Helmuth Huerta
Un llamado a protesta hicieron
múltiples organizaciones ciudadanas, que el 25 de mayo se manifestarán
contra la empresa de biotecnología Monsanto y contra la política
“permisiva” de la producción y consumo de alimentos transgénicos, que
lleva adelante el Gobierno, a través del ministro de Agricultura, Luis
Mayol. Los convocantes exigen una ley de etiquetado de transgénicos, que
permita decidir de manera informada si se quiere o no consumir este
tipo de productos, al adquirirlos en supermercados.
A través de plataformas sociales de
Facebook y Twitter se está convocando a una “Protesta Internacional
contra Monsanto”, el sábado 25 de mayo, a las 14:00 horas. En el caso de
Chile, se convoca a múltiples plazas de armas de ciudades del país, y
en Santiago a la intersección del Paseo Ahumada y Alameda.
La empresa de biotecnología Monsanto
domina cerca del 90% de la producción mundial de semillas transgénicas, y
en Chile es representada por la familia de la senadora designada Ena
Von Baer (de la UDI). Monsanto es acusada por contaminar campos de
productos orgánicos con el propósito de ganar territorio para los
cultivos transgénicos y por financiar campañas políticas con la
finalidad anular decisiones democráticas sobre la producción y consumo
de alimentos genéticamente modificados.
La vocera de la Fundación Sociedades
Sustentables, María Isabel Manzur, dijo que los alimentos transgénicos
carecen en Chile de un adecuado control y fiscalización, y que el
Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) debería estudiar de manera
independiente a cada alimento genéticamente modificado.
En este sentido, la dirigenta de la
organización ciudadana señaló que “cada alimento transgénico debería ser
estudiado y eso no se está haciendo, por lo tanto, dicen los alimentos
transgénicos no han hecho daño a la salud humana. Claro, si nadie lo ha
medido, nadie ha hecho un estudio de personas que no comen transgénicos
en comparación con gente que los come, porque no están etiquetados
tampoco, es decir, todo el mundo los está comiendo”.
Chile carece de una ley de etiquetado que
permita distinguir estos alimentos al comprarlos en los supermercados.
Lo anterior es relevante porque en septiembre de 2012, la Universidad de
Caen, de Francia, evidenció tumores cancerígenos desarrollados por
ratas alimentadas con una dieta del maíz transgénico de la empresa
Monsanto. Por esta razón, nueve países de la Unión Europea ya han
prohibido este maíz, que además actúa como insecticida, y estaría
causando muerte masiva de abejas.
La miel orgánica de los apicultores
chilenos, contaminada con transgénicos, está siendo devuelta desde la
Unión Europea, a causa de que Chile no etiqueta estos productos. Pero el
ministro de Agricultura, Luis Mayol, ha señalado que la producción
orgánica sería compatible con la producción de transgénicos, aun cuando
no hay experiencias internacionales que señalen que estos cultivos
puedan confinarse. Andrés Carrasco, realizador del documental “Trasngeniales”
que denuncia la nocividad de los productos transgénicos, cuestionó el
lenguaje supuestamente científico con el cual se busca ocultar el
“envenenamiento” que causan los alimentos genéticamente modificados.
Por eso, el documentalista tiene su
postura sobre la utilización de los términos con tinte científico: “Yo
creo que es una estrategia de comunicación el distanciar el tema de la
alimentación a través de los términos científicos y que la gente no
entienda mucho qué significa que nos estén envenenando. Hay mucha gente
que se está moviendo y está tomando conciencia y sumando a más jóvenes,
sobre todo”.
Venezuela, Ecuador y Perú prohibieron a
todo evento el cultivo de transgénicos en su territorio. Incluso Brasil,
que en los próximos años podría superar a Estados Unidos como el primer
productor mundial de transgénicos, es el único país de América Latina
que posee una ley de etiquetado de transgénicos, que garantiza el
derecho ciudadano a decidir de modo informado si se desea o no consumir
este tipo de alimentos genéticamente modificados.
Fuente:
http://radio.uchile.cl/noticias/212070/
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