Para los ecólogos, esto constituye un problema alarmante provocado por este transgénico, debido al manejo del gen Bt con otros marcadores que causan resistencia a los antibióticos, como los betalactámicos. Están inquietos con las bacterias del tracto intestinal animal y humano que concentran directa o indirectamente la información genética de resistencia a los antibióticos, con el resultante de un riesgo sanitario.
Nuevas alergias y tóxicos son algunos de los conflictos que corremos al consumirlos, y una vez liberados al medioambiente los transgénicos no se pueden controlar. La contaminación genética pone en peligro variedades y especies cultivadas tradicionalmente, y es irreversible e impredecible, lo cual es definitivo.
El uso de productos químicos elimina la flora y la fauna. Con las plantas tolerantes a herbicidas, se debe usar más cantidad de agrotóxicos para acabar con las llamadas “malas hierbas”. Hay datos que demuestran que debido a esto, se utilizan más pesticidas en los cultivos transgénicos que en los convencionales.
Con la introducción de los OGM (Organismos Genéticamente Manejados) en la agricultura, llegó la promesa de erradicar el hambre en el mundo, basados en una cosecha de tipo industrial llamada “revolución verde”. Sin embargo, los resultados están a la vista. La revolución verde fue una campaña de gobiernos y empresas para convencer a los agricultores de países en desarrollo para que sustituyeran cultivos autóctonos con variedades de alto rendimiento, dependientes de productos químicos y fertilizantes.
Lejos de constituir un medio para luchar contra el hambre, el uso de los transgénicos ha aumentado los problemas alimentarios. Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible. En otros países, por ejemplo, con la entrada masiva de la soya transgénica se exacerbó la crisis de la agricultura con un alarmante incremento de la destrucción de sus bosques nativos, el desalojo de indígenas, campesinos y trabajadores rurales, un aumento del uso de herbicidas y una grave sustitución de la producción de alimentos para consumo local.
Por todo lo anteriormente escrito, pienso que debe controlarse seriamente por organizaciones éticas de salud, protección ambiental o las encargadas en estos asuntos, el uso de estos procedimientos y dejar de jugar con el ambiente como si fuéramos entes infalibles como dioses.
*Químico biólogo, microbiólogo, exdirector de la Escuela de Química Biológica de la Universidad de San Carlos, y exjefe de Laboratorios del IGSS.
De:
http://www.prensalibre.com/opinion/Organismos-mutantes_0_1285071781.html
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