El departamento de Agricultura de Estados Unidos ha dado luz verde al cultivo de la patata Innate, una variedad producida por ingeniería genética
que incorpora genes de otras variedades de patatas silvestres y de
cultivo con el objetivo de mejorar las cualidades alimentarias,
productividad, aspecto y conservación.
La empresa responsable del desarrollo de esta nueva patata modificada geneticamente, J.R.Simplot Company -uno de los principales suministradores de patatas de la cadena McDonalds en Estados Unidos-, destaca que la principal característica de Innate es que reduce el riesgo de formación de acrilamida, un compuesto clasificado como probable cancerígeno para los humanos que se puede formar en las patatas y otros alimentos ricos en almidón bajo ciertas condiciones de cocción (por ejemplo, la fritura).
Después de un largo proceso legal, el departamento de Agricultura ha publicado este lunes 10 de noviembre una resolución adoptada el pasado viernes por la que se indica que la patata Innate, "no debe ser considerada como un producto regulado" por la normativa que afecta a los organismos modificados geneticamente que potencialmente pueden provocar problemas ambientales o de salud humana. En consecuencia, la nueva variedad pasa ahora a estar considerada como una patata cultivable -y comercializable para el consumo humano- sin ningún otro tipo de regulación especial.
Única patata modificada en el Estados Unidos
Innate ha superado por otra parte, la práctica totalidad de trámites legales ante otros organismos con competencias en agricultura, alimentación y comercio interior en Estados Unidos, entre los que destaca la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Administración de Alimentos y Drogas (FDA).
La comunicación publicada este lunes por el departamento de Agricultura destaca que entre 2009 y 2011 se llevaron a cabo ensayos de campo con la nueva variedad de patata en campos controlados en Florida, Indiana, Idaho, Michigan, Nebraska, Dakota del Norte, Washington y Wisconsin, sin que en ningún caso se observaran indicios de riesgos para el medio ambiente o la salud humana.
Si la empresa promotora sigue adelante con sus planes, Innate podría convertirse en breve en la única patata transgénica en el mercado de Estados Unidos. En 2001 la empresa Monsanto decidió retirar del mercado la variedad modificada genéticamente denominada NewLeaf, para la que había conseguido autorización en 1994. La retirada de la patata NewLeaf estuvo motivada por la reducida aceptación entre los agricultores y el boicot promovido por diversas organizaciones ecologistas y de consumidores.
Protesta de entidades ecologistas y de consumidores
El pasado viernes día 7, pocas horas después de que se conociera la resolución del departamento de Agricultura, la organización no gobernamental Centro por la Seguridad Alimentaria (Center for Food Safety, CFS), emitió un comunicado se "advierte a los consumidores de que una nueva patata producida por ingeniería genética puede entrar pronto entrar en el suministro de alimentos". CFS destaca que de acuerdo con la normativa de Estados Unidos la nueva variedad de patata se venderá sin necesidad de informar de su origen a los conumidores (en EE.UU. no existe ninguna obligación de indicar la presencia de transgénicos en las etiquetas de los productos).
Esta organización de caracter ecologista destaca que la nueva variedad de patata y un nuevo tipo de alfalfa son los dos primeros vegetales autorizados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en los que se ha utilizado una nueva forma de ingeniería genética llamada interferencia de ARN (RNAi).
"A pesar de la naturaleza sin precedentes de estas aprobaciones, inexplicablemente, el departamento de Agricultura ha renunciado a llevar a cabo un análisis riguroso y global como el que se exige legalmente a otros productos transgénicos", destaca la nota publicada por el CFS.
"Simplemente no sabemos lo suficiente acerca de la tecnología de ARN de interferencia para determinar si los cultivos transgénicos desarrollados con él son seguros para las personas y el medio ambiente. Si esto es un intento de dar a la biotecnología de cultivos una cara más benigna, todo lo que ha hecho realmente es exponer las deficiencias de la regulación estadounidense de los cultivos transgénicos. Estas aprobaciones están plagadas de agujeros y son extremadamente preocupantes", ha afirmado Doug Gurian-Sherman, director del agricultura sostenible del CFS.
La queja expresada por el CFS es un ejemplo de las diversas acciones de protestas de grupos ecologistas y de consumidores de Estados Unidos en contra de la producción de alimentos transgénicos.
