En los últimos veinte años, han
aumentado en los Estados Unidos 22 enfermedades, incluyendo la
hipertensión, la diabetes, el alzhéimer y varios tipos de cáncer.
En esos veinte años, ha aumentado el uso del glifosato en los cultivos de soja y maíz transgénicos en el país. (El glifosato es el principal herbicida utilizado en el cultivo de los organismos genéticamente modificados). Este es el resultado del estudio de la Dra. Nancy Swanson, publicado en el Journal of Organic Systems 9 (2), 2014 (disponible en www.organic-systems.org). Aunque el estudio no diga en forma categórica que la causa directa de las enfermedades sea el glifosato, dice que la correlación de los dos fenómenos merece una mayor investigación.
Una publicación del Brazilian Journal of Microbiology es más categórica: existe una relación directa entre el uso del glifosato y la proliferación de una bacteria peligrosa llamada Pseudomonas aeruginosa.
Pero si las autoridades de Estados Unidos y otros países desarrollados han autorizado el glifosato y los OGM, ¿no es porque no apeligran la salud? Bueno, en la Unión Europea está muy restringido el uso de los OGM, y las autoridades de ciertos países desarrollados autorizaron muchas sustancias tóxicas por muchos años: el plomo en los combustibles; la dioxina en la agricultura; el amianto en la construcción; el PCP en las pinturas. En estos y otros casos, las empresas fabricantes sabían que eran tóxicas, las usaban para aumentar sus ganancias y ocultaban la información.
En algunos casos, pagaron indemnizaciones a las víctimas, pero muy por debajo del daño causado y de las ganancias percibidas mediante la ocultación.
Científicos y universidades se prestaron al juego, según el libro de Marie-Monique Robin, El veneno nuestro de cada día, puesto en video en internet.
Muchos productos nuevos se aprueban sin ningún control gubernamental. Los OGM se aprobaron en los Estados Unidos en forma general en 1992, con el argumento de que había una "afinidad sustancial" entre ellos y los productos orgánicos.
Esta fue la posición de la EPA, institución encargada de la salubridad de los alimentos y los remedios. Quien impulsó el caso fue Michael Taylor, un ejecutivo de Monsanto que pasó a la EPA, logró la aprobación de los OGM y volvió a Monsanto.
En marzo de 2013, el Gobierno norteamericano aprobó la llamada por sus críticos Ley Monsanto, que garantizó la impunidad a las empresas del ramo OGM por cualquier daño causado.
Aunque tuvo una vigencia de nueve meses, fue muy eficaz para proteger a esas firmas de enojosas demandas judiciales.
Podemos pensar que los principales argumentos no son de carácter científico, sino de carácter político.
De:
http://www.ultimahora.com/glifosato-y-salud-n861924.html
En esos veinte años, ha aumentado el uso del glifosato en los cultivos de soja y maíz transgénicos en el país. (El glifosato es el principal herbicida utilizado en el cultivo de los organismos genéticamente modificados). Este es el resultado del estudio de la Dra. Nancy Swanson, publicado en el Journal of Organic Systems 9 (2), 2014 (disponible en www.organic-systems.org). Aunque el estudio no diga en forma categórica que la causa directa de las enfermedades sea el glifosato, dice que la correlación de los dos fenómenos merece una mayor investigación.
Una publicación del Brazilian Journal of Microbiology es más categórica: existe una relación directa entre el uso del glifosato y la proliferación de una bacteria peligrosa llamada Pseudomonas aeruginosa.
Pero si las autoridades de Estados Unidos y otros países desarrollados han autorizado el glifosato y los OGM, ¿no es porque no apeligran la salud? Bueno, en la Unión Europea está muy restringido el uso de los OGM, y las autoridades de ciertos países desarrollados autorizaron muchas sustancias tóxicas por muchos años: el plomo en los combustibles; la dioxina en la agricultura; el amianto en la construcción; el PCP en las pinturas. En estos y otros casos, las empresas fabricantes sabían que eran tóxicas, las usaban para aumentar sus ganancias y ocultaban la información.
En algunos casos, pagaron indemnizaciones a las víctimas, pero muy por debajo del daño causado y de las ganancias percibidas mediante la ocultación.
Científicos y universidades se prestaron al juego, según el libro de Marie-Monique Robin, El veneno nuestro de cada día, puesto en video en internet.
Muchos productos nuevos se aprueban sin ningún control gubernamental. Los OGM se aprobaron en los Estados Unidos en forma general en 1992, con el argumento de que había una "afinidad sustancial" entre ellos y los productos orgánicos.
Esta fue la posición de la EPA, institución encargada de la salubridad de los alimentos y los remedios. Quien impulsó el caso fue Michael Taylor, un ejecutivo de Monsanto que pasó a la EPA, logró la aprobación de los OGM y volvió a Monsanto.
En marzo de 2013, el Gobierno norteamericano aprobó la llamada por sus críticos Ley Monsanto, que garantizó la impunidad a las empresas del ramo OGM por cualquier daño causado.
Aunque tuvo una vigencia de nueve meses, fue muy eficaz para proteger a esas firmas de enojosas demandas judiciales.
Podemos pensar que los principales argumentos no son de carácter científico, sino de carácter político.
De:
http://www.ultimahora.com/glifosato-y-salud-n861924.html
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