Estrategias goebbelianas
Hace un par de días se presentaron en el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Francisco Bolívar Zapata,
Coordinador de Ciencia y Tecnología de la Presidencia de la República, y
en CIMESTAV de Irapuato, Luis Herrera Estrella director del Laboratorio
Nacional de Genómica para la Biodiversidad a fin de defender -desde sus
cargos- las razones por las qué los mexicanos y la comunidad científica
nacional debemos de estar a favor de la siembra de maíces transgénicos
en México. Ambos utilizaron curiosamente el mismo artículo como
argumento. El artículo en cuestión[1] realiza un meta-análisis
publicado por cuatro italianos de la Universidad de Perugia. El objetivo
del texto es exponer una revisión “neutral” de los estudios científicos
sobre los transgénicos producidos en los últimos 10 años a fin de dar
una evaluación de lo que han significado estas tecnologías para la
sociedad.
La investigación de los italianos es selectiva ya que
parte de un universo que pasa de 31 mil 848 referencias a mil 783. El
argumento de la reducción responde a una selección de aquellos textos
que son “relevantes, originales y que se enfocan a los temas más
importantes”, sin embargo, los autores nunca especifican cuáles son los criterios que utilizan para exponer que es lo que ellos consideran como relevante.
Con base a la revisión, deciden que la producción de investigación
científica sobre el tema, se divide en tres grandes rubros temáticos:
literatura general sobre los OGM, integración de los OGM al medio
ambiente (con los subtemas: biodiversidad, flujo genético, OGM y
parientes silvestres, OGM y coexistencia, OGM y transferencia horizontal
de genes en el suelo), e Interacción de los OGM con los grupos humanos y
animales (con los subtemas: equivalencia substancial, enfoques no
dirigidos en la evaluación de equivalencias, trazabilidad y comida y
alimentos forrajeros OGM).
Los autores también habrían podido escoger entre otros muchos temas
como ética, derechos de propiedad genética, y confiscación de lo vivo,
la ineficacia económica de los OGM, la incapacidad de
“des-transgenetizar” un organismo, la geopolítica alimentaria ligada a
los OGM, los conflictos de intereses entre sector público y privado, la
falta de apertura de la información sobre las evaluaciones de riesgos
tóxicos que hacen las empresas biotecnológicas, o la erosión cognitiva
de las comunidades rurales donde se aplican OGM, u otros, pero estos
temas no resultaron ser lo suficientemente relevantes u originales para
la perspectiva del cuarteto italiano.
Esto es un elemento a destacar, porque los regímenes tecnológicos, entendidos como la imposición de una “verdad” que puede ser “resuelta” por la tecnología, tal y como los describe Dosi[2] parten de definir las reglas, sobre lo que es o no valido como argumento.
En sus análisis los autores pretenden utilizar a la ciencia como si fuera un foro legislativo que basa sus decretos en mayorías. Es decir, esperan
que sea la mayoría (por número) de textos científicos que ellos
sesgaron de un universo, lo que defina cuál es la verdad sobre un tema.
Entonces por ejemplo, si el tema de la contaminación por transgénesis
tiene 165 artículos a favor, y dos en contra, consideran que esos dos en
contra no son significativos porque hay 165 que dicen lo opuesto, y por
lo tanto, no existe la contaminación genética. El problema de la
utilización de esta regla de mayoría es que en las ciencias duras, la
existencia de un caso invalida la teoría.
Existe
una contradicción entre la lógica de argumentar la validez por mayoría y
al mismo tiempo citar sus propios argumentos y resultados de
investigación, lo cual implícitamente pone sus propias contribuciones científicas (solamente dos[3]) como válidas y al mismo nivel que los mil 783 textos científicos supuestamente analizados.
Subjetividad y refutación constante
Los autores pretender exponer una visión “objetiva” de 10 años de trabajo científico, a través de las polémicas sobre cada tema, pero sus propuestas son sumamente subjetivas,
ya que así como ya han escogido los temas que consideran relevantes,
también escogieron los argumentos que consideran sintetizan las
polémicas. El error sería excusable si al menos se tomara algún
argumento en contra de los transgénicos (como pudieron haberlo hecho con
el sólido trabajo de Zhang, et al., 2012 sobre la trasferencias de RNA transgénicos entre organismos a través de la alimentación[4]), pero esto nunca sucede.
Como tampoco la integración de las 439 investigaciones científicas sobre
los impactos negativos de los alimentos transgénicos[5].
