Brecha Digital / Contaminación de maíces criollos por transgénesis en la Quebrada de los Cuervos
No es la primera vez que se detecta contaminación transgénica en maíces
criollos o convencionales. Tampoco es nuevo que el organismo encargado
de garantizar la "coexistencia regulada" de plantaciones transgénicas y
convencionales sea el Gabinete Nacional de Bioseguridad, integrado por
seis ministros. Pero el año pasado ese organismo echó por tierra la
disposición que exigía una distancia mínima de 250 metros entre
plantaciones de maíz, implementada justamente para evitar la
polinización cruzada. La reglamentación era considerada insuficiente (el
polen del maíz, según estudios nacionales e internacionales, puede
viajar a mayor distancia y polinizar al maíz vecino, o al no tan
vecino), pero al menos era algo.
En su momento, la coordinadora
de Evaluación del Riesgo en Bioseguridad, Alejandra Ferenczi, argumentó a
Brecha que "la extensión de maíz aumentó muchísimo y la posibilidad de
control se empezó a ir de las manos. Esa regulación, además, estaba
obligando a separar un cultivo transgénico de otro transgénico. Ahora se
controlan los casos en donde surge un conflicto. El productor
convencional, que debe seguir un protocolo para no mezclarse, se tiene
que comunicar con nosotros. Pero no hemos tenido ningún caso hasta el
momento". Ahora, la Red de Semillas Criollas denuncia que se volvió a
confirmar la presencia de transgénicos en plantaciones de maíz
convencional.1 El estudio fue realizado en el laboratorio de la Cátedra
de Bioquímica de la Universidad de la República, y mostró contaminación
en cuatro de las ocho muestras que fueron analizadas, las cuatro
provenientes de la zona de la Quebrada de los Cuervos, en Treinta y
Tres. Ante esos datos, la red elevó la semana pasada una carta al
gabinete con la firma de más de 50 productores que cultivan en diez
departamentos del país y que piden a las autoridades que eviten la
contaminación, "ya sea producto de la interpolinización o de mezclas en
la cadena de producción−comercialización". La denuncia fue difundida por
Redes−Amigos de la Tierra el miércoles 16, cuando se conmemoraba el Día
de la Soberanía Alimentaria. En el comunicado la organización "insta a
las autoridades competentes a que implementen las medidas necesarias", y
sostiene que "Uruguay es signatario de acuerdos internacionales por los
cuales debe proteger los recursos genéticos del país. El rescate,
revalorización y mantenimiento de nuestros recursos fitogenéticos y la
necesidad de contar con semillas criollas de calidad son la principal
motivación de la Red de Semillas". Por el momento, no han recibido
respuesta. Consultada sobre el tema, Ferenczi dijo a Brecha que aún no
conoce la denuncia, pero explicó que la Comisión para la Gestión del
Riesgo (cgr) definió que se actuará sólo en los casos en los que se
genere un conflicto comercial. Dicho de otra forma, que se procurará una
solución para los agricultores que comercialicen productos no
transgénicos, y no a los agricultores que intenten, sin fines de lucro,
conservar una variedad criolla o convencional. Aunque el espectro
definido por la cgr sea acotado, el caso actual estaría comprendido.
Pablo Galeano, bioquímico integrante de Redes−at, comentó a este
semanario que los productores de Treinta y Tres, entre otros, iban a
vender sus semillas a la cooperativa Graneco, que intenta producir
polenta no transgénica. La cooperativa "va a comprar a los que tengan
semillas no contaminadas, a los demás no".
1. Ya se había detectado contaminación en maíces criollos en 2009, antes de que la reglamentación dejara de tener efecto.
Fuente:
http://www.entornointeligente.com/articulo/1530645/Es-transgeacute;nico-18102013
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