War on Want, 23 de octubre de 2014
La semana pasada, cientos de personas, productores de
alimentos, activistas en favor de la justicia alimentaria, artistas e
investigadores se reunieron para participar en diversas actividades
celebradas por todo el Reino Unido como parte del mes de la Soberanía
Alimentaria. El tema de este año estaba dirigido a la fuente de nuestra
alimentación: las semillas.
La semilla es la vida. Casi todos los alimentos que
comemos empiezan por la semilla. Controlar las semillas supone controlar
el primer eslabón de la cadena alimentaria, pero también afecta a todo
el sistema alimentario, a la biodiversidad, y por tanto, a la vida
misma.
Durante siglos, los agricultores han seleccionado
aquellas plantas que consideraban mejores y guardaban sus semillas. Esas
semillas luego eran plantadas año tras año, adaptándose a las
condiciones climáticas y al suelo del lugar, dando lugar a una amplia
diversidad en nuestro planeta, hasta que…
Las Grandes Corporaciones han entendido perfectamente
que la semilla es la vida, y han emprendido una labor de combinación de
varias semillas obtenidas artificialmente para producir unas semillas
estandarizadas supuestamente mejoradas para su comercialización, así
como la compra de otras compañías de semillas que antes fueron
independientes, obteniendo enormes ganancias en detrimento de la
agricultura familiar.
Estas semillas patentadas por las Corporaciones
requieren de altos niveles de productos químicos (fertilizantes,
pesticidas y herbicidas) y abundante agua para germinar y madurar. Deben
adquirirse año tras año, con mayores costes cada vez, con los
agricultores en manos de estas empresas, llevándoles a una espiral de
pobreza y desesperación. Los resultados son tremendos: más de la mitad
del mercado mundial de semillas está controlado por tres grandes empresas Agroquímicas: Monsanto, Dupont y Syngenta; y el 75% de nuestra biodiversidad ya ha sido destruida por los monocultivos industriales de acuerdo con la ONU y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Las nuevas legislaciones de todo el mundo amenazan
con criminalizar la capacidad de los agricultores para preservar
libremente sus propias semillas año tras año, intercambiando semillas
entre ellos, la posibilidad de plantar diferentes variedades y mitigar
los posibles riesgos, así como la introducción de semillas modificadas
genéticamente. Pero se está construyendo en todo el mundo un fuerte foco
de resistencia, con algunos éxitos.
En Colombia, a raíz de las grandes protestas
públicas y la movilización campesina de 2013, el Gobierno colombiano se
vio obligado a suspender la aprobación de la Ley de Semillas, conocida como Ley 9.70,
que habría firmado en secreto en 2010 como parte del acuerdo comercial
con Estados Unidos. La pretensión de considerar ilegal que los
agricultores colombianos guardasen sus semillas, obligándoles a comprar
semillas comerciales de las empresas privadas y de las empresas
transnacionales, significaba un aumento considerable de los costes y les
impedía hacer uso de las suyas propias. Esta suspensión de la Ley se ha
hecho efectiva por dos años y se aplicará a los cultivos producidos en
el país (no a los de importación).
En Sri Lanka, la organización MONLAR (Movimiento Nacional por la Tierra y la Reforma Agraria)
se unió a miles de agricultores, organizaciones agrícolas de base,
científicos y activistas para obligar al Gobierno a cancelar la
aprobación de la nueva Ley de Semillas, al menos hasta las
próximas elecciones. El nuevo proyecto de ley pretende, entre otras
cosas, que exista un registro obligatorio de los agricultores y la
certificación de todo el material de siembra por un servicio de
certificación de semillas dirigido por el Departamento de Agricultura.
Las nuevas disposiciones criminalizan cualquier intercambio de semillas
u otro material de siembra, da poder a los funcionarios para destruir
las instalaciones agrícolas para hacer cumplir esas disposiciones, a lo
que se añaden elevadas multas y penas de prisión. Estas medidas
draconianas sólo tienen un objetivo: controlar de un modo estricto las
semillas para forzar a los agricultores a comprar las semillas
patentadas por las Grandes Empresas y abrir el mercado de los
transgénicos en el país.
En Kenia, los agricultores de Ngoma
adquirieron semillas comerciales para el cultivo del maíz, que
supuestamente aumentaban los rendimientos, pero han vuelto a plantar las
semillas tradicionales. Las diferencias entres ambos tipos de semillas
son sorprendentes: no sólo las variedades nativas permiten dos cosechas
al año, sino que también son más resistentes a las plagas y
enfermedades, requieren menos agua y son significativamente más
nutritivas y sabrosas. El agricultor ya no tiene que pensar tanto en la
cantidad como en la calidad, ya que estas plantas poseen propiedades
nutritivas más elevadas que sus equivalentes comerciales, y por lo tanto
se necesita menos para alimentar a las familias.
