Los cultivos transgénicos representan una amenaza para los pequeños
productores (campesinos e indígenas), ya que el modelo de cultivo de los
OGM concentra el control de la agricultura y la alimentación en pocas
manos y el aumento de la concentración empresarial destruye la libertad
de elección y eleva los precios.
Por: Aleira Lara (@Aleiragalicia)
Contrario a lo escrito en este mismo espacio por Saúl Vázquez Torres, Greenpeace no
se opone a la biotecnología siempre que se haga en espacios
controlados, es decir, en laboratorios y sin interacción con el medio
ambiente.
Las experiencias alrededor del mundo al cultivar organismos
genéticamente modificados (OGM) han demostrado que éstos no ofrecen lo
que prometieron sus diseñadores, defensores y comercializadores. En
cambio, están generando serias consecuencias ambientales,
socioeconómicas y plantean un serio riesgo para la salud, la
biodiversidad y la soberanía alimentaria.
¿Por qué los transgénicos son un riesgo?
Contrario a lo pregonado por la industria biotecnológica, los
cultivos transgénicos implican un incremento en el uso de agrotóxicos,
generan contaminación genética y del suelo (1), pérdida de
biodiversidad, desarrollo de resistencias en insectos (2) y vegetación
adventicia (malas hierbas) (3), así como efectos nocivos para otras
especies (4).
La contaminación genética con transgénicos, ocasionada por el flujo
de polen por viento e insectos y el intercambio de semillas, atenta
contra la biodiversidad. México es centro de origen y diversidad
genética del maíz y sus 59 razas y miles de variedades adaptadas a
diferentes condiciones agronómicas y climáticas, resultado del
conocimiento tradicional milenario, pueden perder su pureza ante la
introducción de las semillas genéticamente modificadas, patentadas por
las empresas biotecnológicas.
Los cultivos transgénicos también representan una amenaza para los
pequeños productores (campesinos e indígenas) ya que el modelo de
cultivo de los OGM concentra el control de la agricultura y la
alimentación en pocas manos y el aumento de la concentración empresarial
destruye la libertad de elección y eleva los precios.
Consecuencias legales
• Los productores deben comprar las semillas de empresas
transnacionales y son obligados a firmar un acuerdo poco claro sobre el
uso de esta tecnología, dándole a la empresa el derecho permanente sobre
las semillas. Se les prohíbe guardarlas o venderlas en los ciclos
agrícolas siguientes.
• Los trabajadores del campo podrían ser demandados por las empresas
si se detectan semillas patentadas en sus campos, aunque su presencia
sea consecuencia de la contaminación.
• En Canadá y Estados Unidos, estos acuerdos han propiciado la
inspección arbitraria de las tierras y el atropello a la privacidad de
los productores.
Consecuencias económicas
• Altos precios de las semillas transgénicas e inversiones
adicionales difíciles de cubrir por parte de los campesinos, quienes al
final, se encuentran con que las cosechas no son más productivas por
todas las fallas agronómicas.
• Ante el rechazo de la sociedad a los OGM, es necesario destinar
recursos adicionales para separar físicamente los productos transgénicos
de los convencionales. Aun así la contaminación es inevitable, y un
evento contaminante por sí mismo le cuesta millones de dólares al sector
agrícola (5).
¿Qué queremos para el medio ambiente y el campo mexicano?
Se requieren cambios radicales en el sector agrícola. La
respuesta para incrementar la producción del campo no está en los
transgénicos. Actualmente no existe en el mercado ninguna variedad
transgénica con una tolerancia más alta al calor, ni tampoco a los
estreses hídricos y térmicos.
El reto para enfrentar los extremos del clima y la baja producción de
alimentos no está en un simple arreglo tecnológico como el que propone
la ingeniería genética sino en la diversidad de semillas. Conservar in situ
– en el campo- nuestra gran diversidad de maíces tolerantes a
diferentes estreses ambientales puede proporcionar seguridad frente a
eventos climáticos extremos, además de fomentar la soberanía
alimentaria.
Incentivar la investigación pública. Las
estimaciones actuales del costo del desarrollo de una planta
transgénica, una vez que el gen haya sido identificado, son de más de 60
millones de dólares, comparado con el costo aproximado de 1 millón de
dólares para desarrollar una línea convencional. El Instituto Nacional
de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), ha
desarrollado variedades convencionales adaptadas a diferentes
condiciones agronómicas.
El argumento de optar por maíz transgénico a fin de abastecer la demanda nacional cae ante las conclusiones del estudio Factibilidad de alcanzar el potencial productivo de maíz de México -realizado
por investigadores del Inifap entre otros-, el cual demostró que México
tiene el potencial para recuperar su autosuficiencia en maíz en un
plazo relativamente corto, basándose en tecnologías existentes y sin
recurrir al uso de maíz transgénico. Se podría incrementar de 23 hasta
33 millones de toneladas en un período de 10 a 15 años, sustituyendo con
producción nacional las 10 millones de toneladas anuales de maíz
importado de Estados Unidos (6).
En la Unión Europea (UE), gracias a la presión ciudadana y a los
argumentos científicos, ocho países –Alemania, Grecia, Austria,
Luxemburgo, Francia, Hungría, Italia y Polonia- decretaron ya la
moratoria o algún tipo de prohibición a la siembra de alguna variedad
de este maíz. Actualmente sólo cuatro países lo cultivan a nivel
comercial en toda Europa.
Es momento de reconocer que la agricultura industrial no resuelve el
problema del hambre en el mundo y en cambio, está generando graves
impactos ambientales. Es urgente la implementación de una agricultura
ecológica basada en la diversidad de cultivos con semillas naturales la
cual sí es sostenible a largo plazo.
* Aleira Lara es coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace.
Fuentes:
1. C. Zwahlen, A. Hirbeck, R. Howeld, and W. Nentwig,
Efectos de los desperdicios de maíz transgénico Bt en gusanos de tierra
Lumbricusterrestris. Molecular Ecology, 2003, vol. 12, pp. 1077-1086.
2. Catangui M.A. & Berg R.K. (2006).Western bean
cutworm, Striacostaalbicosta (Smith) (Lepidoptera :Noctuidae), as a
potential pest of transgenic Cry1Ab Bacillus thuringiensis corn hybrids
in South Dakota Environmental Entomology 35 1439-1452.
3. Where Weedkiller Won’t Work. 3 de mayo de 2010. Información tomada el 26 de enero de 2012 a las 15:45 hrs.
4. Prasifka, P.L., Hellmich, R.L., Prasifka, J.R. &
Lewis, L.C. 2007. Effects of Cry1Ab-expressing corn anthers on the
movement of monarch butterfly larvae. Environmental Entomology 36:228-33
5. Cultivos transgénicos: cero ganancias. 2010. Greenpeace. Información tomada el día 23 de mayo de 2013 a las 12:06 hrs.
6. Turrent, et. al, 2012. Factibilidad de alcanzar el potencial productivo de maíz de México. Consultado el 03 de noviembre de 2012, a las 12:17 hrs.
Fuente:
http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2013/05/27/los-argumentos-de-greenpeace-contra-los-transgenicos-replica/#axzz2UcdanYxZ
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