Abasolo,
Tamaulipas.- Por lo menos ocho variedades, es decir ocho clases de
sorgo genéticamente modificado que la paloma blanca es incapaz de comer,
estarían siendo empleadas por agricultores del norte, centro y sur del
estado. Al dejar sin alimento al ave migratoria a su paso por tierras
tamaulipecas, se pone en riesgo la sobrevivencia de la especie.
Hoy
en día, se acabaron los motivos que tenían los agricultores para cuidar
a la paloma de alas blancas, debido a que ya no tienen esperanzas de
que se abra la temporada de cacería y regresen los cazadores a derrochar
los dólares y traigan nuevas temporadas de bonanza.
Para
entender el alcance económico que llegó a representar en años anteriores
la paloma ala blanca, baste decir que de acuerdo con revelaciones de
Carlos Alejandro Garza Peña, vocal ejecutivo de la Comisión Estatal de
Vida Silvestre en Tamaulipas, en 2009, año en que se registró la más
elevada concurrencia de cazadores de paloma, tan sólo en las
instalaciones del rancho cinegético El Caracol se atendieron a mil 500
cazadores, a quienes se les cobró un promedio de 2 mil dólares durante
la temporada que permanecieron alojados en este lugar.
La
temporada representó en cifras gruesas la derrama de 3 millones de
dólares en uno solo de los 20 campos cinegéticos que existen en el
estado de Tamaulipas.
La manera en que la paloma ala blanca se
reproduce fuera de control, mantiene alarmados a los agricultores de
Abasolo y Soto la Marina porque, ubicados como se encuentran en áreas
contiguas al santuario de reproducción de esta especie, son los primeros
que resultan afectados por ese daño extraordinario y que en forma
curiosa, hasta ahora no se ha cuantificado, a pesar que corresponde a
una de las pérdidas económicas más grandes que reportan tanto el turismo
como la agricultura.
CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
La paloma que de día atormenta y por la noche roba el sueño a los agricultores del estado de Tamaulipas, tiene las alas blancas.
Aunque
vive en medio del sorgo, diera la impresión que las incontables
parvadas de la especie Zenaida, viven con los días contados.
La
desatada furia cae sobre el ave, con tanta saña que la idea perversa
sólo cabe en la mente de los mismos dioses que dieron a Tántalo el
castigo de morir suplicando un vaso de agua, a pesar de que tenía el
agua hasta el cuello.
Cruel ironía juegan los transgénicos a la
paloma de alas blancas que la condenan a padecer hambre no obstante que
vive enteramente los días en el centro de un abundante cultivo de
sorgo.
Si la miel no está hecha para el hocico del burro, merced
a la biotecnología que modifica la constitución genética de las
plantas, el sorgo va a dejar de ser el alimento predilecto de aves como
el tordito, urracas, huilotas, tortolitas y la paloma de alas blancas,
entre otras.
Desgracia a la que condenan los cultivos
transgénicos a la paloma que ahora no puede ni siquiera probar el grano,
a pesar de que pasa la vida en el centro de una cosecha de casi un
millón de toneladas de sorgo.
Nunca como hoy se abrieron las
interrogantes sobre el futuro inmediato de la paloma de alas blancas. La
era tecnológica de los cultivos genéticamente modificados tiene
colocada a la paloma en un punto en el cual está en riesgo la
sobrevivencia misma de la especie.
En esta región agrícola, se
cuentan por centenares los productores de sorgo que tomaron la opción de
las variedades transgénicas con características “antipájaro”, porque ya
estaban cansados de lidiar con la especie que se la pasa tragando todo
el santo día.
Mientras toma en sus manos un folleto que habla de
las bondades de las semillas que produce Monsanto, el propietario del
establecimiento comercial especializado en venta de insumos agrícolas,
en el municipio de Abasolo, asegura que “este sorgo no lo come la paloma
ni aunque se esté muriendo de hambre”.
En estos tiempos en que
los cazadores dieron tregua al ave, las parvadas llegan a ser tan
numerosas que al pasar en vuelo por encima de los cultivos, llegan a
provocar una sombra siniestra, que al quedar cobijada por ella, a los
agricultores nomás se les enchina el cuero.
Millares de palomas
se paran sobre la panoja y de manera sorprendente levantan de nueva
cuenta el vuelo, sin haber probado bocado.
Los agricultores
entienden que el grano cuando se encuentra en estado “lechoso” es
amargo y de sabor francamente desagradable para el ave, de tal manera
que no resulta apetecible para la paloma.
Los agricultores
consideran que la paloma se para en el centro del sorgal y no come ni un
grano porque éste se encuentra cubierto por una especie de “ganchito”
que se le puede introducir peligrosamente en las fosas nasales que se
aprecian en el pico. Cierta o falsa la teoría, las variedades
transgénicas parecen llamadas a borrar el sorgo del menú de la paloma de
alas blancas.
Pero, ¿cuánto grano pierden los agricultores debido al ataque de los pájaros?
Oscar
Saldaña Cruz, el famoso “Matón” de Abasolo, no se anda por las ramas:
“Mira manito…. con ésta méndiga paloma salimos ganando si en la cosecha
quedamos por mitad”.
Es verdad que la paloma no trae tráiler pa’llevarse la cosecha, pero aaahhhh condenadas. Nomás hay qué verlas como tragan.
No
obstante la diferencia abisal que existe entre lo que no y otro poseen,
el “palomero”, como así se conoce al auxiliar del cazador especializado
en recoger las presas, Mundo Ramírez, presume ante sus cuates de ser
amigo personal del dueño de esa fábrica de sueños llamada Televisa,
Emilio Azcárraga Jean.
