jueves, 23 de mayo de 2013

Traición a México el solapar transgénicos

Greenpeace, la Unión de Científicos Comprometidos Socialmente (UCCS) y la organización social Semillas de Vida que encabezan la lucha contra el grano transgénico, han difundido ampliamente que “…se ha demostrado con estudios científicos que han aportado datos de México y de otros lados del mundo


Por Moisés Edwin Barreda
Al cabo de su visita al traspatio que somos de Estados Unidos de América, el señor Barack Obama sembró una duda: es ingenuo, o cree que el pueblo mexicano cojea de esa pata. De otro modo no se hubiera preconizado maravillado de lo bien que estamos como nación.


El sobrino del tío Tom, parentesco que imponía pensar que jamás alcanzaría la Presidencia de ese país fundado por emigrantes todos caucásicos, rubicundos, lanzó cínicamente esa evidente falacia muy confiado en que aquí no pasa nada, atenido a nuestra creciente incapacidad de indignación.
Desde luego ganó el aplauso atronador de los actuales responsables de la desgracia en que nos debatimos porque hemos tenido como Presidentes de la República a domésticos de los sucesivos gobiernos de  Washington, a su vez sirvientes del capital financiero internacional, que incluye a las transnacionales depredadoras de nuestros  suelo y recursos naturales, como la Monsanto.

Con su silencio a la demanda popular y de decenas de científicos nacionales y extranjeros de que se prohíba la siembra comercial d e maíz transgénico, petición que implica acabar con la siembra de  soya y canola transgénicas, aunque se soslaya el algodón transgénico que hace más de catorce años se cultiva en la Comarca Lagunera, el gobierno federal actual está facilitando que progrese el afán y labor de la Monsanto para eliminar la soberanía alimentaria del país.

Ese labor también letal para nuestro pueblo, de hombres de maíz, la lleva avante la Monsanto merced a la traición a la patria cometida inicialmente por legisladores que aprobaron la Ley Federal de Bioseguridad y su reglamento a conveniencia de esa depredadora, a instancias de otro vendepatrias llamado Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, que audazmente como presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, dio el aval científico para el caso.

Al hacerlo, Bolívar Zapata se presumía preocupado por la soberanía del país; pero la soberanía alimentaria le importaba y le importa un bledo, pues sin considerar las objeciones de decenas de científicos nacionales y extranjeros al cultivo del maíz transgénico porque México es centro de origen y centro de  diversidad genética del maíz, contaminará al maíz nativo hasta eliminarlo, pues no hay zona donde no haya una o más de sus cientos de razas y variedades,  y en el rubro alimentario, tan fundamental, quedaremos a merced de las transnacionales como Monsanto, que patentaron la semilla transgénica del grano.

Greenpeace, la Unión de Científicos Comprometidos Socialmente (UCCS) y la organización social Semillas de Vida que encabezan la lucha contra el grano transgénico, han difundido ampliamente que “…se ha demostrado con estudios científicos que han aportado datos de México y de otros lados del mundo, que los transgenes se mueven a miles de kilómetros de distancia (artículos de Piñeyro et al, 2008, 2009; reseñas en Nature, 2008, 2009; Dyer et al., 2009), con lo cual los maíces transgénicos serán fuente de contaminación transgénica desde el norte del país al resto de las zonas en donde hay riqueza de maíces nativos, incluidas las zonas de diversidad de maíz del norte que albergan algunas razas y variedades muy importantes y únicas; por ejemplo en Tamaulipas en donde se ha registra un Centro de Origen y Diversidad muy importante. De tal manera es imposible la coexistencia sin contaminación y acumulación de transgenes en las variedades nativas o criollas, por su parte la contaminación es irreversible. La integridad de los acervos de semillas de nuestro alimento básico está en grave peligro.

“La siembra de maíz transgénico en cualquier parte de México llevará eventualmente a efectos no deseados y a una presencia de secuencias recombinantes patentadas que no podrá purgarse. Atenta contra la autodeterminación de los pueblos de México, contra el derecho a una producción del alimento básico libre de transgénicos. Los riesgos en salud y al ambiente están sólidamente demostrados. El fracaso de los transgénicos para aumentar rendimientos, reducir uso de agrotóxicos y fertilizantes ha quedado demostrado ampliamente en los mismos Estados Unidos de América.”

No obstante que al ser eliminado el maíz criollo perderemos para siempre la soberanía alimentaria nacional, Bolívar Zapata, bajo su condición de presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y director fundador del Instituto de Biología de la UNAM, en su ponencia  “Biotecnología y bioseguridad para el desarrollo de México.  Pertinencia de la Ley de Bioseguridad”, durante el Congreso Internacional de Salud y Derecho efectuado del 24 al 27 de enero de 2006 en el Instituto Nacional de Investigaciones Jurídicas de la UNAM Bolívar Zapata, se atrevió a aseverar que “…la inserción del país en la dinámica científica mundial es necesaria, ya que permitirá comprender mejor nuestros problemas nacionales, buscar su solución y simultáneamente acrecentar nuestra identidad y soberanía”. La soberanía alimentaria le importaba y le importa un bledo.

Luego precisó que  “es necesario que en México se desarrolle una cultura amplia de biodiversidad, para dar cabida al establecimiento de medidas y acciones de evaluación de riesgos y monitoreo de los impactos de productos químico-biológicos en todos los sectores de actividad, incluyendo el uso de los transgénicos. Dentro de esta perspectiva general,  un paso importante en esa dirección ha sido el establecimiento de la Ley Federal de Bioseguridad para el manejo de organismos genéticamente modificados.”

 No de balde entre la Academia, el ámbito científico y organizaciones civiles se afirma que con Bolívar Zapata incrustado desde el 26 de septiembre de2012 en el aparato gubernamental federal el futuro es ominoso para el país y luminoso para la Monsanto.

Es curioso que esté demostrado científicamente que el consumo de cultivos transgénicos directo y  por la cadena alimenticia, y el glifosato en el herbicida apropiado para ellos, creado por la Monsanto, produce cáncer y otros males al organismo humano, y los científicos y las organizaciones civiles que exigen al gobierno federal proteger al maíz criollo negando permiso para la siembra comercial del maíz transgénico, no se interesen  en participar en el foro La Voz del Cáncer, patrocinado por la fundación Livestrong “como parte de un esfuerzo internacional para combatir los tumores malignos.”
La lucha de los mexicanos contra el maíz transgénico es compatible con ese cónclave, que se ha realizado en años pasados en cuatro naciones, pues en él se sostiene que ingerir alimentos contaminados con sustancias tóxicas contribuye al aumento de enfermos de cáncer. Es trascendental que los mexicanos luchemos por todos los medios para impedir que desde el gobierno federal se siga solapando el avance de los transgénicos a pesar de su gran nocividad.


http://laregiontam.com.mx/2013/05/22/traicion-a-mexico-el-solapar-transgenicos/

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