La activista contó la
experiencia del pueblo de Malvinas Argentinas (Córdoba) donde se logró frenar
la instalación de una planta de la Monsanto.
Quispe comentó que pese a pertenecer
a una comunidad con un nivel educativo relativamente bajo, la llegada de la multinacional
los obligó a informarse.
En un principio, se asoció a
la Monsanto con la idea de trabajo y progreso para la zona, pero cuando empezaron
a averiguar apareció la preocupación. Fue ahí los vecinos comenzaron a juntarse
hasta formar la Asamblea de Lucha por la Vida de Malvinas-Córdoba y lograron
frenar la instalación de la planta.
“Ganamos una lucha desigual
que parecía imposible” dijo Quispe.
“El agronegocio da mucho
dinero. Monsanto es una multinacional monopólica que tiene el control de las
semillas y gasta muchísimo dinero en investigación. El productor que antes seleccionaba
las mejores semillas hoy está atado a Monsanto” indicó Zibechi.
“El principal producto de
exportación de los países del Mercosur es la soja, el dinero que deja se usa
para lubricar el funcionamiento del Estado, pero además, Monsanto tiene una
enorme capacidad de generar inestabilidad política”.
El periodista destacó la influencia
que la multinacional tiene en los medios de comunicación, en la política y las
universidades.
“Gran parte de la campaña de
Dilma (Roussef) depende del aporte del agronegocio. Si los echas, pueden desestabilizarte”
Comentó que mientras Paraguay
siembra 3 millones de hectáreas de soja, Europa cultiva solo 100 mil.
Esther, expresó que el
agronegocio terminó con las plantaciones de frutales de la zona y que las
fumigaciones los afecta desde antes que tomaran conciencia del peligro que
representaba la utilización de agrotóxicos.
Según los exámenes que se
hicieron en la zona de Malvinas, de cada diez personas siete tienen agrotóxicos
en la sangre.
A esto se le deben agregar
enfermedades que nunca se habían visto en la zona.
Zibechi explicó que la
diferencia con la producción tradicional radica en que antes la inversión se amortizaba
en diez años, mientras que con el sistema intensivo se amortiza y obtiene
ganancias en cuatro meses.
“Por eso no les importa el medioambiente. El
agronegocio no deja más que tierra erosionada y estéril, y población contaminada”.
Zibecki dijo que los Estados
se niegan a realizar estudios médicos a las poblaciones linderas a las
plantaciones porque saben de las consecuencias del uso de agrotóxicos y que los
trabajos hechos por organizaciones independientes arrojan datos contundentes
respeto a las enfermedades que estos generan.
En el Mercosur se cultivan
hoy 70 millones de hectáreas.De:
http://www.nanduti.com.py/v1/noticias-mas.php?id=89200&cat=Ecologia
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