Aquí la noticia aparecida en Elsevier en el que la revista FCT se retracta de la publicación del estudio de Séralini:
La investigación:
Séralini, G.E., Clair, E., Mesnage, R. Gress, S., Defarge, N. Malatesta, M. Hennequin, D. Spiroux de Vendômois, J. (2012) Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize. Food and Chem. Tox. 50:4221-4231
Nosotros, los autores del estudio publicado en FCT hace más de un año sobre los efectos de la ingestión de maíz transgénico tolerante a Roundup y del herbicida Roundup (Séralini et al., 2012), y después de haber respondido a las críticas en la misma revista (Séralini et al., 2013 ), no aceptamos como científicamente válido el debate sobre si en la investigación realizada se obtuvieron conclusiones no concluyentes, o sobre el número de ratas o la cepa de ratas empleados. Seguimos manteniendo nuestras conclusiones. Ya hemos publicado algunas respuestas a las críticas en su revista, críticas que no han sido respondidas (Séralini et al., 2013).
Sobre la cepa de ratas
La misma cepa de ratas es utilizada por el Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos para estudiar la carcinogenicidad y la toxicidad crónica de los productos químicos (King-Herbert et al., 2010). Las ratas Sprague-Dawley son utilizadas habitualmente en este tipo de estudios toxicológicos o que provocan tumores, incluidos los estudios de 90 días realizados por Monsanto como base para la aprobación del maíz transgénico NK603 y otros cultivos transgénicos (las ratas Sprague-Dawley no proceden de Harlan, sino que son proporcionadas por Charles-River) [Hammond et al, 2004;.. Hammond et al, 2006a;. Hammond et al, 2006b].
Si realizamos una breve búsqueda en la literatura publicada en revistas y revisada por pares, veremos que las ratas Sprague-Dawley han sido utilizadas en los estudios de 36 meses de duración por (Voss et al., 2005) o en los estudios de 24 meses por (Hack et al., 1995) , (Minardi et al., 2002), (Klimisch et al., 1997), (Gámez et al., 2007). Algunos de estos estudios han sido publicados en Food and Chemical Toxicollgy.
El número de ratas utilizado sigue las directrices de la OCDE
Las directrices de la OCDE ( 408 para un estudio a 90 días, 452 para estudios de toxicidad crónica y 453 para estudios combinados de carcinogenicidad y toxicidad crónica), indicándose siempre la cantidad de 20 animales por grupo (tanto las directrices de 1981 como las de 2009), aunque la medición de los parámetros bioquímicos se puede realizar en grupos de 10 ratas, como queda indicado. No se realizó un estudio de carcinogenicidad, para el cual el número habría sido incorrecto, sino un estudio de toxicidad crónica a largo plazo, siendo la cantidad de 10 ratas por grupo suficientes para medir los niveles bioquímicos de acuerdo con las normas, midiéndose tales parámetros. La alteración de las hormonas sexuales u otros parámetros, son suficientes para comprobar un efecto grave después de un año de observaciones y mediciones. El método estadístico OPLS-DA, el que utilizamos, es uno de los que mejor se adaptan al estudio. Para los daños producidos por tumores y los índices de mortalidad, la cronología y el número de tumores ha de tenerse en cuenta. Debe considerarse cualquier signo como importante para el estudio de los riesgos reales. La propia Monsanto utilizó sólo 10 ratas de la misma cepa en grupos de 20 para concluir que el maíz transgénico era seguro después de tres meses de alimentación (Hammond et al., 2004).
El análisis estadístico no debe hacerse con los primeros datos históricos, la comparación daría lugar a una falsa visión, y la utilización de 50 ratas por grupo sería algo inútil.
El uso de datos históricos falsifica las evaluaciones de riesgos para la salud, debido a que la dieta está contaminada por dibenzo-p-dioxinas y dibenzofuranos (Schecter et al., 1996), mercurio (Weiss et al., 2005), cadmio y cromo, entre otros metales pesados, en una dosis que alteró la expresión génica del hígado y el pulmón de los ratones y confunde los análisis genómicos (Kozul et al., 2008). También contenían pesticidas o plastificantes, liberados por las jaulas o los bebederos de agua (Howdeshell et al., 2003). Los datos históricos también provienen de ratas potencialmente alimentadas con transgénicos; algunos piensos comercializados parece indicar que es así. Estos son los niveles de contaminación que hemos detectado provocaron efectos en nuestras ratas, a pesar de los controles apropiados.
Los datos históricos de las tasas de fibroadenoma al cabo de dos años para una hembra de rata Sprague-Dawley de Charles River, indican unas tasas de entre el 13 y el 62% (Giknis, 2004). Obtuvimos unas tasas mucho menores en nuestros controles, con los que se realiza la comparación realmente, y más altas en las ratas tratadas. Esto hace que nuestros resultados sean significativos, así como la tasa de mortalidad.
Doble rasero
Un análisis comparativo de los ensayos de alimentación de ratas realizados por el equipo de Séralini y los de Monsanto, revela claramente que si se consideran la investigación de Séralini insuficiente para demostrar los daños, por lógica también debe tener la misma consideración las pruebas de seguridad de Monsanto. Básicamente, todos los estudios previos realizados que han encontrado efectos adversos de los cultivos transgénicos han sido considerados por las Agencias de Regulación y sometidos a una rigurosa evaluación de sus métodos experimentales y estadísticos, mientras que los que hablan de su seguridad se toman sin más consideraciones. Todos los estudios que no mostraron efectos adversos fueron aceptados como una prueba de su seguridad, independientemente de las deficiencias que se manifiestan (aunque sean irrelevantes) en sus métodos.
La revisión por parte de (Snell et al., 2012) ilustra bien esta cuestión. Resumiendo, los autores afirman: “ De 24 investigaciones que indican que no hay ningún peligro para la salud… se han considerado en su valor nominal. Sin embargo, los autores encuentran numerosas debilidades similares o incluso más graves que las planteadas al estudio de Séralini. Por ejemplo, Los estudios revisados tienen muy a menudo un inadecuado diseño experimental que tiene unos efectos adversos sobre el análisis estadístico… las insuficiencias más importantes no sólo incluyen la falta de líneas isogénicas, sino que también se subestima el poder estadístico y la ausencia de repeticiones…”.
FCT también debiera retractarse de la publicación del estudio Hammond et al., un documento sobre el maíz tolerante a Roundup, por estas razones, un estudio publicado para la autorización del maíz de Monsanto, o bien considerar que todos estos documentos forman parte del debate científico.
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2013/11/29/respuesta-del-profesor-seralini-a-la-revista-food-and-chemical-toxicology/
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