“Somos cuates, y por si no lo sabes, es un buen tipo, pa’ qué se le quita, es buen pela’o”, asegura.
Mundo,
como así lo conocen en la Hacienda de San Juan, es un joven ejidatario
radicado en un el vecino ejido de La Peñita, que se llenaba la cartera
con dólares cuando se abría la temporada de cacería.
Su trabajo consistía en traer las palomas que caían luego del escopetazo.
El
trabajo del palomero es un tanto indescriptible por cuanto que niños y
jóvenes se disputan el derecho de ganarse 20 dólares a cambio de ir por
las piezas, indistintamente de donde caigan.
Los cazadores
experimentados tienen marcada preferencia por contratar niños para que
recojan las palomas. Y es que tienen por cierto que un “palomero” adulto
regularmente asume prácticas deshonestas, es decir que con mucha
frecuencia incluye en su reporte no haber encontrado las palomas, aunque
lo que en realidad ocurre es que entierra las palomas que ve más
grandes, y lo hace en un sitio en el cual pone una marca que un
“cómplice” suyo ya conoce. Al final el palomero y su compinche, hacen un
recuento de las palomas que lograron sustraerle a su eventual patrón y
se reparten el botín.
La ocasión en que Mundo conoció a Emilio
Azcárraga Jean, ocurrió un fin de semana que el propietario de Televisa
estuvo de cacería en la Hacienda de San Juan, donde se encuentra ubicado
uno de los cotos de caza más importantes de Tamaulipas.
Al
principio, todos se disputaban el privilegio de ir a recogerle las
palomas al dueño de la fábrica de sueños, así que el primer día salió
con el palomero más experimentado que al término de la jornada renunció y
dijo que ya no quería saber nada. Un segundo palomero se “caló un
ratito” y renunció. Igual lo hizo el tercero y al final ya nadie quería
ser el palomero de Emilio Azcárraga, debido a una razón muy simple: el
empresario de la televisión tiene por costumbre no dar propina al
palomero.
Cuando el grupo de cazadores chilangos se retiró, los
cazadores corrieron a reunirse con “El Primo”, como así le llamaban al
capataz de la Hacienda de San Juan, y ante él se dolieron amargamente de
no haber sacado ni quinto de propina, y para lograr que la empresa les
diera lo que los de Televisa no les dieron, presentaron un alegato que
aunque mordaz, parecía contundente: los de Televisa resultaron bien
“fundillos”.
Eso sí, salieron buenos para mandar:
“Ándale -pedían-, éntrale al arroyo, que al fin y al cabo, el agua no está helada”.
Cuando
la presa no caía al suelo decían; “súbete al árbol y baja la paloma pa’
que no se la coma el tejón. Tú estás livianito y la rama aunque está
seca, te va a aguantar bien”.
Hubo quien propuso: “acércate y
recoge la paloma, que al fin y al cabo la víbora no es grande, mira
tiene el cascabel chiquito, ni modos que digas que le tienes miedo”.
Desde
entonces quedó acuñado en San Juan, el dicho con el cual los rancheros
definen a la familia artística del emporio televisivo: “las viejas están
bien buenas, pero los pelaos son bien culos”.
TERMINÓ LA ORGIA DE PLUMAS, ALCOHOL Y SEXO
Campos
cinegéticos como “Ala Blanca” El Caracol y otros, lucen hoy en día
desiertos. Ya no habrá jornadas de cacería ni cocteles de alcohol y sexo
que conviertan a las noches del turismo cinegético en aquelarres de
miedo.
La aventura tiene que esperar.
Monsanto y otras
compañías especializadas en manipular los genes de las plantas de sorgo,
tienen un catálogo de opciones francamente irresistibles para el
agricultor que está cansado de pagar “pajareros” que resultan altamente
costosos y que tampoco quiere pagar insumos adicionales como cohetes, ni
está dispuesto a instalar espantapájaros que de nada sirven.
Las variedades de sorgo “antipájaro” no conocen límite en la oferta.
Una
buena planta de sorgo transgénico garantiza sanidad foliar en grados de
excelencia y puede crecer y desarrollarse lo mismo en condiciones de
riego que en buen temporal, incluso, los agricultores tienen al alcance
de su mano algunas variedades de ciclo vegetativo corto como NK180, que
resultan la mejor opción para regiones de extrema sequía como Villas de
Casas, que en años anteriores dejaron de sembrar porque lo único que
alcanzaban a cosechar eran fracasos.
Las variedades “antipájaro”
que se usan en el estado de Tamaulipas, son la denominada NK8830 que
crece bajo condiciones de riego y temporal, presenta un tipo de panoja
semiabierta, con una planta que tiene una altura que va de mediana a
alta y el grano es rojo, mientras que la tolerancia al acame alcanza
calificación de excelente. Para cosechar el grano deberán transcurrir de
135 a 138 días.
Qué más puede pedir un agricultor.
La
variedad KS989, es una variedad “antipájaro” de ciclo intermedio,
excelente para sembrarse en áreas de riego. La panoja es semi compacta y
el color del grano es café, pero los agricultores están contentos con
esta variedad porque sólo requiere de 127 a 130 días para producir.
La
preferida en áreas de temporal como Villa de Casas, es la variedad 180,
porque además de ofrecer las ventajas como un grano color bronceado en
una panoja semi compacta, y una altura media y baja de las plantas, que
las hace altamente resistentes al impacto de vientos huracanados, se
requiere de solo 105 días para cosechar.
Entre el catálogo de
variedades que los transgénicos cuentan para dar “guerra” a la paloma de
alas blancas, se incluyen la NK 7829, la SP7868; SP6929; K73-J6 y NK
266.
http://www.gaceta.mx/noticia.aspx?idnota=61722
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