La existencia de grupos críticos no impide que la producción de vegetales modificados genéticamente esté muy extendida en los campos de cultivo de Estados Unidos. Más del 90 por ciento de la soja producida en este país y alrededor del 89 por ciento de maíz corresponden a variedades modificadas genéticamente.
La empresa responsable del desarrollo de esta nueva patata modificada geneticamente, J.R.Simplot Company -uno de los principales suministradores de patatas de la cadena McDonalds en Estados Unidos-, destaca que la principal característica de Innate es que reduce el riesgo de formación de acrilamida, un compuesto clasificado como probable cancerígeno para los humanos que se puede formar en las patatas y otros alimentos ricos en almidón bajo ciertas condiciones de cocción (por ejemplo, la fritura).
Después de un largo proceso legal, el departamento de Agricultura ha publicado este lunes 10 de noviembre una resolución adoptada el pasado viernes por la que se indica que la patata Innate, "no debe ser considerada como un producto regulado" por la normativa que afecta a los organismos modificados geneticamente que potencialmente pueden provocar problemas ambientales o de salud humana. En consecuencia, la nueva variedad pasa ahora a estar considerada como una patata cultivable -y comercializable para el consumo humano- sin ningún otro tipo de regulación especial.
Única patata modificada en el Estados Unidos
Innate ha superado por otra parte, la práctica totalidad de trámites legales ante otros organismos con competencias en agricultura, alimentación y comercio interior en Estados Unidos, entre los que destaca la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Administración de Alimentos y Drogas (FDA).
La comunicación publicada este lunes por el departamento de Agricultura destaca que entre 2009 y 2011 se llevaron a cabo ensayos de campo con la nueva variedad de patata en campos controlados en Florida, Indiana, Idaho, Michigan, Nebraska, Dakota del Norte, Washington y Wisconsin, sin que en ningún caso se observaran indicios de riesgos para el medio ambiente o la salud humana.
Si la empresa promotora sigue adelante con sus planes, Innate podría convertirse en breve en la única patata transgénica en el mercado de Estados Unidos. En 2001 la empresa Monsanto decidió retirar del mercado la variedad modificada genéticamente denominada NewLeaf, para la que había conseguido autorización en 1994. La retirada de la patata NewLeaf estuvo motivada por la reducida aceptación entre los agricultores y el boicot promovido por diversas organizaciones ecologistas y de consumidores.
Protesta de entidades ecologistas y de consumidores
El pasado viernes día 7, pocas horas después de que se conociera la resolución del departamento de Agricultura, la organización no gobernamental Centro por la Seguridad Alimentaria (Center for Food Safety, CFS), emitió un comunicado se "advierte a los consumidores de que una nueva patata producida por ingeniería genética puede entrar pronto entrar en el suministro de alimentos". CFS destaca que de acuerdo con la normativa de Estados Unidos la nueva variedad de patata se venderá sin necesidad de informar de su origen a los conumidores (en EE.UU. no existe ninguna obligación de indicar la presencia de transgénicos en las etiquetas de los productos).
Esta organización de caracter ecologista destaca que la nueva variedad de patata y un nuevo tipo de alfalfa son los dos primeros vegetales autorizados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en los que se ha utilizado una nueva forma de ingeniería genética llamada interferencia de ARN (RNAi).
"A pesar de la naturaleza sin precedentes de estas aprobaciones, inexplicablemente, el departamento de Agricultura ha renunciado a llevar a cabo un análisis riguroso y global como el que se exige legalmente a otros productos transgénicos", destaca la nota publicada por el CFS.
"Simplemente no sabemos lo suficiente acerca de la tecnología de ARN de interferencia para determinar si los cultivos transgénicos desarrollados con él son seguros para las personas y el medio ambiente. Si esto es un intento de dar a la biotecnología de cultivos una cara más benigna, todo lo que ha hecho realmente es exponer las deficiencias de la regulación estadounidense de los cultivos transgénicos. Estas aprobaciones están plagadas de agujeros y son extremadamente preocupantes", ha afirmado Doug Gurian-Sherman, director del agricultura sostenible del CFS.
La queja expresada por el CFS es un ejemplo de las diversas acciones de protestas de grupos ecologistas y de consumidores de Estados Unidos en contra de la producción de alimentos transgénicos.
La existencia de grupos críticos no impide que la producción de vegetales modificados genéticamente esté muy extendida en los campos de cultivo de Estados Unidos. Más del 90 por ciento de la soja producida en este país y alrededor del 89 por ciento de maíz corresponden a variedades modificadas genéticamente.
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