Pero ojo: la nueva etiqueta seguirá muda acerca de si ese alimento
es o no transgénico. El semáforo no dirá nada al respecto.
Pronto se conocerá el reglamento de la llamada “Ley Superocho” (Ley
20.606 de Rotulado y Publicidad de Alimentos), al haber concluido la
fase de participación ciudadana convocada por el ministerio de salud. Si
esta vez el lobby de la industria alimentaria fracasa en sus intentos,
si la ministra Helia Molina realmente quiere prevenir la obesidad, los
padres y madres tendrán derecho a saber cuánta azúcar y sal contienen
los alimentos que compran para sus niños. Se habrá avanzado algunos
pasos en la dirección correcta. Pero ojo: la nueva etiqueta seguirá muda
acerca de si ese alimento es o no transgénico. El semáforo no dirá nada
al respecto.
Por ello, la ministra secretaria de gobierno Ximena Rincón, que en 2012
presentó en el Senado un proyecto de ley de Moratoria y Etiquetado de
Transgénicos, recibió un ejemplar de la primera versión en español
de “Transgénicos: Mitos y Verdades”, de Antoniou, Fagan y Robinson
(RAP-Chile, Quimantú, 2014). La obra fundamenta con base científica las
razones por las cuales los alimentos elaborados con ingredientes
transgénicos presentan riesgos para la población. La campaña Yo No
Quiero Transgénicos en Chile le hizo llegar el libro presentado
recientemente como preludio de la exigencia de que esta ley de moratoria
y etiquetado, que duerme en el senado, se ponga en discusión con
urgencia. En su rol actual, Ximena Rincón deberá decidir si responde a
la demanda ciudadana integrando ese proyecto a la agenda legislativa
definida por el comité de ministros, o se sitúa del lado de Monsanto,
Pioneer/Dupont y sus pares.
La ley Super Ocho ignoró absolutamente el tema de los transgénicos.
Muchos ciudadanos y ciudadanas, entre ellos Rodrigo Lampasona, de la
iniciativa “Elige Vivir Sano” nacida al calor de la campaña Yo No Quiero
Transgénicos en Chile, hicieron presente a través de observaciones al
reglamento, su molestia porque el etiquetado no abarque los alimentos
hechos con ingredientes transgénicos como la soya y el maíz transgénicos
presentes entre muchos otras en las marcas Kellogg, Ades, Kraft.
Bachelet bloqueó el etiquetado
Pero estas observaciones tienen escasas posibilidades de ser recogidas
por el ministerio de salud, que hasta ahora rechaza toda posibilidad de
etiquetar estos alimentos que presentan serios riesgos para la salud de
las personas. SERNAC remite toda consulta al respecto, al ministerio de
salud. La ley que da origen al reglamento nada dice sobre el tema,
probablemente porque el Reglamento Sanitario que rige los alimentos en
Chile, fue modificado para eliminar la obligación de rotularlos el año
2003, siendo ministra de salud la actual presidenta de la república,
Michelle Bachelet. El decreto respectivo estuvo listo desde el año 2001,
pero jamás se promulgó. En cambio, el ministerio de salud elaboró el
decreto 115, publicado en el diario oficial el 25 de noviembre de
2003. Ese decreto introdujoen el artículo 107, letra n, del Reglamento
Sanitario de Alimentos un texto que indica que el rotulado de alimentos
transgénicos sólo procederá si estos “presentan características
nutricionales distintas al alimento y/o materia prima convencional”.
Ese es el argumento de Monsanto y los productores de transgénicos,
llamado el principio de “equivalencia sustancial”, el cual no tiene base
científica alguna. Ha sido usado en Estados Unidos para impedir el
análisis toxicológico de este tipo de alimentos y permitir su pronta
autorización. Y ya se cae a pedazos precisamente en la tierra madre de
los transgénicos, Estados Unidos.
Etiquetado en Estados Unidos
Desde el año pasado un poderoso movimiento ciudadano está exigiendo a
nivel de algunos estados federales de Estados Unidos, el derecho a saber
qué están comiendo. Vermont aprobó el etiquetado este año, California
casi lo logró el año pasado, y ahora lo intentan Oregon y Colorado.
Para entender el poder de ese lobby y lo que ocurrió en Chile cuando se
intenta etiquetar, es necesario conocer cómo operan las transnacionales
de la agrobiotecnología en Estados Unidos, donde las leyes no contemplan
“aportes reservados” y obligan a transparentar las donaciones de las
empresas.
El 4 de noviembre próximo, el estado de Oregon vota una propuesta de
etiquetado de alimentos transgénicos. En la campaña el gasto en avisaje
televisivo ha sido enorme: es el 5º mayor gasto en avisaje que se ha
hecho en todo Estados Unidos en el último tiempo, según el Center for
Public Integrity, una organización sin fines de lucro con sede en
Washington. En Oregon, la comuna de Jackson aprobó meses atrás la
prohibición del cultivo de transgénicos en su territorio. El estado de
Vermont, que aprobó el etiquetado, lo hará entrar en vigor en Julio de
2016, y el fiscal general del estado está defendiendo la medida de una
demanda planteada por representantes de la industria alimentaria.
Pioneer dobló a Monsanto
La transnacional Dupont/Pioneer que está presente en Chile produciendo
transgénicos y plaguicidas, aportó esta semana $4.6 millones de dólares
para la campaña contra el etiquetado de transgénicos, doblando la cifra
de Monsanto, que puso 2.9 millones de dólares. Los partidarios del
etiquetado han logrado reunir US$6.6 milones de dólares ... contra 16.3
millones que las empresas productoras de transgénicos han inyectado para
impedir que la gente sepa lo que come.
Monsanto, Dupont/Pioneer, Dow y Bayer le dan ese derecho a los
europeos, ya que están obligados a ello por la legislación de la Unión
Europea, que a su vez es producto de la exigencia de los consumidores.
En Perú, que tiene ley de etiquetado desde hace algunos años, han
logrado detener hasta ahora la elaboración del reglamento de esa ley.
Brasil sin embargo sí cuenta con etiquetado. Se lo niegan a Argentina y
Chile donde ejercen su poderoso lobby.
Declaración de Osorno
En la lucha por el etiquetado, los y las consumidores chilenos se están
haciendo cada vez más presentes. El tema de la alimentación sana
–abordado en una exposición sobre soberanía alimentaria realizada por
Lucía Sepúlveda - fue definido como uno de los ejes de trabajo en el
reciente congreso nacional de asociaciones de consumidores realizado en
Osorno. Veinte asociaciones que representan a consumidores de
territorios que van desde la Región de Tarapacá a la Región de los
Lagos, reconocieron n como derechos fundamentales para la persona humana
“un aire libre de contaminación, la disponibilidad de las aguas para
el consumo humano, la alimentación saludable, la generación y consumo
responsable y sustentable de la energía, y el reconocimiento de
sistemas de movilidad limpia y de transporte público justo y de
calidad.”.
En el congreso se constituyó una Coordinadora Nacional de los
Consumidores que buscará articularse con otros actores organizados de la
sociedad para informar, educar y proteger los derechos de los
consumidores en sus diferentes ámbitos.
*La periodista es vocera (RM) Campaña Yo No Quiero Transgénicos en
Chile.
De:
http://www.kaosenlared.net/index.php?option=com_k2&view=item&id=100759:chile-la-ley-superocho-ley-20-606-de-rotulado-y-publicidad-de-alimentos
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