sábado, 8 de marzo de 2014

Los mayas de Hopelchén


Nosotros ni siquiera sabíamos que aquí en nuestras tierras se estaba sembrando transgénicos, porque nunca el gobierno nos consulta, ni nos avisa o nos pregunta si estamos de acuerdo. Cuando supimos y oímos lo de los transgénicos, que tampoco sabíamos qué cosa eran, ya los teníamos aquí. Luego, a través de nuestra organización, fuimos sabiendo qué cosa es transgénico, qué daño hace y quién lo trae. Entonces nos pusimos alerta y vimos también de los efectos que estaba haciendo en la apicultura”, dice, enfático, José Luis Gutiérrez Fuentes, campesino maya, activista del colectivo Ka kuxtal much meyaj (“Renacer de la organización”).

Y es que a Hopelchén, al oriente de Campeche, llegaron el sorgo y la soya transgénica de la mano del  empresario Jacobo Shakur, quien distribuye la semilla de la trasnacional Monsanto. “Tiene aproximadamente ocho años que nosotros descubrimos que había, de mucho antes no lo puedo decir porque sabíamos que sembraban soya ahí, pero no que era transgénica. Cuando ya empezó la investigación y se regó la noticia de que había transgénicos y qué daños nos hacían, fue que lo vimos. Nuestras abejas y nuestros cultivos están pegadas al terreno de Jacobo Shakur, propietario del Rancho Zenit, y nos empezamos a dar cuenta que el maíz cambió mucho, se ponen las hojas amarillas, la mazorca ya no crece. Antes de que esto sucediera en el municipio, nosotros sembrábamos nuestro propio maíz criollo con el que hemos estado acostumbrados desde que tenemos uso y razón, desde niños. Levantamos muy buenas cosechas y ahora ya no, estamos viendo que es una grave afectación”, explica don José Luis, hombre mayor y curtido en las luchas de estas tierras de la península de Yucatán.


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