[En México, las organizaciones de pequeños
agricultores de México lograron una victoria frente a las corporaciones
multinacionales que persiguen monopolizar las patentes de semillas y
alimentos. Cuando las empresas iniciaron el proyecto de modificación de
la Ley Federal de Variedades Vegetales a través de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados de México
el 14 de marzo de 2012, las organizaciones de agricultores de todo el
país levantaron la voz de alarma. Se organizaron de forma rápida,
presionaron a los legisladores y lograron un acuerdo con la Comisión
Legislativa para eliminar el proyecto de ley del suelo]
[En la India, bajo la presión de la Oficina
del Primer Ministro, varios gobiernos estatales están firmando
protocolos y acuerdos internacionales con las corporaciones de semillas
para la privatización de nuestra herencia genética rica y diversa. Por
ejemplo, el gobierno de Rajasthan ha firmado siete protocolos con Monsanto, Advanta, DCM Shriram, Kanchan Jyoti Industrias Agro, PHI Semillas SA. Ltd, Semillas Krishidhan y Genética JK Agri.
Los protocolos y acuerdos del gobierno de Rajasthan
con Monsanto, por ejemplo, se centran en el maíz, el algodón y las
hortalizas (ají, tomate, col, pepino, coliflor y sandía). Monsanto
controla el mercado de semillas de algodón en la India y en el mundo.
Monsanto también controla el 97 por ciento del mercado del maíz en todo
el mundo y 63,5 por ciento del mercado del algodón genéticamente
modificado (OGM). DuPont, de hecho, tuvo que iniciar
una investigación antimonopolio en los EE.UU. debido a que el monopolio
de Monsanto seguía crciendo. Sesenta empresas de semillas de la India
han firmado acuerdos de licencia con Monsanto, que tiene la propiedad
intelectual del algodón Bt.
Además, Monsanto tiene acuerdos de licencia cruzada con BASF, Bayer, DuPont, Syngenta y Dow
para compartir las patentes y las características de las semillas
transgénicas. El gigante de las corporaciones de semillas no compiten
entre sí. Están compitiendo con los campesinos y los agricultores en el
control del suministro de semillas. Y, en efecto, los monopolios sobre
las semillas se están estableciendo a través de fusiones y acuerdos de
licencias cruzadas.
Monsanto, que controla el 95 por ciento del mercado
de semilla de algodón, ha elevado el precio de las semillas de 7 por kg a
3600 por kg, siendo la mitad de los pagos en derechos. Se perciben 1000
millones de rupias al año como derechos de los agricultores indios
antes de que Andhra Pradesh les demandase ante la Comisión de Prácticas Comerciales Restrictivas por la imposición de monopolios].
[En El Salvador: el Gobierno de Estados
Unidos, una puerta giratoria para las Grandes Empresas Agrícolas, está
presionando a El Salvador para que adquiera semillas transgénicas, como
se sugiere en este artículo:
“Me gustaría decirle al embajador estadounidense
que deje de presionar al Gobierno (de El Salvador) para que adquiera
semillas mejoradas genéticamente, dijo el Presidente del Centro El
Salvadoreño de Tecnologías Apropiadas (CESTA), Navarro, que sólo
beneficia a las multinacionales estadounidenses y va en detrimento de la
producción local de semillas”, informó Sustainable Pulse.
A través de la Millennium Challenge Corporation, un “organismo independiente de Estados Unidos de ayuda al desarrollo que está ayudando en la lucha contra la pobreza”, como se describe a sí mismo, fundado en 2004, aportando la cantidad de 277 millones de dólares, pero como dice World War 4 Report , “El
Ministerio de Agricultura de El Salvador debe continuar con su práctica
actual de comprar semillas a los pequeños productores salvadoreños,
siguiendo con su Plan de Agricultura Familiar”.
La amenaza al parecer se hizo “con la clara intención de promover los intereses de las grandes empresas agrícolas multinacionales”.
La distribución de paquetes de semillas en el marco
del programa dirigido a los pequeños productores salvadoreños ( en lugar
de las corporaciones multinacionales como Monsanto) ha impulsado
el crecimiento de cultivos para la producción de alimentos básicos y
logrando el cultivo de más de 200 mil hectáreas, alcanzando así los
objetivos de la Millennium Challenge Corporation (MCC), pero los
casi 300 millones de dólares en ayuda podrían ser cancelados debido a
que no se están utilizando semillas transgénicas de Monsanto].
[En Argentina: Desde el año 2012 el Ministerio de
Agricultura de la Nación (MINAGRI) viene anunciando una inminente
modificación de la Ley de Semillas argentina. En los últimos meses,
funcionarios de esta cartera junto a sectores del agronegocio
transnacional avanzaron sobre un borrador –no público- del proyecto de
Ley que enviarán al Congreso Nacional.La modificación de la actual legislación equivale a avanzar aún más en la privatización de las semillas, prohibiendo la reutilización que los productores hacen de aquellas que obtienen en sus propias cosechas. De este modo se viola el derecho fundamental de los agricultores a seleccionar, mejorar e intercambiar las semillas libremente. Y si las transnacionales avanzan sobre el control de las semillas, también lo harán en la monopolización del mercado y el control corporativo de los alimentos de todo el pueblo argentino.
