jueves, 13 de marzo de 2014

Campesinos: hablan de Jacobo Xacur

“Nosotros ni siquiera sabíamos que aquí en nuestras tierras se estaba sembrando transgénicos, porque nunca el gobierno nos consulta, ni nos avisa o nos pregunta si estamos de acuerdo. Cuando supimos y oímos lo de los transgénicos, que tampoco sabíamos qué cosa eran, ya los teníamos aquí. Luego, a través de nuestra organización, fuimos sabiendo qué cosa es transgénico, qué daño hace y quién lo trae. Entonces nos pusimos alerta y vimos también de los efectos que estaba haciendo en la apicultura”, dice, enfático, José Luis Gutiérrez Fuentes, campesino maya, activista del colectivo Ka kuxtal much meyaj (“Renacer de la organización”).

Y es que a Hopelchén, al oriente de Campeche, llegaron el sorgo y la soya transgénica de la mano del  empresario Jacobo Xacur, quien distribuye la semilla de la trasnacional Monsanto. “Tiene aproximadamente ocho años que nosotros descubrimos que había, de mucho antes no lo puedo decir porque sabíamos que sembraban soya ahí, pero no que era transgénica. Cuando ya empezó la investigación y se regó la noticia de que había transgénicos y qué daños nos hacían, fue que lo vimos.

Nuestras abejas y nuestros cultivos están pegadas al terreno de Jacobo Shakur (sic), propietario del Rancho Zenit, y nos empezamos a dar cuenta que el maíz cambió mucho, se ponen las hojas amarillas, la mazorca ya no crece. Antes de que esto sucediera en el municipio, nosotros sembrábamos nuestro propio maíz criollo con el que hemos estado acostumbrados desde que tenemos uso y razón, desde niños. Levantamos muy buenas cosechas y ahora ya no, estamos viendo que es una grave afectación”, explica don José Luis, hombre mayor y curtido en las luchas de estas tierras de la península de Yucatán.
El transgénico, añade, “se sembraba mucho por el norte del país y  pasó lo que va a pasar aquí con nosotros si no nos ponemos alertas y las autoridades no nos ponen atención y no le paran a esta deforestación. En el norte estuvieron estos menonitas. Somos humanos y los queremos como hermanos pero su forma de trabajar es con la que no estamos de acuerdo, porque es una deforestación indiscriminada. ¿Por qué los echaron para acá? Porque en el norte ya dejaron desiertas las tierras, porque hicieron tantas perforaciones. Ahora allá ya no tienen tierra, no tienen trabajo y nos los echan aquí a Campeche. Cuando empezaron a venir se les dio un área donde ellos pudieron llegar y hacer su pueblo y trabajar. Y ahora resulta que ya no sólo están ahí”.

Hopelchén es un municipio con 30 mil habitantes distribuidos en 36 comunidades. Como la mayor parte de los pueblos mayas, aquí se vive del maíz y, además, de la apicultura. Dos actividades que están siendo atacadas por los empresarios de la región, y por los grupos de menonitas que, insiste don José Luis, “ya se regaron por todo el municipio de Hopelchén y el problema es de que ellos no miden la deforestación, tumban con consentimiento de la Sagarpa y de todas esas dependencias que supuestamente están para cuidar el medio ambiente. Ahora, cuando nos toca a nosotros como campesinos, como indígenas de acá del pueblo, entonces sí nos meten a la cárcel, sí se nos sanciona y no se nos autorizan permisos. Ése es nuestro problema, nuestro coraje, porque nosotros cuidamos estas tierras desde que tenemos uso y razón y desde que yo llegué a este lugar que se fundó hace 55 años”.

La deforestación en la región, explica el representante del colectivo Ka kuxtal much meyaj, provoca una contaminación indiscriminada. En lo que eran Las Sábanas “nosotros nunca fuimos a tocar esas tierras porque había mucha fauna silvestre, había venados, armadillos, puerco de monte, jabalí, tejones, había hasta monos. Hicieron la deforestación de cientos de miles de hectáreas. Esas tierras eran nacionales y una parte se las compraron al ejido Pich; otra parte que les compraron a unos pequeños propietarios y a otros se los invadieron y no les pagaron nada”.

De:
http://www.laverdadyucatan.com/campesinos-hablan-sobre-el-sorgo-y-la-soya-transgenica/281458/

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