Por el contrario, se dedican a descalificar argumentos en contra de los OGM, y van incluyendo juicios de valor
como si fueran resultados conclusivos de las polémicas que seleccionan.
Los juicios se presentan mediante expresiones sutiles pero consistentes
siempre en defensa de los transgénicos: “hay poca evidencia”, “La
introducción de transgenes puede conferir algunas ventajas”, “hasta
ahora no se ha demostrado afectación”, “estos resultados son problemas
que existen independientemente de los OGM”, “estos efectos tienen poco o
bajo impacto”, “no existe un consenso mayoritario ante el problema”,
“los resultados no proveen de información manejable”, “se falló en
probar la evidencia”, “puede ser difícil de comparar” entre muchas
expresiones utilizadas y analizadas a detalle en tabla anexa al final.
Parece que no existe en ningún momento la capacidad de exponer un debate objetivo,
sino que todo lo que no concuerda con la defensa de los transgénicos
resulta refutable. Además de estas subjetividades, los autores terminan
utilizando solamente una veintena de citas para justificar los
argumentos de su evaluación a favor de los transgénicos. Esto no concuerda con la metodología de presentar un meta- análisis de mil 783 textos.
Engaños y ejes del análisis ignorados
Los
autores actúan como una “camorra”, es decir el brazo político de la
mafia para limpiar (entiéndase eliminar) las evidencias que no le
permiten a los jefes alcanzar un fin.
La camorra se construye bajo engaños para realizar su “limpieza”: 1) Se
declaran como dueños del conocimiento mediante la presentación de un
meta-análisis que no lo es; 2) se presentan como científicos libres de
conflictos de intereses pero todo en su texto dice lo contrario (no
analizan otras variantes temáticas de lo que se ha escrito, sesgan la
información, excluyen evidencia significativa, minimizan lo que no
conviene) y, 3) excluyen como problema un tema fundamental para entender
la gran cantidad de investigación sobre el tema: el conflicto de
intereses entre grupos de científicos y las trasnacionales
biotecnológicas.
Este conflicto como ya se ha dicho antes[6], no es exclusivo de México,
sino que incluso en Estados Unidos se están creando comités científicos
“a modo” para construir un bloque científico inapelable que elimine
cualquier intento para interponer el principio de precaución. Este tema
llegó a tal extremo en EUA que otro grupo de científicos (este sí
independiente) está por dirigir una carta a la Academia Nacional de
Ciencias[7], en la que denuncian la
parcialidad en la conformación de la terna de especialistas, y en la que
urgen a la Academia a incluir a especialistas de otros países, a
científicos de otras disciplinas, y también a actores campesinos quienes
tienen otros tipos de conocimientos.
La camorra se decide por argumentar sus argumentos de
“mayorías”, y no por presentar un análisis objetivo de las
controversias. Sus conclusiones apuntan que “hasta ahora no se ha
detectado ningún riesgo directamente conectado con el uso de transgénicos” (evidentemente entre su selección fueron excluidos muchos artículos, entre ellos el recientemente republicado de Seralini).
Desde mi perspectiva cuantificar los artículos por tema, número y
porcentaje resulta insuficiente ya que no se aporta mucha información
útil. Faltan a mi parecer otros ejes elementales para realizar un
análisis cuantitativo y cualitativo que permita exponer un meta-análisis
verdadero en términos de evaluación de los transgénicos:
1)
Los presupuestos que se han aplicado para realizar la investigación que
dan resultados a favor de los OGM, comparado con los que sus resultados
están en contra.
2)
El tipo de estructura del laboratorio al que están adscritos los
investigadores que publican artículos (público, mixto o privado)
3) Las disciplinas científicas preponderantes que realizan publicación.
Integrar estas variables en un análisis sin duda expondría
el conflicto de intereses que la camorra evita a toda costa en su
análisis. En este contexto, es necesario replantear y lanzar la necesidad de un comité científico nacional e independiente que tenga un carácter ético, que
sirva de voz para la interlocución y que permita al menos el desarrollo
de líneas de investigación pertinentes con nuestra problemática
nacional y rural que planteen como la contaminación genética no es
una co-existencia, o un flujo genético sino todo un proceso de despojo
social, cultural y biológico mediante la alteración de las cadenas
tróficas, la privatización de lo vivo y de los territorios, pueblos y
conocimientos que lo utilizan.
El hecho de que Bolívar Zapata y Herrera Estrella utilicen
un mismo texto delata una estrategia, pero que pasen por alto las
graves fallas que dan coherencia al argumento del artículo y que lo
utilicen para sustentar su posición a favor de la siembra transgénica,
pone en duda su ya de por sí nula neutralidad e imparcialidad científica.
