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http://www.radiomundoreal.fm/7976-centro-de-biodiversidad-bajo
Los monocultivos en territorio mexicano
son varios, entre ellos la caña de azúcar y la palma de aceite son
algunos de los que están generando más impactos a nivel socioambiental.
Sin embargo, una de las mayores amenazas que pende sobre la población
mexicana es la de maíz transgénico, denuncia Evangelina Robles del
Colectivo por la Autonomía y la Red en Defensa del Maíz, en entrevista
realizada durante el "Encuentro latinoamericano sobre Monocultivos en
gran escala en América Latina: acaparamiento de tierras y amenazas a la
biodiversidad y soberanía alimentaria".
En este encuentro realizado en la localidad de
La Ceiba, Honduras, Evangelina contó que la Red lleva ya 14 años de
trabajo sobre la temática, siguiendo las políticas del Estado mexicano
en materia agrícola y constatando cómo han estado vulnerando la
soberanía alimentaria del país: “todos los programas y políticas que se
aplican son para favorecer a las empresas semilleras. Hay programas que
te dan dinero para sembrar maíz o frijol como el PROMAF [Programa de
Apoyo para Maíz y Frijol], pero que les exige entregar factura de todos
los insumos que compran. Esto quiere decir que ya no pueden sembrar
semillas nativas. Entonces en algunos lugares se han perdido semillas
[autóctonas]”.
Además, Monsanto y Syngenta han solicitado licencia para cultivar más de 4 millones de hectáreas de sus variedades de maíz transgénico, principalmente en el norte del país. Los permisos para cultivar estas variedades transgénicas, vienen siendo negados gracias a medidas precautorias dictaminadas por la justicia en función de medidas interpuestas por organizaciones sociales.
Según informa La Jornada, hasta el momento las transnacionales Monsanto, Syngenta, Dow, Pionner-Dupont y también la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), han cursado 83 solicitudes de permisos para cultivo comercial, experimental y piloto de variedades de maíz transgénico. El alerta en México con respecto al avance de este tipo de cultivos es muy grande, debido a que el país es centro de origen del maíz, contando además con una gran diversidad de razas (más de 60), en su mayoría autóctonas. La importancia de estos cultivos para garantizar la Soberanía Alimentaria mexicana es crucial, dado el arraigo cultural que tiene el maíz en la alimentación y producción cotidiana.
Ante esta realidad, La Red en Defensa del Maíz, compuesta por unas 1 300 organizaciones campesinas, indígenas y sociales de todo el país, ha definido como una de sus principales estrategias la de “defender el maíz sembrándolo”, según expresa Evangelina.
Resistencia en distintos frentes
Consultada sobre las formas de resistencia que se llevan a cabo desde los movimientos populares mexicanos, Evangelina señaló la existencia de tres tipos de estrategias, organizativas, jurídicas y políticas: “En México más de la mitad del territorio es de propiedad social y está en control de las comunidades indígenas y campesinas, y ellos han ido acordando en sus estatutos comunitarios prohibir la siembra de maíz transgénico en sus tierras. Esto en las comunidades que aún tienen control de sus territorios.”
Se han iniciado acciones por la vía legal, en zonas donde la propiedad de la tierra es privada, “como en el caso de Campeche, el de la palma africana en Chiapas, y en el de los transgénicos. Se han hecho acciones legales para suspender las siembras y en la mayoría de los casos se ha ganado. Pero en alguno de ellos, a pesar de haber ganado, no se están respetando las sentencias”.
Las respuestas en estos casos, según la militante mexicana vuelve a ser a través de la organización política, existen campañas a nivel nacional tanto de resistencia contra los transgénicos, como de los monocultivos en general: “los pueblos se organizan en asambleas; está la Red Nacional en Defensa del Maíz, pero también está la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, y están otras redes en contra de la minería, de las represas; que al final de cuenta todas hablamos de la defensa del territorio”.
Escuche la entrevista completa con Evangelina Robles en el archivo adjunto
Además, Monsanto y Syngenta han solicitado licencia para cultivar más de 4 millones de hectáreas de sus variedades de maíz transgénico, principalmente en el norte del país. Los permisos para cultivar estas variedades transgénicas, vienen siendo negados gracias a medidas precautorias dictaminadas por la justicia en función de medidas interpuestas por organizaciones sociales.
Según informa La Jornada, hasta el momento las transnacionales Monsanto, Syngenta, Dow, Pionner-Dupont y también la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), han cursado 83 solicitudes de permisos para cultivo comercial, experimental y piloto de variedades de maíz transgénico. El alerta en México con respecto al avance de este tipo de cultivos es muy grande, debido a que el país es centro de origen del maíz, contando además con una gran diversidad de razas (más de 60), en su mayoría autóctonas. La importancia de estos cultivos para garantizar la Soberanía Alimentaria mexicana es crucial, dado el arraigo cultural que tiene el maíz en la alimentación y producción cotidiana.
Ante esta realidad, La Red en Defensa del Maíz, compuesta por unas 1 300 organizaciones campesinas, indígenas y sociales de todo el país, ha definido como una de sus principales estrategias la de “defender el maíz sembrándolo”, según expresa Evangelina.
Resistencia en distintos frentes
Consultada sobre las formas de resistencia que se llevan a cabo desde los movimientos populares mexicanos, Evangelina señaló la existencia de tres tipos de estrategias, organizativas, jurídicas y políticas: “En México más de la mitad del territorio es de propiedad social y está en control de las comunidades indígenas y campesinas, y ellos han ido acordando en sus estatutos comunitarios prohibir la siembra de maíz transgénico en sus tierras. Esto en las comunidades que aún tienen control de sus territorios.”
Se han iniciado acciones por la vía legal, en zonas donde la propiedad de la tierra es privada, “como en el caso de Campeche, el de la palma africana en Chiapas, y en el de los transgénicos. Se han hecho acciones legales para suspender las siembras y en la mayoría de los casos se ha ganado. Pero en alguno de ellos, a pesar de haber ganado, no se están respetando las sentencias”.
Las respuestas en estos casos, según la militante mexicana vuelve a ser a través de la organización política, existen campañas a nivel nacional tanto de resistencia contra los transgénicos, como de los monocultivos en general: “los pueblos se organizan en asambleas; está la Red Nacional en Defensa del Maíz, pero también está la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, y están otras redes en contra de la minería, de las represas; que al final de cuenta todas hablamos de la defensa del territorio”.
Escuche la entrevista completa con Evangelina Robles en el archivo adjunto
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