adecuadamente. Aún tenemos mucho que aprender acerca de los posibles beneficios, así como sus peligros. Y es importante recordar que tenemos muchas alternativas mejores que tienen mucho que aportar.
Doug Gurian-Sherman es científico sénior en el Programa de Alimentación y Medio Ambiente de la Unión de Científicos Preocupados, un grupo de apoyo científico sin fines de lucro.


De:
http://www.technologyreview.es/blog/post.aspx?bid=347&bpid=30267

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