Presentar a los transgénicos como la única solución al
cambio climático, la alimentación nacional y el desarrollo rural sin
cuestionar todo el proceso de despojo por apropiación genética, no es
resultado de una ingenuidad sino de una mentalidad perversa que pretende
repetir una mentira hasta hacerla verdad, propia no sólo de la oficina
que encabeza Bolívar Zapata sino también de las otras muchas oficinas
que están incluso por arriba de la de EPN.
ANEXO: Tabla de los juicios de valor
-“La literatura muestra que hay poca evidencia de afectaciones negativas de los OGM”. (Página 3).
|
En esta frase hay que resaltar que los
autores deciden qué es los que significa “poca” pero sin justificarlo.
Además de arbitraria, la idea de lo poco o mucho, proviene de una regla
de mayorías, y no de la excepción para invalidar. En sí, considerar
la “poca evidencia” como “nula evidencia”, es falso.
|
-“Los impactos negativos de los OGM, sin embargo, los resultados han sido criticados por el manejo estadístico de los datos” (página 3).
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Aquí se presenta la documentación de un
efecto negativo en la convivencia de OGM con artrópodos, pero nuevamente
los autores deciden cuando es válida una crítica al manejo
estadístico. El tema sería objetivo, si en todo el texto se hubiese
presentando algún otro estudio a favor de los transgénicos que hubiera
sido criticado por su manejo estadístico, pero no fue el caso.
|
-“No se han reportado en estudios recientes afectaciones” (página 3).
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En esta frase se reporta que existe la
posibilidad de que se hayan reportado afectaciones en estudios
anteriores, pero al no haber en estudios recientes, concluyen que no
hay afectaciones.
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-“Los resultados (de la aplicación del
glifosato) han sido utilizados como prueba de que los cultivos
tolerantes a herbicidas tienen un impacto negativo en el ambiente, pero de hecho demuestran una efectividad en el manejo del sistema” (página 3).
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Este argumento está haciendo una crítica a
la utilización del glifosato, pero súbitamente presentan otro
contra-argumento en el que defienden la efectividad de los mismos.
Insisto, esto sería válido, si se utiliza para cada uno de los temas y
subtemas que analizan, pero resulta un tanto chocante encontrar que
cada vez que se analiza un tema en el que un resultado es desfavorable
a los OGM o sus insumos asociados los cuatro científicos italianos
salen al rescate.
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-“La introducción de transgenes resistentes a pesticidas puede conferir algunas ventajas a las plantas silvestres” (pag. 3).
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Aquí la idea es que en ciencia no puedes
partir de conjeturas. Pero lo más interesante es que se presenta
nuevamente un resultado no esperado como algo condicionalmente
beneficioso.
|
[1]Nicolia A., A. Mazo, F. Vernessi, and D. Rosellini (2014)
“An overview of the last 10 years of genetically engineered crop safety
research”. Critical Review in Biotechnology. 34(1): 77-88.
[2]Dosi, G. (1988) “The Nature of the Innovative Process”, en Soete L. Technical Change and Economic Theory, London: Ed. Pinter Publishers, pp. 1-9
[3]Rosellini D. (2011). Selectable marker genes from plants: reliability and potential. In Vitro Cell Dev–Pl,
47, 222–33, y, Rosellini D. (2012). Selectable markers and reporter
genes: a well furnished toolbox for plant science and genetic
engineering. Crit Rev Plant Sci, 31, 401–53.
[4]Zhang Y, Wiggins BE, Lawrence C, et al. (2012b). Analysis of plant-derived miRNAs in animal small RNA datasets. BMC Genomics, 13, 381(1–8).
[5]Estos textos se pueden ver en la segunda compilación de impactos adverss realizados por la organización IndiaGMinfo (http://indiagminfo.org/?p=657)
y que yo cité del artículo de Antonio Turrent Fernández “ No al maíz
transgénico: no nos hace falta!” (La Jornada, Julio 2014)
[6] D’Alessandro, Renzo (2014) El bloque mediático-científico. URL: http://alainet.org/active/75551&lang=es
[7] Quienes deseen firmar la carta pueden consultarla en el blog de Maíz y Acción: http://maizyaccion.blogspot.mx/ y anexar su firma en https://www.surveymonkey.com/s/NDZDLNH
De:
http://www.alainet.org/active/75802&lang=es
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