Sabemos que el anteproyecto de Ley:
1- Avanza sobre el denominado “uso propio” de las semillas, al limitar la posibilidad de “guardar semilla” para la siguiente cosecha, derecho básico de los agricultores que es el fundamento de toda agricultura. Asimismo, ilegaliza o restringe gravemente prácticas que han estado en vigencia desde los inicios de la agricultura, como es el seleccionar, mejorar, obtener, guardar, multiplicar e intercambiar semillas libremente a partir de la cosecha anterior. Según el anteproyecto de ley, solamente podrán intercambiar semillas quienes estén inscriptos en el “Registro Nacional de Usuarios de Semillas”.
2- Abre las puertas para que se profundice la expropiación y privatización de la biodiversidad agrícola y silvestre de Argentina. El anteproyecto de ley hace posible una mayor privatización de los recursos genéticos y de la biodiversidad nativa de Argentina al expandir sobre todas las especies vegetales los llamados derechos de obtentor es decir, cierta forma de propiedad intelectual sobre las semillas que permite a quién “desarrolla” una nueva variedad de semilla tener el control sobre la misma durante una cantidad de años.
El Proyecto fortalece aún más la posibilidad de apropiación al extender por veinte (20) años el derecho de obtentor; y, en particular, para el caso de vides, árboles forestales, árboles frutales y árboles ornamentales, la duración de la protección es de veinticinco (25) años.
3- Fortalece un sistema policial para asegurar que las disposiciones de la Ley se observen adecuadamente y permite el decomiso y embargo de los cultivos y cosechas de quienes sean acusados de no cumplir con la Ley considerándolos, además, delitos penales.
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Campanas_y_Acciones/Campana_NO_a_la_nueva_Ley_Monsanto_de_Semillas_en_Argentina]
[En la Unión Europea: La nueva Ley de semillas disminuye el acceso a semillas para su uso en el hogar y restringe los cultivos de los agricultores.
El lunes 6 de mayo de 2013 se presentó una nueva ley
ante la Comisión Europea, por la cual se establecen nuevos poderes para
regular el cultivo de plantas en toda Europa. La “Ley de Material
Reproductivo de las plantas” regula todas las plantas. Contiene
restricciones en cultivo de verduras y plantación de árboles, mientras
que se crean nuevos poderes para restringir el resto de plantas de
cualquier otra especie en una fecha posterior.
Bajo la nueva ley, será ilegal cultivar, reproducir o
comercializar cualquier semilla vegetal o árbol que no haya sido
probado y aprobado por una nueva “Agencia de Variedades Vegetales de la
UE”, que va a elaborar una lista con las plantas autorizadas. Por otra
parte, se debe pagar una tarifa anual a la Agencia para mantener esas
semillas en la lista, y si no se paga no se pueden cultivar.
Después de muchas protestas e intensas presiones por
parte de grupos de consumidores, pequeños agricultores, bancos de genes,
e incluso algunos Gobiernos de los Estados miembros, se han hecho
algunas modificaciones de última hora, que aunque no resulta en una ley
perfecta, se ha reducido mucho el impacto].
En la UE, el TTIP, Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones,
que se negocia en secreto entre la UE y Estados Unidos, amenaza con
permitir la entrada de los alimentos transgénicos dentro de nuestro
sistema alimentario. Hasta el momento, la UE ha resistido con éxito,
manteniéndose el etiquetado y realizando una trazabilidad estricta para
informas a los consumidores y darles la oportunidad de elegir. Sin
embargo, los alimentos transgénicos ya están apareciendo en la UE, en
particular en la soja, que se da a los animales, cuya carne se vendo
luego en los supermercados sin etiqueta que informe que se ha alimentado
con transgénicos. Algunos cultivos transgénicos están permitidos en
algunos países europeos: España, Portugal, República Checa, Rumanía y Eslovaquia).
Los grupos de presión de las Grandes Corporaciones
estadounidenses son muy intensas y están intentando desbaratar las
restricciones europeas a las importaciones de alimentos transgénicos,
eliminando su etiquetado y la trazabilidad. Como resultado de todo esto,
miles de ciudadanos europeos se están movilizando para detener estas negociaciones y que se consulte a los ciudadanos sobre sus deseos.
War on Want, en colaboración con los
movimientos de agricultores de todo el mundo, hace un llamamiento para
que el sistema alimentario esté basado en métodos agrícolas sostenibles y
asequibles, y cese el control Corporativo.
Es hora de mantener nuestra soberanía sobre las semillas. Únase a la revolución por una Soberanía alimentaria
——————
(Nota: las partes entre corchetes han sido introducidas por el traductor del artículo)
——————Procedencia del artículo:
http://www.waronwant.org/news/latest-news/18235-life-or-death-over-seeds-a-worldwide-seed-war-is-now-ragging-
De:
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2014/11/16/la-guerra-de-las-semillas/
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